La Constitución.La esperanza
viernes, julio 28, 2006
Wenley Palacios

     García, estudiante, comunista, hacía la mili en la Academia de Infantería, cuando para el próximo domingo se anunció en Zaragoza un gran mitin comunista. Se suprimió el paseo a los soldados, García tenía plan y no le sentó bien. El Director, Manuel Gutiérrez Mellado, le propuso: manuel gutierrez mellado.jpg“Si me das tu palabra de no ir al mitin, puedes salir el domingo”. Salió y cumplió su palabra. A principios de la Guerra Civil, García encontró en un checa a Gutiérrez Mellado. “¿Qué hace aquí?”. “Me han detenido”. Con el típico “de éste respondo yo”, se lo llevó. Hizo unas gestiones y le aseguró: “durante 24 horas nadie le detendrá, luego no puedo responder”. Después de la guerra, en el frente de la Ciudad Universitaria de Madrid había carteles indicando: aquí estábamos nosotros, aquí ellos. Los pisos que ocupaba cada bando en cada edificio y las trincheras estaban salteados. Pasarse era fácil, si se disponía de algún contacto. Gutiérrez Mellado se pasó. Cuando el Gobierno abandonó el país, García permaneció en el Grupo que dirigía la defensa en Madrid desde los bajos del Ministerio de Hacienda. En el último momento, marchó a Francia. Internado en un campo de concentración, el ser ingeniero le valió conseguir trabajo en una fábrica. La hija del dueño y García se enamoraron, se casaron y tuvieron dos hijas. Vivían en la zona libre, no ocupada por los nazis, pero cuando Alemania lo consideró oportuno, empujaron a los refugiados hacía los Pirineos. García con su mujer y sus hijas llegó a Jaca, llamó a su hermana Petra, quien, tras la ocupación de Castellón por las tropas del General Aranda, estuvo viviendo aquí mucho tiempo con su madre y entabló buenas amistades, que siempre la tuvieron ligada a Castellón. “Hazte cargo de mi mujer y mis dos hijas, voy a entregarme a la Guardia Civil”. Juzgado como destacado miembro del Partido Comunista y defensor de Madrid, Manuel Gutiérrez Mellado testificó a su favor. No tenía delitos de sangre, sus dos penas de muerte fueron indultadas y quedó en libertad.

     Durante la Guerra y el Régimen siguiente, hombres con honor, por tener ideas distintas, no podían convivir en España con libertad. Acabamos de conmemorar los 25 años de nuestra Constitución, esperanza de los españoles durante los anteriores 40 años y para el futuro. Garantiza la convivencia, con respeto y sin traumas, aunque se tengan ideas diversas. Es demasiado importante para perderla. La inmensa mayoría de los españoles no consentirán que les arrebaten la Constitución.

     Hay dos grupos minoritarios que no están conformes con nada, quieren la República, son marxistas y su único fin es destrozar España. Para lograrlo, necesitan, primero, romper la Constitución. ETA lo hace con pistolas y explosivos, de lo que los ibarrechos se aprovechan. Carod-Rovira con sus quinientos mil votos, convertido en ansiada doncella, vende su virginidad a cambio de que los catalanes rompan España. Esta semana se ha oído mucho su reto, exigiendo a sus pretendientes un referéndum ilegal en Cataluña. Es el gran desafío de estos dos grupos, no porque se sientan muy vascos o muy catalanes, son muy extremistas y su propósito es destruir la Constitución.

     Desde 1.700 con la Guerra de Sucesión y la instauración de los Borbones, a Felipe V, su hijo Luis I reinó solo unos meses, le han sucedido otros siete reinados borbones y Amadeo I que duró dos años, hasta la República de 1.931, más los once meses de la Primera. No cuento a José Napoleón. También tuvimos dos dictaduras de 1.923 a 1.931 y desde 1.936 un régimen autocrático. Todo ese tiempo ha estado ensangrentado por las Guerras Carlistas, las de la pérdida del Imperio, la de Africa, la Guerra Civil de 1.936 a 1.939, muy sangrienta por ambas partes.

el general prim.jpg     Las asonadas de los militares han sido constantes, Prim, Pavía, ... El Barón de Benicasim, castellonense socarrón y de alegre vida, siendo Jefe de la Guardia de Palacio, comía en la mesa real, cuando otros comensales se burlaron de su bocamanga: “tiene pocas estrellas”. El Barón, mediolevantándose de la mesa, se inclinó y se excusó: “Majestad es que nunca me he sublevado”. Los sublevados eran ajusticiados, marchaban al destierro o eran ascendidos, según.

     Por supuesto la Constitución prevé modificaciones, algunas legítimas, cambios en el ignacio de loyola.jpgSenado, eliminar los restos de la  Ley Sálica que impone a los varones sobre las mujeres en la sucesión al Trono, pero hemos vivido con este Senado mucho tiempo y el heredero de la Corona no tiene hijos y no sabemos si el primero será varón. No es el momento de cambiar nada. Ignacio de Loyola dice: “en tiempos de turbanza no hacer mudanza”. Ya habrá tiempo para modificaciones.

     Es la hora en que los partidos nacionales y los nacionalistas moderados deben plantar cara a los extremistas. Hace falta seriedad y mandarlos donde deben estar. Si no, tendrá que ser el conjunto de toda España quien los mande adonde fue María Sarmiento.

7 de diciembre de 2.003 , Diario "El Mediterraneo".

Article originally appeared on Wenley Palacios - Libertad día a día (http://wenley.squarespace.com/).
See website for complete article licensing information.