Le escribo, Sr. Garzón, en nombre de la familia del tío Aurelio. Le están muy agradecidos porque ha decidido encontrar, desenterrar y entregar a sus familiares, los asesinados durante la salvajada de 1.936 y años siguientes. Ese mismo año, un hombre de 41 años, que nunca se había metido en política, nacido en un pueblo donde empieza la montaña, cuando el General africano se levantó contra la República, tuvo que esconderse en un viejo y abandonado pajar en un monte. Dos de sus familiares se turnaban para llevarle comida. Sus asesinos les vigilaron, les siguieron y a mediados de agosto dieron con Aurelio. Lo tuvieron detenido dos o tres días y, sin más, lo llevaron a una revuelta de la carretera, lo fusilaron y arrojaron su cuerpo en una fosa común.
En ese mismo recodo, que usaban de paredón, fueron fusilados otros muchos, entre ellos a quien fue muchos años hasta llegar el Frente Popular, Alcalde de su pueblo, pues habia ganado las elecciones por abrumadora mayoría. El cadáver fue recogido por familiares y le dieron sepultura. La familia del tío Aurelio estará eternamente agradecida si se le entrega su cuerpo, para enterrarlo con todo el amor de los suyos, que le recuerdan constantemente.
Le serán útiles estos datos: se llamaba Aurelio Salvador Mallasén, tenía 41 años, nació en Vilafamés, fue coadjutor del párroco de Useras, ecónomo de Alfondeguilla y párroco de Vall d´alba. El 27 de julio lo echaron de su parroquia y se escondió en las montañas, luego en la Roca Badá. A mediados de agosto fue detenido y fusilado. El Alcalde de su pueblo que lo fue tantos años, se llamaba Agustín Blasco, del Partido Republicano Radical, y también fue fusilado en el mismo lugar que el tío Aurelio, por milicianos de la República. Sus familiares recogieron su cadáver y lo enterraron.
El tío Aurelio, por ser sacerdote no pudo ser recogido por sus allegados. Hubiera supuesto su condena a muerte, porque quienes recogían los cuerpos sin vida de los curas eran tachados de beatos y fusilados. El recodo estaba en una de las antiguas cuestas de Puebla Tornesa y la fosa donde lo arrojaron está en Borriol.
Es muy fácil que descubra el nombre de los asesinos del tío Aurelio, por favor, no publique sus nombres y de carpetazo al asunto. El tío Aurelio, los perdonó antes de ser fusilado, la familia unos años después y todos los españoles perdonamos a los asesinos de uno y otro bando hace más de treinta 30 años, cuando la Transición. No quieren que se abra viejas heridas, sólo que les devuelvan los restos mortales del tío Aurelio, que sin duda están en el Reino de Dios. Por eso la Diócesis de Segorbe-Castellón, tiene abierta su causa de batificación, ya muy avanzada, porque como sabe, Sr. Garzón, el hecho de sufrir martirio es determinante, para elevarlo a los altares.
El agradecimiento de la familia será por siempre y rezarán para que tenga éxito, Sr. Garzón, en este cometido; y para que le den, cuanto antes, el Premio Nobel de la Paz. Estará en la nómina donde figuran personajes ilustres, Luther Martin King, Andrei Sajarov, Teresa de Calcuta, Lech Walesa, Nelson Mandela; pero también le hará compañía el despiadado Kissinger, el terrorista Yaser Arrafat, la falsaria Rigoberta Menchu y el gran embacuador Al Gore. Ya que usted tiene interés, rezarán para que los señores de Oslo le otorgen pronto el Premio.
Eternamente agradecido en nombre de la familia del tío Aurelio.
30 de Septiembre de 2008, Diario "Mediterráneo".