QUIÉN TEME A LA CRISIS

Nadie en Boston pensó que Joe, el hijo del tonelero Patrick J. Kennedy, que llegó en 1848 emigrando de Irlanda, se convertiría en uno de los hombres más ricos del país y vería a su hijo John F. Kennedy jurar el cargo de Presidente de los Estados Unidos. El tonelero hizo buenos negocios y logró que Joe estudiase en la Universidad de Harvard. Resultó espabilado y logró una gran posición en el mundo de finanzas. Cuando llegó el “crack” de 1929, dormía en el sofá de su despacho invirtiendo a la baja en la Bolsa y multiplicando su fortuna. En aquel “jueves negro”, que arruinó a tantos, Joseph Patrick Kennedy ganó 15.000.000 de dólares.

El banquero Coca creyó que al fusionarse con Banesto le proporcionaría el 8% de las acciones y se convertiría en el primer accionista. Los curtidos sabios del viejo Banco investigaron sus balances, hablaron de fraude y Coca, en lugar de inspeccionar las oscuras cuentas de Banesto, se murió. El Banco Coca fue absorbido en 1978, pero Banesto fue intervenido por el Banco de España el día de los Inocentes de 1993. El Fondo de Garantía de Depósitos compró por su nominal, ante una Notaria de Madrid, todos los créditos llamados de “dudoso cobro”, como los que tenían atrasado un mes el pago de intereses. Los accionistas y depositantes del Banco lo perdieron casi todo. Cuando en los primeros meses de 1994 se subastó la mayoría de sus acciones, el Banco de Santander las compró por casi nada. Luego llamó al Fondo para comprarle aquellos créditos de “dudoso cobro”, pero antes exigió valorarlos. La venta se hizo ante el mismo Notario de Madrid y, por poner un ejemplo, un crédito hipotecario, por el que había pagado el Fondo al Banco 9.000.000,- ptas., lo recompró éste por 56,-ptas. (no hay error de imprenta, cincuenta y seis pesetas). Rápidamente se ejecutó (judicialmente) al deudor. Éste pagó intereses y costas y se le renovó la hipoteca que recaída sobre una vivienda en el centro de una capital de provincia. No era un crédito “subprime”. Tenía una garantía inmejorable. 

El ingeniero técnico de caminos Florentino Pérez, que se había metido en UCD, ascendió sólo de Concejal de Madrid a Director General, así que abandonó la política y en 1.983 se hizo con “Construcciones Padrós, S.A.”, empresa en quiebra, pagando 1,- ptas./acción y de ahí siguió subiendo en los negocios hasta convertirse en supermillonario. 

Las crisis son malas para la mayoría de trabajadores, pequeños ahorradores, accionistas, autónomos, funcionarios y pensionistas. Unos pierden los ahorros e inversiones de toda su vida y otros pierden de manera escandalosa su ya bajo nivel de vida, porque todo se encarece más que el tímido aumento de salarios y pensiones. 

Pero las crisis son buenas para otros. Algunos ricos desaparecen; sin embargo otros se hacen mucho más ricos, como Joseph Kennedy, Emilio Botín o Florentino Pérez; y personas desconocidas, utilizando su ingenio, emergen en el mundo de las finanzas, la industria y el comercio, como nuevos e imparables Cresos. Se regenera el tejido social productor y aparece un nuevo paisaje en la economía del país. 

Por eso el Gobierno ante una crisis no debe aportar dinero, que no es del Estado, sino de los ciudadanos, a los bancos, ni a las empresas que caen o pueden caer, sino proteger a los necesitados y adoptar medidas, no dinero, que favorezcan la regeneración del tejido social productor que es el que creará nuevos puestos de trabajo. A medio plazo es la auténtica receta para lograr de nuevo el bienestar social.

13 de Octubre de 2008, Diario "Mediterráneo."