Cataluña en tenguerengue

     “CIU no puede consentir un nuevo Estatuto, si es un éxito del PSC y menos de ERC, que la está fagozitando, se la come. Esperaba una oportunidad y Maragall, con verbo incontenible, se la proporcionó cuando les dijo: “vuestro problema es el 3%”. Mas y Pujol saltaron henchidos de honorabilidad, a pesar de que sus ilegales “calés” son “vox populi” y en esa estamos. Han dejado Cataluña en tenguerengue, sin estabilidad. Se oyen chismes sobre los negocios de la familia Pujol, la esposa con Hidroplan, el hijo con Europraxis, Marta con proyectos arquitectónicos y la danzarina Mireia con su compañía. Pero, recordad lo de Banca Catalana, quien ataca a Pujol, es un fascista centralista ¡Atacan a Cataluña! Elevó a la cumbre del empresariado a De la Rosa; llevó al Consejo del Poder Judicial al Juez Estevill; confió su defensa como banquero a José Piqué y los tres han sido condenados a severas penas de cárcel. No se puede afirmar que ponía la mano, pero a quien Pujol le echaba el ojo, sus elegidos se llenaban los bolsillos. Menuda vista”.

     Juan cortó la perorata de Bernardino: “un barrio entero sufre el derrumbe de muchas de sus casas y las demás están en tenguerengue. Hay estudios de hace treinta años que demuestran porque no se puede construir en aquella colina si los cimientos no se ahondan hasta apoyar en la roca. Ha sido una grave negligencia socavar en aquellas tierras sin consistencia, empleando un método barato para abrir túneles, debajo de un barrio humilde castellanoparlante, pero con los mismos derechos que demás catalanes. Maragall pide paciencia: “el souflé catalán está subiendo, pero se estabilizará y no pasará nada”. Si pasará, porque no es souflé, es una enorme y suculenta tarta y se la comieron entre unos pocos. Si es falso lo del 3%, Maragall ha calumniado, art. 205 del Código Penal; y si es cierto y no lo denuncia, siendo Autoridad, incurre en el art. 408 y debe ser inhabilitado. Se miran de reojo, se amenazan, pero nadie va al Juzgado. El “merder” sería descomunal”.

     Tras apurar su café, pasaba casi media hora de las 11’30, Pablo dijo: “Quieren que los valencianos seamos los catalanes del sur, de segunda clase, sin agua, sin nuestro auténtico valenciano, que ZP ha minguneado en París a gusto de Carod, para tratarnos como a la buena gente del Carmelo. Quieren un nuevo Estatuto con jueces catalanes nombrados por ellos, con última instancia en Cataluña y fiscalidad propia; de esa manera los tinglados del 3% ó del “por cien que sea”, quedarán en “casa” y nadie podrá controlarlos, porque los políticos catalanes controlarán la Hacienda, los Tribunales y la Inspección de la Administración. Si Vidal Cuadras no hubiera sido apartado de la dirección del PP catalán, se oiría a un político con garra y a gran parte de un pueblo que no quiere chanchullos, que trabaja honestamente para sí, para Cataluña y, con solidaridad, para sus conciudadanos de toda España. No para engordar el buche de algún capitoste de los que hacen bisagra, sean de CIU, ERC o PSC, y tapan sus vergüenzas con la bandera cuatribarrada. Cataluña es una importantísima autonomía española, tan importante como cada una de las demás, y no merece esos políticos, que tienen en el olvido a tantos de sus ciudadanos. Es hora que los vergonzantes cómicos y famosas locutoras, como la Barceló y la Sardá, pongan su cara en defensa de la gente del Carmel y destapen a los corruptos, los que sean, con el mismo entusiasmo, con que atribuyeron al PP, injustamente, la tragedia del Prestige”.

     “Por eso el Rey Don Jaime” remató Bernardino “quiso hacer, de lo que hoy es la Comunidad Valenciana, un Reino distinto de los que había heredado, Aragón y los Condados Catalanes; para los valencianos creó moneda distinta de las otras, promulgó leyes distintas, y protegió la lengua que hablaban aquí sus súbditos. Los valencianos tenemos muy claro lo que nos une, pero también lo que históricamente nos diferencia de los catalanes”.

8 de marzo de 2.005, Diario "El Mediterraneo".