Main | PACO PASTOR »
jueves
oct062011

DISCURSO DEL MANTENEDOR DE LA MUSA DE ONDA

Buenas noches Marta.

 

            Señoras y Señores.

 

            Marta, me he visto agradablemente obligado a venir aquí, esta noche en que tu reinas, obligado a decirte unas cuantas cosas. Tú estás dedicada a la Música y me gustaría traerte, como homenaje, algo relacionado con la Música. Por supuesto, no voy a traer un piano. Abulta demasiado. Voy a intentar explicarte lo importante que, para mí, ha sido toda clase Música, a lo largo de mi vida.

 

            Recuerdo que, en Londres, un día se abrieron las ventanas y llovieron monedas. Ya sabes, allí en Leicester, en aquella plaza llena de cines, donde se hacen tantos estrenos mundiales de famosas películas, como en otros muchos puntos de Londres, la gente no pide limosna. Sencillamente actúa, canta, baila, hace mímica, toca la música y recoge unas monedas. Allí empezó Charlot, el genial Charles Chaplin, a hacer sus cosas. Un día iba caminando, salíamos de clase por Charlotte Street, y oímos una canción maravillosa. Iban tres mendigos: uno tocaba la trompeta, otro una guitarra y el tercero, un hombre alto, más bien moreno, muy delgado, con una enorme bocina, un megáfono sin pilas de los uqe antes se usaban, cantaba una canción, que luego dio la vuelta al mundo y se hizo famosa. Era la canción de la  película que se acababa de estrenar, precisamente en un cine de Leicester, “El amor es algo maravilloso”. Me impresionó, no es que tuviera un momento tonto, fue un momento importante, ya te digo, todas las ventanas de la calle se iban abriendo al paso de aquel hombre al oír la canción por su megáfono y arrojaban monedas. La canción, como el amor, era algo maravilloso.

 

            Antes, cuando yo era estudiante, las películas no se promocionaban como ahora. Ahora, antes de estrenar una película importante hemos oído su música, hemos visto algunas escenas en televisión. Antes, en los periódicos salían unos pasquines o anuncios de la película, tal vez se hablaba de que se iba a estrenar cierta película, pero que ignoraban todas sus escenas y su música. Por eso fue una impresión asombrosa acudir a un estreno, era en Bilbao, de Charles Chaplin, y oir desde la butaca, por primera vez, “Candilejas”. Música de Charlot, sencilla, sentimental, bellísima. Otra canción que todavía da la vuelta al mundo.

 

            Los directores de orquesta, tu lo aprenderas pronto, cuando con tu piano acompañes a una orquesta sinfónica, los directores de la orquesta sinfónica tienen el genio más largo que la batuta. Recuerdo a Has Von Benda, un alemán recalado después de la Guerra Mundial en Valencia, que dirigía muy discretamente la Orquesta Municipal. En el primer concierto que le oí inició los compases del primer movimiento y cuando a su final tenían que intervenir los timbales, dirigió su batuta a ellos, miró, el timbalero no estaba, y con trazo seco en el airte de su batuta paró el concierto, se volvió al público y dijo no puedo continuar sin timbalero. Y se metió entre cortinas, allí dentro. Se rumoreaba por la sala que ya anteriormente había dado otros conciertos en Valencia donde tuvo tal bronca con el timbalero que había entonces que éste murió poco después de un infarto. El nuevo timbalero, hijo del anterior, por lo visto le había hecho un plante a Has Von Benda. En aquella época no habían huelgas, como ahora, pero siempre ha habido gente con dignidad.

 

            Pues bien, aquella Orquesta Municipal, poco después, acometió el estreno mundial de una importante sinfonía. Aquella noche la gente bien de Valencia acudió con tiros largos, los estudiantes acudimos con nuestro traje azul, que era lo obligado para los domingos y días de fiesta, ese traje de los domingos que antes tenía todo el mundo, y el escenario se llenó de músicos. La orquesta fue reforzada en cuerdas, en viento, en percusión, en todos sus sectores. Los coros no cabían en el escenario y por el foro se adivinaba que tras los telones del escenario aún había más cantores, algunos entraban y salían. Aquello fue impresionante. Se acaba de estrenar, acabábamos de oír por primera vez, entonces los discos no circulaban como ahora, acabamos de oír por primera vez la Cuarta Sinfonía de Maler. Maravillosa, impresionante. La gente al salir solamente podía mostrar su asombro, nadiera capaz de hacer una crítica para bien o para mal. Maler pudo con todos nosotros.

 

            Otra clase de música la fuímos descubriendo en las tertulias de las librerías, en las rebóticas. Siendo universitario, durante los primeros años de Universidad, en un viaje a Madrid –en Autored- entablé conversación con unas chicas francesas. Ellas recitaban, aunque no sabían casi castellano, perfectamente a García Lorca. Allí oí por primera vez algunas cosas del Romancero Gitano. Luego, con una osadía que parecía imposible, Aguilar publicó su tomo de Obras Completas de García Lorca. Hasta entonces había estado prohibido, no es que no se leyera en las escuelas, es que sus libros no existían, las nuevas generaciones no conocían a aquel poeta, ni sus versos. Había sido doblemente asesinado en su cuerpo y en su obra. Entonces empezamos a oír que alguna persona mayor recordaba como tararear el “Café de Chinitas” o “Los Cuatro Muleros”. Que impresión, un poeta músico que si era importante por sus versos, más importante era y más grande cuando se sentaba al piano y tocaba y recitaba para sus amigos, mientras “la luna vino a la fragua con un polisón de nardos”.

 

            Ya he dicho antes que cuando yo era joven los discos eran prácticamente un artículo de superlujo que no existía y desde luego los que se publican en España, aparte Marchín, poco tenían que ver con lo que circulaba por el extranjero. Acordaros de aquellas fronteras cerradas, donde para salir de ellas unos simples estudiantes, como nosotros, al acabar la carrera tuvimos que comisionarnos dos compañeros, todo un mes para tramitar, para cumplimentar los largos trámites del pasaporte de los pocos estudiantes del curso. Total ibámos a Roma, que era a donde se solía ir. Una anécdota muy curiosa, en los formularios para rellenar, había una casilla que preguntaba qué hacía Ud. durante la guerra; y, claro, mi compañero y yo sencillamente pusimos, mamar, posiblemente todos o estábamos mamando, durante la guerra o andando a gatas.

 

            Por aquella época recuerdo como un verano, estando en mi habitación de un balneario, durmiento la siesta, en medio de apacibles sueños, me despertó una música dulce, armoniosa, extraordinaria. Acababa de descubrir a los Platters, Only you, Frayer, … Era el disco de un veraneante, que lo había traído de Suiza. Fue una impresión aún hoy inolvidable.

 

            Mucho más tarde, he descubierto que el Génesis de la Biblia es un libro de leyendas. Resulta que lo de Adán y Eva no tiene nada que ver con los primates, los monos y todos esos animalotes de los cuales desciende el hombre. Lo he descubierto muy tarde, por que aunque estudié un año biología en Madrid, el libro de biología, por supuesto en francés, estaba prohibido y había que comprarlo de segunda mano. Allí se hablaba algo de evolución, pero no era una doctrina aceptable en aquel momento histórico. Esa misma evolución, como tantos otros conocimientos han venido luego, posteriormente, a aclararse. La historia de Adán y Eva parece ser que no pasa de una simple leyenda, ni la creación del mundo se hizo en seis días.

 

            Por lo que dicen los sabios, alguien le pegó una patada a una bola de fuego y empezó a desarrollarse el universo, en una progresión aún no terminada. Has visto en el cielo como cruzan a veces estrellas, eso que decimos se ha caido una estrella. De siglo en siglo casi hemos oído que senoa acerca el Cometa Halley. Has empezado a oir hablar de agujeros negros, algo así como si fuera concebible la nada o el vacío. Todas esas explicaciones, ahora tan de moda, parece ser que son las que la ciencia admite comunmente. Resulta que no fue Dios quien dispuso de palabra o de pensamiento que se creara el mar, la tierra y los cielos, los animales, los peces, … Ha sido de otra manera. Por medio de aquella patada, o dicho más científicamente, por medio de aquella gran explosión, el Big Bag, se produjo la creación del universo. Ahora resulta que fue con una magnífica nota musical. Con un do brillante, producido por el más espectacular instrumento de percusión. Con aquella música se creó el universo.

 

            Podría recordar un Convento donde unas monjas vascas, bueno, el monasterio era vasco, las monjas algunas o muchas serían de allí, tras las celosías de la clausura se cantaba el mejor gregoriano que he oído en mi vida. Que impresión, que estritularidad, que ejecución más exacta y pura.

 

            Podría contar lo impresionante que fue descubrir en la televisión y luego seguirlo año tras año, todos los días 1 de enero, por la mañana, el concierto en música desde Viena, el famoso concierto de primero de año. Todo Valses.

 

            He visto en Venecia evolucionar cuatro enormes góndolas, con sus gondoleros vestidos a la antigua usanza, llenos de turistas y entonando canciones italianas. No casaría muy bien lo de la góndola con la canción napolitana, pero el espectaculo resultaba simpático, alegre, divertido y emotivo. Maniobraban las góndolas, con en un baile, por debajo del puente de Rialto. Era magnífico.

 

            Podría pasarme horas contándote momentos en que una música me ha impresionado. Me he limitado únicamente a entresacar algunos de los que de alguna manera especial me impresionaron muchísimo y al mismo tiempo me descubrían algo nuevo. Ni que decir tiene que he oído muchas veces interpretar las sinfonías de Bethoven o los conciertos de Mozart o las operas de Verdi o de Wagner. Pero no me ha producido una impresión sorpresa, como las que te he contado hasta ahora. Hay otra que no quiero dejar olvidada.

 

            Cuando no existían discos de alta fidelidad, cuando a los discos se les llamaba placas y las agujas de los gramófonos, luego se llamaron picouts, había que cambiarlas cada dos o tres piezas, empecé con un amigo a coleccionar estas placas. La primera la trajó él y descubrí a Grye. El. Per Gyn. La impresión fue maravillosa, yo ya había leído Pande Nut Hansum, pero aquella música era mucho más ilustrativa, más descriptiva de las leyendas del Norte. Nada comparable con “la mañana” del Per Gyn.

 

            Yo quiero, Marta, traerte ese obsequio, que tras esta noche en que tu reinas, todas tus mañanas sean como la mañana del Per Gyn, suaves, dulces, luminosas, armónicas y felices.

 

            Buenas noches.


 

 

Reader Comments

There are no comments for this journal entry. To create a new comment, use the form below.

PostPost a New Comment

Enter your information below to add a new comment.

My response is on my own website »
Author Email (optional):
Author URL (optional):
Post:
 
All HTML will be escaped. Hyperlinks will be created for URLs automatically.