EL AGUILUCHO CENIZO
martes, febrero 9, 2010
Wenley Palacios

 Muchos en este país aun no ha superado el enfrentamiento de la Guerra Civil, la división entre las dos españas y el odio, tantas veces asesino, entre ellas. Lo intentaron en la Transición y saló bien. Aparcaron los rencores y todos miraron al futuro. No sólo consiguieron una Constitución que dura des el 27 de diciembre de 1978, también supieron encerrarse en una sala y no salir hasta consensuar los Pactos de la Moncloa. Tras Suárez y Calvo Sotelo, vino Felipe y luego Aznar que nos hizo respetar en Europa y en el Mundo y nos llevó a la etapa mas fecunda económicamente de los últimos siglos. 

Pero esa unión entre españoles durante tantos años no gustó a “alguien” y el 11-M de 2004 hizo explotar tres trenes, dejó sin vida a 191 personas y a 1858 heridos y nos trajo un Presidente  de Gobierno idiotizado de tanto mirarse y complacerse ante el espejo, rodeado de una escogida selección de merluzos indocumentados, que está empeñado en destrozar la armonía entre los españoles con el fomento de una inexacta Memoria Histórica, empeñado en ganarle la guerra a  Franco, personaje que más de la mitad de españoles ni conoció ni sabe mucho de él,  como no saben nada de la Historia de España gracias al sistema de enseñanza socialista que malenseña sólo una pequeña parte de ella completamente sesgada, porque son los dueños de la mentira, no respetan la verdad, solo dicen lo que aparentemente es verosímil para engañar al personal. 

En el Reino de Valencia están introduciendo la basta lengua que los catalanes refundaron hace un siglo en base al barceloní  plagado de galicismos, despreciando la dulce y delicada lengua de los valencianos, la más bella de todas las  lenguas romances como dicen los clásicos, mientras han infectado toda la administración de gentes afines, dispuestas a destrozar todo lo valenciano, por el plato de lentejas de su paga, desde ese puesto de trabajo que aunque ya sea fijo, en la mayoría de los casos tiene su origen en la designación a dedo. 

No sólo destruyen todo lo nuestro, son un constante obstáculo  a todo proyecto que haga grande nuestro reino valenciano. Un claro ejemplo ha sido la construcción del Aeropuerto de Castellón. Cuando planteó el Presidente de la Diputación la idea, en seguida atacaron. Es un aeropuerto virtual, no pasará de maqueta, no es necesario, ya tenemos uno cerca en Manises, no será rentable, no hay dinero para  una obra tan grande. Se oyeron toda clase de descalificaciones. Cuando se delimitaron los terrenos entonces lanzaron a su batallón de ecologistas de maceta, los mismos que hubieran impedido hacer el Acueducto de Segovia porque partía un valle  e impactaba visualmente. Hubieran dejado  a la ciudad sin agua. Menos mal que los romanos, que a  los obstruccionistas los pasaban a cuchillo y sus ingenieros eran buenísimos, no se les caían las obras y duraban, de momento un par de milenios, si no eran destruidas en las guerras por el vencedor, para borrar las huellas del vencido vendido como esclavo. 

Los socialistas actuaron con falsedad, utilizaron todos los trucos para que el día de la inauguración Carlos Fabra no presidiera el acto, aunque ellos no dejarán de comparecer para salir en  la foto. Consiguieron parar el Aeropuerto. La Consellería de Medio Ambiente escribió al Ministerio de Fomento en 31 agosto de 2005: : “se actúa de acuerdo con lo acordado para proteger el hábitat del aguilucho cenizo” que describí en un artículo publicado por  aquellos días como “ave migratoria que encontramos en Asia, África y Europa. En España en Andalucía, Murcia y Comunidad Valenciana. El más pequeño de lis aguiluchos cenizos  tiene 44 centímetros de pico a cola y una envergadura de alas de 110 centímetros, no llega al medio  kilo de peso. Anida en los matorrales y los cosechadores se suelen cargar los nidos, sin que nadie haya protestado en siglos.” 

Terminaba el artículo con estas palabras: “El cenizo blanco es una hierba, pero “cenizo” a secas es la palabra que usamos para denominar al aguafiestas y al gafe. El problema del Aeropuerto no es que allí haya anidado el aguilucho cenizo, que puede anidar en cualquier otro sitio, más o menos cerca, y no por ello se extinguirá en España, ni en Europa, Asia y África. Tampoco puede preocupar el cenizo blanco, pues se cubrirá el terreno con las pistas. El problema del Aeropuerto, tan necesario para el desarrollo de Castellón y su provincia, son los cenizos, que socapa de un “ecologismo de maceta” y políticas de bandería, impiden o por lo menos retrasan lo que es bueno para todos los castellonenses, voten al partido que voten.” 

El Aeropuerto está terminado y nadie habla ahora de proteger el habitat del aguilucho cenizo, ahora defienden  las instalaciones y se aprestan a lucirse en la inauguración y posar en la foto lo más cerca que puedan de Carlos Fabra. Ignoran que no pasarán a la Historia de Castellón.  No saben quien fue el principal impulsor del Puerto. Casi nadie recuerda su nombre, aunque todos saben donde está la céntrica calle  a la que dio su nombre. Alloza. 

Posiblemente dentro de un siglo, de entre la extensa rama de los Fabra dedicados a la política castellonense, pocos sabrán que fue a Carlos Fabra Carreras a quien Castellón debe su Aeropuerto, Pero todos sabrán que gracias a personas como él Castellón y su provincia caminan hacia el futuro, porque trabajan para eso, no se ocupan en  actuar contra nadie. Sólo a favor de todos. 

Article originally appeared on Wenley Palacios - Libertad día a día (http://wenley.squarespace.com/).
See website for complete article licensing information.