El lunes Roberto fue puntual al café de las 11’30. Quería presumir de triunfo electoral como "sociata", pero estuvo solo. El martes y el miércoles también. Los demás aparecieron la Víspera de San José. Roberto reclamaba la enhorabuena. Abelardo: “no estoy para enhorabuenas, he tenido una subida de tensión, mi hijo de 37 años no duerme por las noches y ha perdido el apetito y mi hijo mayor no habla, solo pregunta: ¿y ahora éstos que harán?”. Juan terció: “harán lo que quieran, si pueden, cuando les dejen. La política es así”. Roberto insistió: “hay que celebrar el triunfo de Zapatero”. Juan apostilló: “los godos elegían entre los generales al nuevo Rey y era elevado sobre su escudo, como en los cuentos de Obélix, pero a Zapatero lo ha elevado Bin Laden sobre 200 féretros, con muerto dentro”.

     Intervino Bernardino: “las trampas políticas, ya fueron explicadas por Maquiavelo. Los fines justifican los medios. No es muy elegante cuando Pavón tira al suelo al delantero que se le escapa, falta y tarjeta, pero es una jugada tan decisiva, como las paradas de Iker o los goles de Ronaldo. Todo es juego y contribuye a lo único importante, los balones que entran en la red y suben al marcador”. Siguió: “Rajoy ha perdido, porque al producirse la matanza no había explicado la guerra. El islamismo integrista hace su guerra de la única manera posible, con grandes atentados para doblar a los Gobiernos infieles (cristianos). Calcularon bien la matanza de Madrid, si el nuevo Gobierno retira las tropas de Iraq, mostrará debilidad y dará el triunfo a Alqaeda. Luego, puede ocurrir como en Palestina, donde las matanzas se producen con frecuencia”.

     De pequeño vi nuestra Guerra Civil y siempre he pensado que sería difícil que mis hijos no vieran otra. No nos invadirá Francia, ni Portugal, ni tan siquiera Marruecos, Estados Unidos se lo impediría. La nueva guerra son los atentados masivos y la única forma de luchar es acabar con los terroristas allí, donde se entrenan, tienen los depósitos y sus guaridas. Por eso, la guerra en Afganistán fue un éxito y la de Iraq lo está siendo. Los medios informativos de Polanco, el que de verdad ha ganado las elecciones, solo hablan del caos y de los soldados americanos muertos, pero gracias a esa guerra, Corea del Norte ha cedido, Líbano y Sudán también y el mundo está más unido contra los terroristas, que, cada vez, tienen menos lugares donde entrenar y guarecerse. Esa es la importancia de la guerra y seguimos así u Occidente será una inmensa Palestina. Los del PP se han arrugado ante la pegatina de “No a la Guerra”, porque nadie quiere la guerra, como nadie quiere operarse, pero a veces es la única manera de conservar la vida, aún a riesgo de perderla. Rajoy es sin duda, un magnífico político, pero en esta campaña ha sido un candidato flojo. Cuando se está en la lucha por la Presidencia del Gobierno, como en todo, hay que poner los cataplines y no dar pasos atrás. Los hombres deben mantener el tipo y cuando nos quieran pegar, aguantar y contraatacar. Recuerdo al Rey cuando le tiraban tomates en Galicia, los guardaespaldas le cubrieron con paraguas para protegerlo, él los apartó. Quien sabe ejercer su oficio, sabe los riesgos que corre y los afronta, para eso le pagan. Podemos perecer en la lucha, pero nunca perder la dignidad.

     En 1.945 hubo elecciones en Inglaterra, tras la victoria sobre los alemanes, que tan trabajosamente había luchado, “sangre, sudor y lagrimas” Winston Churchill, su Primer Ministro. Las perdió, ganaron los laboristas. Dice en sus Memorias, que estaba tan ocupado con la victoria y la administración de la misma, preparando la Conferencia de Postdam con Stalin y Roosevelt, que había perdido el tono de la calle. En 1.951 volvió a ganar.

     En junio hay elecciones al Parlamento Europeo. El PP no debe mirar atrás, sino trabajar para ganarlas. Así es la raza de los buenos políticos.

21 de marzo de 2.004, Diario "El Mediterraneo".