El emoticono

     En la sobremesa de la comilona que disfrutaron los amigos de Juan y Lola para celebrar la inauguración de la piscina del Palmeral, hubo chistes, algunos muy buenos; luego el natural sopor lo aplacaron con la siesta. Sobre las siete apareció Antonio, el “metge”, terminadas sus obligaciones en el Centro de Salud, con su mujer, Mariana. Todos decidieron refrescarse del calor de la tarde en la piscina, mientras Lola preparaba la merienda arriba, detrás de la casa, bajo los pinos, donde corre buena brisa al anochecer. El Mosén fue a celebrar la misa de ocho en su Parroquia. Sobre una larga mesa bajo los pinos, dos cocas de tomate, con tonyina, atún, cebolla y orégano y otra de manzanas cortadas muy delgadas, las tres tenían la masa muy fina y crujiente. Las había hecho Lola por la mañana temprano en el horno árabe. Montaditos de escalibada, de jamón con tomate, de salmón rociado con huevas de caviar, alcaparras y cebolla picadas. Todo muy apetecible. Como algunos habían de regresar a sus casas en coche, para beber jarras muy frías, dos con limonada y otras dos con cerveza y gaseosa: la refrescante clarita. Subían de la piscina y se sentaron entre protestas: “hay demasiada comida”, “estamos hartos desde el mediodía”, pero dieron cuenta de la merienda y resultó justa, no sobró nada.

     Roberto volvió a los chistes: “recuerdo uno del Instituto, el profesor explicaba la hiena: vive al sur del Sahara, duerme poco porque caza de noche, se aparea una vez al año, come excrementos y carroña y siempre se está riendo. No lo comprendo, dijo Jaimito. ¿Qué es lo que no comprendes?. Pues, no lo entiendo, si duerme poco, come mierda y jode una vez al año, de qué se ríe”.

     Mientras se calmaban las carcajadas, Constantino miró a Roberto: “me viene a la mente la perpetua sonrisa, que dibuja un rictus imborrable, en la cara de Zetapé, esté con quien esté, pase lo que pase y haga lo que haga. Es un emoticono”. “¿Qué es eso?” preguntó Emeterio. “El emoticono o icono emocional, es un grupo de signos ortográficos convenidos o unas caritas hechas con trazos simples, que se suelen poner junto a los mensajes, de Internet o de los móviles, para mostrar el estado de ánimo de quien los envía y así evitar párrafos largos. La sonrisa de Zetapé parece su emoticono, que pone para todo, pero es difícil saber qué significa. Hay una sonrisa como la que produce el jugo de la sardonia aplicado a la cara, igual a la de quien incuba el tétano. También puede ser expresión de satisfacción. La sonrisa se dá, además de en los seres humanos, en algunos animales y en los niños, que no son capaces de reír, pero si de sonreír. La risa nace de la superioridad del que ríe o, como dice Sthendal, es el último poder que le queda a un hombre sobre otro. Pero la sonrisa, bien distinta de la risa, cuando es constante se convierte en rictus, en una contracción de los labios dando a la boca el aspecto de la risa y es la manera de esconder la inferioridad frente a los demás”.

     Emeterio intervino: “también le ocurre a la hiena, cuando encuentra carroña emite un sonido parecido a la risa humana, aunque no es risa”. Lola que venía de la casa, con una fuente de pasteles de moniato y de calabaza, apostilló: “sin duda Zetapé se esconde detrás de la sonrisa, lleva gobernando 100 días y su única política es desmontar lo hecho por el PP en política exterior, en educación, el PHN, todo; y ocupar todos los puestos posibles, si no le gusta el Consejo Fiscal, pues lo deja en vía muerta y crea un organismo nuevo donde poner a letrados de su confianza, aunque no sean fiscales; que los australianos nos llaman de todo por habernos ido de Iraq y, a pesar de las protestas diplomáticas, dicen que no piensan excusarse, pues Zetapé mira hacía otro lado y no pasa nada; que en la Comisión les ha salido el tiro por la culata, pues ellos dirán lo contrario y tampoco pasa nada. Y no olvidan, cada día, desprestigiar y atacar a la Iglesia y ¡como sea! hundir la memoria de Aznar. Ese es el único programa del talante, destruir. Lo único “positivo”, si así se pudiera llamar, son las concesiones a gays, lesbianas y travestidos”. La noche se introdujo entre los pinos, como la densa oscuridad en la política de la España socialista.

1 de agosto de 2.004, Diario "El Mediterraneo".