Cuento para no dormir

Jonathan Swift nacido en Dublín en 1677 fue conocido en vida por sus escritos satíricos. Uno de ellos ocasionó la dimisión de John Churchill, Duque de Marlborough, que combatió en España en la Guerra de Sucesión. La gente del pueblo no sabía pronunciar su nombre y cantaban “Mambrú se fue a la guerra, que dolor, que dolor, que pena”. Su fama se debe a sus libros de cuentos “Los Viajes de Gulliver”. En el primero el protagonista llega a Liliput, donde todo es la sexta parte más pequeño. Los liliputienses solo alcanzaban una sexta parte de su altura, pero eran buenos, bondadosos.
Sir John Ronald Reuel Tolkien, nació en Sudáfrica en 1894, se graduó con honores en Oxford y es el autor de la trilogía “El Señor de los Anillos”. Elaboró un fantástico mundo completo, con paisajes, razas y lenguajes nuevos, historias entrelazadas, civilizaciones y guerras. Los Elfos eran adoradores de Varda, Señora de los Cielos, cuando fueron creados lo primero que vieron fue la luz de las nuevas estrellas y a diferencia de los Hombres eran inmortales. Los Enanos, hijos de los Siete Padres, fueron creados bajo las montañas de la Tierra Media y eran fuertes, resistentes, inmunes al frío y al calor, trabajadores, valientes en el combate y muy orgullosos.
Los niños enseguida aprenden quienes son los amiguitos y protectores de Blancanieves, a quien velan el sueño hasta que aparece el Príncipe.
Los encantadores enanos de los cuentos no tenían nada que ver con los Enanos Mentales, sucios, egoístas, desleales, mentirosos y avaros, que veía Bernardino. Gobernaban en la Tierra del Norte. Los Hombres Libres vivían en el Reino, situado al sur. Los había creado el Gran Rey hacía mil años, cuando conquistó las Tierras del Este, a lo largo del Mar Tranquilo y convocó las Cortes. Acudieron Nobles y Clero y, para equilibrar el poder de éstos, llamó a los ciudadanos de Onda, Burriana, Vilafamés y más pueblos. Desde entonces se les conoce como los Hombres Libres, los que ahora se aprestan a defender las fronteras del Reino, porque los Enanos Mentales quieren invadir sus tierras. Los habitantes de las Tierras del Norte son gente honrada, laboriosa, trabajadora, amantes del arte, pueblo ejemplar como otros muchos, a quienes la historia les ha deparado una gran desgracia, provocada por el Genio del Mal, hace unos cien años, cuando inventó un imperio que nunca ha existido.
Ahora, los Enanos Mentales se han convertido en sus gobernantes. Odian la libertad, coartan la expresión del pensamiento y están dispuestos a apoderarse del Reino y destinarlo a huerto para su solaz y diversión y para extraerle todo el jugo. Los Hombres Libres les gritan a la cara lo que piensan y están dispuestos a defender el Reino de la invasión. Los Enanos Mentales han inventado una enorme catapulta llamada Estatut y cuando la disparen los Hombres Libres hablarán la lengua de los invasores y así éstos podrán unir el Reino a sus Tierras del Norte. Piensan quitarles el derecho de decidir por sí mismos. Incluso los letreros de los comercios tendrán que rotularse en aquella lengua. En lugar de “McDonals”, pondrán en el letrero “Fill de Donal” y abajo “entrepans”. Los hombres libres no podrán reírse, porque la delación es secreta y está premiada.
Con angustia, bañado en sudor Bernardino se despertó. Estaba en su masía de Peñagolosa solo. Constanza, su mujer, había ido con las amigas a Nueva York, aprovechando el Puente de Diciembre. Abrió la ventana y la luna rozó con su luz blanca la nieve de la cumbre. Se metió en la cama pensando ¡que sueño más tonto! Toda la tarde había estado analizando cuentos, para ver la frecuencia en que aparecen los seres fantásticos en las historias que leen niños y jovencitos. Dejó de zapear en el canal que daban “La Guerra de los Mundos”. No vio el final, la destrucción de los invasores cuando se ponen en contacto con la naturaleza íntima de la Tierra invadida. Se durmió antes.
6 de diciembre del 2005, Diario "El Mediterraneo".
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