Bajaba a la ciudad en su motocarro a vender productos de la montaña, cuando hace unos 45 años tuvo un accidente de circulación y su Compañía de Seguros le envió a un bufete, al cuál siguió encomendándole sus pequeños asuntos, pero un tiempo después dejó de ir. Recién llegada la democracia apareció un buen día con traje y corbata, metido en la política de su pueblo –había prosperado- y contando que ayudaba a los productores agrícolas de su zona con préstamos baratos a tres años, que no llegaban al 14%, como era habitual en Cajas y Bancos. El primer año no entregaba el dinero; el segundo si, pero mes a mes; y el tercer año lo empezaba a recobrar con los intereses de los 3 años, también mes a mes. Mientras escuchaba, el Abogado garrapateó unos números y le dijo: “les cobra el 41% y pico”. El trajeado saltó en la silla: “¿Cómo se ha dado cuenta?”.
La medida adoptada por el Gobierno hace unos días, supone una ayuda a los parados -en diciembre serán más de 3 millones-, pagándoles la mitad de sus hipotecas. Cuando pasen dos años y se le acabe el subsidio de paro, el Banco podrá ejecutarle y entonces el Gobierno pagará el 50% de la hipoteca. ¿A quién irá el dinero? ¡A quién va a ser, al Banco! Todas las hipotecas basura se las endosarán al Estado y las pagaremos los ciudadanos vía impuestos.
Los españolitos no son tontos, aunque hay base para pensar que les falta un “bull”. Los desgobiernan una especie de nuevos ricos, unos se han subido el 11% el sueldo como el bachiller Montilla y el fiscal Gallardón; el barrendero Benach se ha tuneado un Audi 8 especial; el economista Peréz Touriño se ha gastado 20 millones en arreglarse el despacho y así otros muchos. A ellos nunca les llega la crisis. Se critica la foto de las Azores, donde España estaba flanqueada por las dos primeras y más antiguas democracias del mundo, y ahora el que nos gobierna anda “a ginollons”, para que le inviten a la cumbre de Washington y allí predicar el intervencionismo del Estado en la economía, viejo reflujo del marxismo, que siempre que se ha aplicado en un país lo ha conducido a la ruina. Cuando Roosevelt lo aplicó en el New Deal, para aplacar la crisis del 29, fue un fracaso, como lo explica el Premio Nóbel Milton Friedman, en “Libertad de Elegir”, cuya segunda edición ha presentado Aznar la semana pasada y, de paso, criticó las políticas simpáticas de quien estudió economía en dos tardes y no asimiló nada. Señaló los principois para salir de la crisis: Austeridad máxima del sector público, reducción de gasto público y bajada de impuestos, poner al día la legislación laboral, el Pacto de Toledo y el PHN, dotar de independencia a los Organismos Reguladores, energías limpias y seguras como la nuclear, liberalizar el suelo y la sanidad, educar en los valores de esfuerzo, mérito y respeto al profesor, con libre elección por parte de los padres, reformar las Universidades, pues ninguna está entre las 200 primeras del mundo y eliminar las barreras al mercado entre las comunidades. Con políticas parecidas se crearon más de cuatro millones de puestos de trabajo y las arcas de Estado estaban llenas, de eso ha vivido y presumido el actual Gobierno hasta las pasadas elecciones. Por fin los españoles se han dado cuenta de que nos mentían.
Sofía de Grecia ha usado de su libertad de expresión, diciendo cosas que piensan y aplauden más del 60% de los españoles y dando una lección magistral de Derecho: la Ley Natural está por encima de las leyes aprobadas en un Parlamento. Muchas gracias Majestad y muchas felicidades, que cumpla muchos más.
25 de Noviembre de 2008, Diario "Mediterráneo."