AÑO CERO
Al descubrir en las cuentas un agujero más grande del esperado, Mariano se ha asustado y ha subido los impuestos. Con lo que ganan los españoles, muchos pierden, la base donde aplicar las nuevas tarifas, es tan pequeña, que va recaudar muy poco. O crea pronto el marco legal para que haya trabajo para todos o de los impuestos no va a sacar lo suficiente para pagar la deuda acumulada.
A los partidos, patronal y sindicatos les ha recortado el 20% de las subvenciones. Esperábamos que las suprimiera. El Estado no es el padre de los ciudadanos, ordena la convivencia, pero no tiene más obligaciones, ni facultades. Los que quieran agruparse que se lo paguen y se organicen como prefieran: en partidos, sindicatos, clubs deportivos o cualquier otra asociación. Hay que dejar de proteger a patronales y sindicados inspirados en los del franquismo. Y a la estructura de los partidos endogámicos que padecemos.
Esperábamos ver suprimidas todas las subvenciones. También a las ONGs, que deben mantenerse con altruistas voluntarios y donaciones, aunque los donantes puedan beneficiarse fiscalmente. Nada más. Sus actividades no competen al Estado. Las Organizaciones No Gubernamentales, se han convertido en organismos manejados por el que manda, a más obediencia más subvención, donde colocar a amiguetes, sin control público ni transparencia. El Estado debe ocuparse de la defensa, la diplomacia, la seguridad, la vertebración de la nación, las directrices sobre educación y sanidad y poco más.
Me ha sorprendido el Ministro de Justicia queriendo que el mes de agosto sea hábil. Pensar que existe un mes de inactividad judicial es una simpleza. Los trabajadores de la Justicia, en su inmensa mayoría, toman sus vacaciones ese asfixiante mes. Sólo es eso. Si ha de ser hábil, tendrán que hacerlas en otros meses, de lo que no se deduce más horas de trabajo, ni que los procedimientos puedan ir más rápidos.
Según las encuestas la Justicia está mal considerada, pero es por otras causas. Primero, ha de desaparecer el Ministerio. Los jueces deben ser elegidos democráticamente y han de ser independientes, totalmente independientes, sobre todo del Poder Ejecutivo. Aunque no han de ser necesariamente eternos. Un alcalde, por ejemplo, es elegido para cuatro años y, si no renueva su mandato, la alcaldía sigue su curso con otro titular. No pasa nada. En los juzgados sería igual.
Los funcionarios, entre ellos los profesores, de maestros a catedráticos, tampoco han de ser eternos. Deben estar contratados por cuatro años. A los buenos les pedirán que renueven y los que no han cumplido bien su tarea tendrán que buscar otro empleo. Hay que estudiar como funcionan las cosas en otros países. No hace falta experimentos, con copiar basta. Pero copiar lo que funciona. Tal vez así, consigamos dejar los últimos puestos del “ranking” mundial de educación.
Las cosas van mal en justicia, educación, administración y, por el contrario, muy bien en sanidad y en muchos deportes somos campeones mundiales, futbol, tenis, baloncesto, hockey, ciclismo, natación sincronizada, etc. Está claro que somos capaces de organizarnos, pero ocurre que en política, administración, educación y justicia tenemos modelos ineficaces, viejos y nadie tiene el valor de cambiarlos. No se trata de seguir poniendo parches, sino de cambiarlos. ¿Por qué importamos futbolistas pagando su peso en oro y dejamos que nuestros universitarios emigren? Cuanto más cualificados antes se los llevan. Está en nuestra mano cambiar todo esto. El país está listo para su transformación desde cero. Esperamos que el nuevo Gobierno acometa todas las reformas necesarias, no sólo las económicas.
17 de enero de 2012, "Mediterráneo".
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