EL BOU EMBOLAT
martes, diciembre 8, 2009
Wenley Palacios

Sueltan el toro enlazado por la testa. El final de la larga soga pasa por un pilón plantado en medio de la plaza y a medida que los mozos estiran de la cuerda, lo atraen al pilón hasta que su cabeza queda firmemente sujeta. Sobre los cuernos ponen unos hierros que fijan con presillas, rematados con bolas embreadas a las que prenden fuego. Rápidamente se corta la cuerda que ata la cabeza al pilón, mientras un mozo  agarra   la cola para defender al embreador que ha quedado solo frente al toro, que agita la cabeza y sale majestuoso a iluminar las calles del pueblo acotadas por las barreras. Es un espectáculo único y mágico. En las Fiestas de nuestros pueblos si no puedes aparcar a más de un kilómetro antes de llegar, es que esta nit n’hi ha bou embolat. 

La lucha con el toro está en base de muchas civilizaciones y pueblos. La civilización minoica de la isla de Creta, 2800 y el 1400 a.C., nos ha legado un bello fresco en el Palacio de Cnosos que representa a un joven saltando con su garrocha sobre un toro, símbolo de fuerza, fertilidad y sensualidad. La esposa del Rey Minos, Persifae, se enamoró del toro regalado por Poseidón, dios del mar. De la unión de ambos nació un joven con cabeza de toro, el fiero e indomable Minotauro, vencido, por fin, por Teseo en el laberinto. Otras civilizaciones lo adoraron como Apis en Egipto o Marduk en Mesopotamia. A 5 km. del centro geográfico de la Península Ibérica yerguen cuatro toros de piedra berroqueña en El Tiemblo (Ávila), esculpidos por los vetones en la Edad de hierro. Junto a ellos se enfrentaron Pompeyo y Julio César en el s. I y  en el XV allí se firmó el Tratado reconociendo heredera de Castilla a Isabel la Católica. En el “Llanto Por Ignacio Sánchez Mejías” gime Federico García Lorca: /y los toros de Guisando/ casi muerte y casi piedra/ mugieron como dos siglos/ hartos de pisar la tierra./ 

Un pueblo como el nuestro amante de la libertad como demostró en Numancia y en el Dos de Mayo, por poner sólo dos ejemplos, está abocado a que nos regulen la vida los marxistas, en versión progresista, que nos gobiernan. Las bombillas han de ser de menos de 200 vatios, las bolsas del super también están reguladas, como la calefacción y la refrigeración, no se puede fumar en los bares; en los tribunales catalanes para entenderte en español  has de pagar la traducción; hay que volver a la bicicleta y olvidar autobús o metro. Para lo único que hay libertad es para atiborrarse de píldoras abortibas y para abortar. No te quejes por no tener trabajo, Papá Estado te dará un subsidio y siempre puedes comer en lo Comedores de Caridad. Es una obsesión del rogerío imponernos el modo de vivir, hasta con qué hemos de divertirnos y qué tradiciones hay que borrar. En Cataluña quieren suprimir la corridas de toros y  el Consejo Valenciano de Incultura el bou embolat. Por ahí se empieza, luego irán a por els bous al carrer y a por todo lo que singulariza a nuestro pueblo. Ya traicionan nuestra primera seña de identidad. Están en contra del valenciano que hablan nuestros mayores, imponiendo el barceloní, dialecto de la lengua del oc, que, a primeros del siglo pasado estropeó el ingeniero Popeu Fabra, atiborrándolo de galicismos. Desprecian el romance que en Valencia hablan mis súbditos, como decía Don Jaime. Prefieren una lengua de frontera, dura y malsonante, al valenciano, graciosa lengua, dulce y agradable (Cervantes), la primera lengua romance literaria de Europa, de cuyos clásicos no sólo aprendieron catalanes, sino incluso castellanos” (Menéndez Pidal). 

Ahora quieren eliminar el crucifijo de las escuelas. Tienen faena, porque en muchos cruces de caminos hay una cruz, y en cada pueblo campea sobre el campanario o la espadaña de sus iglesias y ermitas la cruz, que se ve desde el horizonte y se refleja en el corazón de más del 80% de los españoles.

15 de Diciembre de 2009, Diario "Mediterráneo".

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