“Algunos cineastas han acudido a ciertas arcas autonómicas para producir películas que no interesan a nadie. He visto dos rollos monumentales sobre el supuesto romanticismo de los maquis”. “Su jefe y del PCE, Jesús Monzón, abogado navarro, fue Gobernador Civil de Castellón, durante la guerra. El desastre de los 3.000 hombres que entraron en el Valle de Arán, otoño 1944, expulsados antes de un mes por los batallones de montaña y la Guardia Civil, dejando 129 muertos y 241 prisioneros, significó su muerte política y el encumbramiento de Carrillo en el Partido Comunista. Monzón se escondió en Barcelona, donde detenido, condenado a muerte e indultado a 30 años, cumplió 10 y se exiló a México. Su principal colaborador, Trilla, también se negó a ir a Francia y Carrillo envió un comando para que lo matara. “Quien se enfrenta al partido, residiendo en España, es tratado como un peligro”.

     Juan interrumpió a Bernardino, siempre tan documentado, y recordó historias que oía a sus padres. “Una familia veraneaba en El Maestrazgo y el abuelo falleció. Trasladar un cadáver requería papeleo en todos los pueblos que atravesaba, la solución era meterlo en un coche y bajarlo a Castellón. Fueron sorprendidos por los maquis, pero al comprobar que llevaban un cadáver, les dio mal fario y los dejaron pasar. Vivían del pillaje en las masías, a veces conseguían una escopeta. También mataron a algún guardia civil, a quien quitaban el armamento; poco más tenían, salvo restos de armas de la guerra. En Castellón fue secuestrada una preciosa jovencita, hija de un industrial, el cual se aprestó a pagar el rescate. Le contaba a su amigo Don Pedro, que fue a pagar con dos coches. Los automóviles eran anteriores a 1.936, reconstruidos a piezas, pero caros, al alcance de muy pocos bolsillos. El industrial fue a pagar el rescate con su coche y con otro de un amigo, por miedo a que uno de los dos se averiara en el camino, lo cual era frecuente. En 1.946 desaparecieron los maquis. Al último que detuvieron, conocido como La Pastora, al parecer hermafrodita, le encontraron en el bolsillo dos entradas del Cine Saboya del domingo anterior”.

     Lola, la mujer de Juan, conocía otra historia: “Un autobús fue parado por los maquis y el guardia civil de servicio se aprestó a la defensa. La gente le imploró no disparara, para evitar víctimas civiles. Desarmado por los maquis, que desvalijaron a los viajeros, en el próximo pueblo bajó y se presentó en el puesto de mando. Fue conducido al calabozo, pues dejarse arrebatar el arma era una falta grave. Por la noche, los maquis escalaron el balcón, despertaron al comandante, hicieron que se pusiese el uniforme y el correaje y le desarmaron. Luego, bajaron al calabozo, al guardia detenido le abrieron la puerta, invitándole a marchar con ellos. Él se quedó esperando a sus superiores”.

     “Las historias románticas o terribles eran interminables. Aseguraban que las montañas del interior de Castellón son como un queso, entrando por ciertas cuevas se sale más allá de los montes de Teruel”, continuó Bernardino. “Maquis se llama al bosque mediterráneo de la costa francesa, donde se escondía la resistencia a los ocupantes alemanes. De allí viene el nombre. Ya existían antes de 1.936, eran revolucionarios anarquistas, a los que se unieron ex combatientes que no quisieron volver a sus pueblos luego de la guerra, por miedo a la prisión o por evadidos de éstas. Gente que, por vocación o por necesidad, se tiraba al monte. El PCE los formó y los envolvió en un halo romántico. Anarquistas y comunistas, no eran gente que luchara por la democracia y por la libertad de los españoles, sino por su particular revolución, para que fuéramos un satélite de la URSS y convertirnos en otra Rumania u otra Bulgaria, países que tanto han padecido y tan atrasados están aún. El romanticismo de que se ha rodeado al maquis, es pura invención del Partido Comunista, que, como siempre, cuando habla, engaña.

23 de mayo de 2.004, Diario "El Mediterraneo".