UNA VERDAD INCONVENIENTE
jueves, julio 19, 2007
Wenley Palacios

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     El brujo de la tribu tenía el máximo poder porque usaba un lenguaje oscuro e infundía miedo, anunciando que los cielos derramarían tremendas desgracias sobre los incrédulos. Las religiones cristianas persiguieron a los brujos y los sustituyeron por anatemas y severos castigos inquisitoriales, enviando al rebelde al infierno para que siguiera ardiendo, pues habían empezado a quemarle atado a la pira, en la plaza pública, para escarnio y advertencia del pueblo que vivía atemorizado.

     Como una dulce y blanca espuma de leche ha emergido en las religiones cristianas la auténtica esencia del Evangelio, el inmenso amor de Dios a los hombres, ese padre que otea cada día el fondo del camino por si aparece el hijo pródigo; y cuando ve que regresa sale a su encuentro y, sin dejar que pida perdón, le repone en las riquezas dilapidadas y le festeja. Quien teme a Dios es que no se ha hecho una idea de su amor y cree que es vengativo y ruin.

     Periódicamente han aparecido Santos, como Domingo de Guzmán (1170-1221), predicador del amor divino y opuesto a castigar a los cátaros, a quienes Inocencio III envió la Cruzada Albigense para exterminarlos. Ahora que el amor es la doctrina esencial de la Iglesia, como resalta Benedicto XVI, y han sido arrinconados savonarolas y torquemadas, surgen nuevos brujos en la aldea global y al frente de ellos Al Gore, chamán de verdades a medias, de visiones apocalípticas, predicadas como científicas aunque son producto de sueños agoreros, que cobra a buen precio. Cada conferencia 240.000 euros, aparte macroconciertos y documentales como el oscarizado “Una verdad inconveniente”. Sus viajes por el mundo en jet privado, producen más contaminación que un barrio entero. En su casa se gasta más electricidad que en veinte hogares norteamericanos

     Al Gore fue perdedor en las elecciones a Presidente de Estados Unidos en el año 2000 y se busca la vida a base de predicar futuros tremebundos y desgracias sin cuento. Lanza consignas interesadas, como aquella que circulaba hace cuarenta años ¡Chiquetes a fero, a fero, que el mon s’acabe! Siendo Vicepresidente se negó a firmar el Protocolo de Kioto, pero firmó el Plan Colombia, para fumigar plantaciones de coca indiscriminadamente con gliosato, un herbicida dañino para la tierra, los animales y los hombres, con secuelas cancerígenas. A este farsante, que se enriquece aprovechándose del legítimo interés de los ciudadanos en proteger el medio ambiente, le han concedido el último Premio Príncipe de Asturias, engrosando la nómina de los agradecidos amiguetes del que manda.

     El filósofo Jean-Francoise Revel (1924 – 2006), gran defensor de la libertad, decía que, a su pesar, “la mentira es la principal fuerza que mueve al mundo”. Como asegura Lenin “la mentira es un arma revolucionaria”, por eso, algunos mienten sin pudor. Al Gore con sus verdades mutiladas, es decir, con sus mentiras, amenaza al planeta y a todos sus habitantes, mostrando, por ejemplo, un casquete polar que se derrite y ocultando que el otro 90%, la parte que no enseña, se está enfriando y aumenta la masa de hielo.

17 de Julio de 2007, Diario "Mediterráneo".

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