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sábado
jul292006

Don Bernardino. Los Neanthertales

     Los tertulianos del café de las 11’30, con sus familias, se sumaron a los vecinos y amigos de Juan y Lola, para celebrar en El Palmeral la fiesta de San Antonio. El cura, tras la misa, bendijo los rollos cocidos en el horno árabe. A mediodía ensalada, paella, tombet, fruta y cocas de azúcar, de manzana, bizcochos de almendra, buñuelos, “figues albardaes” y vinos de la tierra, tempranillo y macabeo. A las siete, algunos trajeron sus caballos y celebraron una carrera monte arriba hasta el camino junto a la capillita de San Antonio, engalanada con palmas, flores y cirios. Luego la procesión, con el Santo delante, bordeando el monte, todos con velones encendidos, algo fantasmagórico en la noche. Al llegar a la capillita ya estaba encendida la hoguera y, a su alrededor, rezaron un Padre Nuestro y tras el ¡Visca San Antoni! Lola y sus amigas repartieron los rollos bendecidos.

     A media tarde, en la antigua era, mientras la orquesta, que había de animar el baile durante la cena hasta la madrugada, terminaba de montar sus atronadores bafles, todos se sentaron ante la mesa presidida por Don Bernardino y escucharon a Juan: -“Ya conocéis al orador, vive en Penyagolosa en una masía. Sobre el tejado tiene placas solares que le proporcionan electricidad y una antena, como un gran paraguas abierto al revés, para captar señales de satélites, que, con sus ordenadores, le ponen en contacto con el mundo. Ilustre científico, estudió en tantas universidades, que nunca he sabido donde obtuvo el título.

     Trabaja en arqueología y antropología. Siempre viste de negro porque, dice, repele los rayos de sol en verano y los atrae en invierno. En una fotografía de neadertal.jpguna convención de egiptólogos, celebrado en los años 50 en El Cairo, aparecieron todos vestidos de blanco y en medio, como una mosca, Don Bernardino con su traje negro”. Tras el aplauso, el científico saludó y entró enseguida al trapo. -“Descendemos del mono, a través de diversas etapas en la evolución. El hombre de cromagnon deviene en el homo sapiens sapiens, evolucionando desde hace cincuenta mil años hasta hoy. Tenía capacidad para el arte, para fabricar utensilios semejantes a los que hoy utilizamos, creando una auténtica cultura. Con los cromagnones, mezclados pero no revueltos, convivieron los neandertales, aparecidos hace cien mil años y desaparecidos unos setenta mil después, hombres toscos, con una capacidad craneal más grande que el cromagnon, pero incapaces para evolucionar. Se ha realizado pruebas de ADN de sus restos, evidenciando que cromagnones y neandertales nunca se cruzaron. Se extinguieron, porque los cromagnones tenían mejores técnicas de caza y eran capaces de concentrarse en lo que hacían. La era glaciar los sorprendió sin saber coser pieles, sin capacidad para defenderse de las bajas temperaturas”. neandertal2.jpgDon Bernardino levantó la vista de los papeles sobre los que iba desarrollando su conferencia y, por último, dijo: “He trabajado en Atapuerca, en la cantera caliza del Valle Neander en Alemania, en muchos sitios y no existe acta de extinción de los neandertales. Aquellos seres, parecidos al hombre, pero incapaces de evolucionar, no han dejando huella de su extinción definitiva. Pero, si saltamos de la prehistoria a la historia, en muchos lugares se encuentran auténticos neandertales. Son como el hombre y se les conoce por ser incapaces para evolucionar. Visto como se comportan ciertas personas, es evidente que no se han extinguido, algunos están entre nosotros. Verdaderos trogolitas, incapaces de ningún progreso. Ahí tienen a Carod-Rovira y a los extremistas vascos. Realmente son distintos, no por su rh, sino porque son neandertales, incapaces de evolucionar”.

     Esta vez el aplauso fue largo y sonoro. Juan remató: -“Mi amigo Bernardino es un coñón, pero muy sabio. Ahora a merendar, hay cocas, buñuelos, “figues albardaes” y buen vino del terreno. Luego a la Procesión”.

29 de febrero de 2.004, Diario "El Mediterraneo".

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