MELQUIADES EN MACONDO
miércoles, abril 18, 2007
Wenley Palacios

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     “Pensar que un millón de personas pudiera leer algo escrito en la soledad de mi cuarto, con 28 letras del alfabeto y dos dedos como todo arsenal, pareciera a todas luces una locura”. Así recordaba Gabriel García Márquez en el IV Congreso de la Lengua Española, celebrado en la amurallada Cartagena de Indias, cuando tecleaba en Barcelona, de un tirón, “Cien años de Soledad”. A su lado estaba Mercedes Barcha, su mujer, que empeñó sus joyas para paliar las penurias que pasaron durante los 18 meses en que Gabo estuvo recluído en un pequeño cuarto. La RAE ha reeditado un millón de ejemplares y celebraron en su honor una fiesta cuajada de elogios. Del ex-Presidente Betancourt: “no inventó Macondo, lo descubrió como Colón a América”. De Víctor García de la Concha de la RAE: “es el Quijote del Siglo XX”. Del Rey Juan Carlos: “Macondo es un lugar de la lengua española”. De Antonio Muñoz Molina del Instituto Cervantes: “cualquier patriotismo es nocivo, desde el de una aldea al de un continente. Lo que aquí une a tantas naciones, es la lengua”. Anunciaron a un amigo, los focos se concentraron en la entrada, y apareció Bill Clinton. Fue recibido, todos en pie, con una gran ovación. Él ha leído la novela en inglés, pero su hija en español. “Gabo” no vestía el liqui-liqui tradicional colombiano como en Estocolmo, cuando recibió el Premio Nóbel en 1982, sino un caribeño traje blanco cruzado, zapatos del mismo color y corbata azulada, pero su figura evocaba al gitano trotamundos Melquíades, el protagonista profético de la novela, que había escrito en sánscrito la historia de la soledad de los Buendía, cien años antes de la muerte de Aureliano Babilonia que descifró sus pergaminos y comprendió que era el fin de su familia.


     Se ha comparado con el Quijote, que confunde gigantes con molinos y los alancea. Por lo mismo, a nadie le extraña que Remedios la Bella se eleve al cielo rodeada de mariposas. Los relatos extraordinarios, cuando resultan naturales en el contexto de la narración, se convierten en mito. Sus personajes pasan a ser símbolos, espejo de cada hombre y mujer, de las pasiones humanas. Por eso es una obra universal. Todos nos podemos sentir identificados con algún Buendía paseando por Macondo.

     500 millones de personas hablan nuestro idioma. Esta Semana Santa más de 100.000 turistas españoles han visitado Nueva York. El cambio dólar-euro nos favorece y en todas partes nos entienden, pues, más de 40 millones de americanos hablan nuestro idioma. Mientras aquí, el BLOC y el PSPV han recibido con descalificaciones –a las que recurren cuando no tienen argumentos- el nombramiento de Gonzalo Romero para un puesto relevante en la candidatura del PP a la Alcaldía de Castellón. Están contra él, no porque fuera candidato de UV, ni por ser Presidente de la Asociación Cardona Vives, sino por las tres virtudes que le adornan: defiende el valenciano auténtico; está en contra de esa mamarrachada que llaman Países Catalanes; y ama y defiende la libertad por encima de todo. Por eso reclama que se pueda estudiar en nuestras escuelas también en español. Está en línea con el Presidente Camps, que no consentirá que se vea aquí TV-3 en tanto no renuncie a hablar de los inexistentes Países Catalanes, a los cuales nunca ha pertenecido el Reino de Valencia. Bienvenido al Ayuntamiento este “español, valenciano de Castellón”, como él se proclama.

10 de Abril de 2007, Diario "Mediterráneo".

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