¡Más madera, es la guerra!

     Los Diputados Populares puestos en pie, dirigiéndose a la Tribuna de Invitados, irrumpieron en una atronadora ovación que duró varios minutos. Zaplana, aunque se levantó, en lugar de aplaudir, daba golpes en su pupitre a modo de pateo equino. En el Palco recibía los aplausos Camps, Presidente de los valencianos, acompañado de políticos del PP-CV. El Congreso acababa de admitir a trámite el Estatuto consensuado con los socialistas, para lo cual, tanto él como Pla, habían tenido que sortear difíciles zancadillas, procedentes de sus respectivos partidos. Una vez más, puestos de acuerdo, en consenso, socialistas y populares habían realizado una gran labor, un Estatuto dentro del margen de la Constitución. Un paso de gigantes. Un modelo a seguir.

     Más allá del río Cenia, nuestros vecinos, los catalanes soportaban, con el mayor desinterés, el güirigay de sus inmerecidos políticos. ¡Qué habrá hecho la buena gente que vive entre el Ampurdan y el Delta, desde la Costa Brava a las tierras Leridanas, para merecer tal carteva de incompetentes, egoístas y mentecatos, que les han gobernado y les gobiernan. Se han liado en una disputa de patio de Colegio “yo soy independentista”, “yo más que tu”. Han creado un problema artificial que no existe mayoritariamente en la sociedad catalana.

     Gabriel Albiac, Catedrático de Filosofía la Universidad Complutense de Madrid, nació en 1.950 en Utiel y sobrepasado su entusiasmo marxista, con su estilo certero y agrio, los define como “esa cosa sin cerebro que es un nacionalista, carece del sentido del ridículo”. El Conseller de Comercio, Huguet dice que sin Estatuto Catalán habrá una guerra civil y recuerda “els segadors”, sin duda, es marxista, pero de Groucho ¡más madera, es la guerra! El caso es que, como confiesa su Presidente, el llamado Carod-Rovira, ERC no quiere un Estatut para Cataluña, quiere una Constitución. Lo repite hasta la saciedad, quiere la independencia. Éste descerebrado, que está gobernando España con el 1’9 % de los votos de este país, tiene postrado ante si al iluminado ZP, que también está de hinojos ante Ibarretxe, ante la ETA y ante el Moro de ahí abajo, que nos envía avalanchas de subsaharianos, como nos mandaba marroquíes en la Marcha Verde. Y está embelesado ante el asesino que gobierna Cuba, a cuyo ejército de represores ha invitado a que desfile el próximo 12 de octubre en España.

     La cita de “els segadors” es muy concluyente. Es una canción amenazante “que tremoli l’enemic/ en veient la nostra ensenya”. De sangre y decapitaciones ¡Bon colp de falç! Además el tontarras de Huguet nos amenaza con una guerra, cuando solo hace 66 años que perdieron una por incapacidad. Los catalanes están acostumbrados a celebrar las derrotas, las convierten en Díada, que es la conmemoración de su derrota ante Felipe V en la Guerra de Sucesión, donde no se enfrentaba Cataluña a España, solo defendía la Candidatura de Carlos de Austria para ocupar el trono español. “Combatimos por toda la nación española” dijo Villorroel, el defensor de Barcelona. Cuando el Estatuto aprobado la pasada semana llegue al Congreso, saltarán chispas incluso entre los diputados del PSOE, porque, se coja por donde se coja, su proyecto de Estatuto es inconstitucional.

     Estos segadores, jugando al independentismo mientras Europa se unifica, son incompatibles con su propio pueblo. Los catalanes están desinteresados en las luchas indecentes de sus políticos, tan distintos de los valencianos, populares y socialistas, que han sabido consensuar un Estatuto constitucional. Por eso nuestro Himno es bien distinto del elegido por ellos. Los valencianos trabajamos “per a ofrenar nóves glòries a Espanya/ tots a una veu, germans vingau”. Por eso, “ja en el taller i en el camp remoregen/ cántics d’amor, himnes de pau”.

4 de octubre del 2005, Diario "El Mediterraneo".