Ripo. La divina proporción
sábado, julio 29, 2006
Wenley Palacios

     Cuando un segmento se descompone en dos, si la proporción entre ambos es igual que la del más grande de ellos con el todo, Euclides la definió como relación áurea. Según Platón vitruvio.jpges imposible combinar bien dos cosas, sin una tercera. Marcus Vitruvius Pollio, Siglo I a.c., arquitecto romano, cuantificó la fórmula, siendo la razón matemática 1’618. Leonardo Da Vinci dibujó el conocidísimo Hombre de Vitruvio, melenudo, con las piernas abiertas y los brazos extendidos, en aspa, dentro de un círculo y de un cuadrado. El ombligo es el centro de la circunferencia y las distancias hasta la cabeza y hasta los pies, son los dos segmentos áureos de la altura del hombre. El monje boloñés Luca Paccioli, llamó a la razón áurea “la divina proporción”, tal vez porque el segmento y sus dos partes, son tres, que son dos, que son uno, recordando el misterio de la Santísima Trinidad. Las grandes obras arquitectónicas y escultóricas, siempre han guardado este canon. Etruria, la primera escultura de Ripo, a cuya inauguración asistí en Viveros Molina, cumple los cánones clásicos y en su realización bifronte, tiene las dos caras mitológicas de Jano.

     Juan García Ripollés es un regalo del cielo, el origen de su vida parece mítico, como un pasaje de la Biblia o una historia de Macondo. Pero es real. Su padre lo llevaba en un carro desde un pueblo cercano a Valencia sin encontrar quien pudiera alimentarle. Al paso por Castellón, vio cerca de la carretera, hoy Ronda Magdalena, a una sencilla mujer que había perdido a su bebe y, a la puerta de casa, se quitaba la leche de los pechos. “Mi hijo no ha comido todavía y nació ayer, por qué no le da lo que a usted le sobra”. Hubo un poco de resistencia, porque la muerte de su hijo le había dejado los pechos llenos pero el alma seca.ripolles.jpg Hablando la convenció y dió de mamar a Juan. Lo demás es fácil de imaginar, ella y su marido acogieron a Ripo y se convirtieron en sus padres, lo criaron. Familia de labradores humildes, vivió pobre, sin apenas estudios, pero le gustaba mucho dibujar y pintar. Había vuelto de París, triunfando en la Galería Drouand David, 1.957, cuando aún escribía de oído, sin conocer ninguna técnica, apenas las letras. Sus escritos eran más bellos por el conjunto de los rasgos, que por lo que apenas se podía leer. En Ripo anidan de manera intuitiva esas normas clásicas, que le hacen un ser extraordinario. Es más que un hombre, porque nos pone en contacto con la creación, con ese fondo donde se forjan las fuerzas fecundas, de donde surge siempre como una fresca fuente. Unas veces parece un niño y otras un anciano, tal vez, por eso sus esculturas siempre tienen dos caras. Lo que sabe, no lo sabe por estudio o experiencia, sino por una originalidad de raíz. Es una “criatura de la creación, inmersa en la creación, encrucijada de la creación y partícipe de las profundas corrientes creadoras”, como Vicente Aleixandre escribió de Federico García Lorca. Éste nos dió la clave de lo que es la garra, eso que sale de las tripas, lo que otros llaman fuerza y él llamó duende. Cuenta cómo Manuel Torres, gran artista del pueblo andaluz, dijo a un cantaor, “tú tienes voz, tú sabes los estilos, pero no triunfarás nunca porque tú no tienes duende” ... “Ángel y musa vienen de fuera, el ángel da luces y la musa da forma. En cambio, al duende hay que despertarlo en las últimas habitaciones de la sangre”. Esa regla que ya conocía Euclides, a la que Vitruvio dio expresión matemática y Leonardo Da Vinci plasmó en su famoso dibujo, no es bastante si cuando trabaja el artista carece de duende, de fuerza, de garra, de esa baba que sale de entre las tripas y se expresa arrolladoramente.

     Son maravillosas las esculturas que conocemos de Ripo, muchas están cerca de nosotros, a la entrada del Puerto, en Huerto Sogueros, en el Planetario, en Vilafamés. Ahora, por unos días, hay doce de ellas por las plazas de Castellón, decorando nuestra ciudad, siempre querida y cada vez más hermosa. Aún sin inaugurar ha plantado, como un árbol de colores, una bellísima escultura en los jardines del Hospital Provincial. Dos niños grandes juegan con un perro y un gato, en el centro hay un inmenso árbol/payaso de colores, con sus ramas/bufanda al viento. Se puede mirar desde cualquier ángulo, porque en todos tiene cara, para alegría de los que la miran desde el Hospital o desde la Gran Vía. Es como una flor, perenne durante todo el año, de mil colores.

     Milagrosamente, su padre detuvo el carro y un sencillo matrimonio de Castellón crió a Ripo, a ellos les ha pagado con amor, a Castellón con su inmenso cariño y a todos nosotros con sus obras. No pudo estudiar en ninguna academia, ni escuela, pero, al nacer, Dios le regaló el don del artista y su generosidad ha iluminado Castellón con formas y colores.

4 de enero de 2.004, Diario "El Mediterraneo".

Article originally appeared on Wenley Palacios - Libertad día a día (http://wenley.squarespace.com/).
See website for complete article licensing information.