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lunes
jul312006

Carta a Francisco Camps

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     Ha consensuado una reforma de nuestro Estatuto, incorporando la cláusula que lleva su apellido, que puede jugar un papel decisivo, si se consuma la destrucción de España, sorteando la cainita traición de los zaplanistas, a quienes está discretamente, pero con mano firme, apartando de la dirección del partido. Los valencianos estamos de enhorabuena sabiendo quien nos gobierna.

     Cada cual puede hablar en castellano, ruso, valenciano, sánscrito, catalán, árabe, mandarín, en el idioma que prefiera, siempre que su interlocutor le entienda. En esta Comunidad hay una mayoría que habla castellano, riqueza singular que compartimos más de 400 millones de personas. Tal vez un sesenta por cien tienen como lengua materna el valenciano, ese que hablan los pastores, los leñadores, los aldeanos, la gente de la mayoría de nuestros pueblos y ciudades. Y, desde hace unos setenta años, poco a poco, se está introduciendo ese catalán que inventó Prat de la Riba allá por 1905, el barceloní tamizado por el inventor de los inexistentes paises catalanes. Es utilizado con la pretensión de hacernos a todos catalanes. Como hicieron los nazis, los que hablan alemán son alemanes, llevaron los tanques a los Sudetes y a Viena y se quedaron esos territorios. Es lo mismo pero sin tanques, con el dinero de la Generalitat de Barcelona y antes de la Banca Catalana que Pujol arruinó, cuya quiebra hemos pagado todos los españolitos, a través del Fondo de Garantías y Protección Bancaria.

     Le han colado la AVL en el Estatuto, porque gobernar es pactar. Lo comprendo. Pero no comprendo como traidores a las señas de identidad valenciana son académicos, cobran con una mano de la AVL y con la otra del IEC o de otra institución catalana. Estamos alimentando a los comandos invasores. Esos, que quieren convertirnos en esclavos, dentro de los países catalanes inventados, no pueden ser académicos. Respetaremos sus opiniones como amantes de la libertad, pero no podemos permitir que trufen nuestras universidades, institutos, escuelas, ni nuestra administración. Un jefe de los comandos invasores, Fernando Palomero, está presto a ocupar la presidencia de la AVL. Están infectando a la gente, porque, convencidos de su nacionalsocialismo, presionan a nuestros niños y a nuestra juventud. Un padre se quejaba el otro día, las clases de matemáticas, ciencias naturales, física y química se las dan a sus hijos en ese catalán que a usted le han tolerado, de momento, llamar idioma valenciano, y los exámenes ha de hacerlos en catalán, resultando peor una falta de ortografía o introducir un palabra en valenciano auténtico que equivocarse en un problema de química orgánica o de matemáticas. Son muchos los padres que están hasta el gorro de esta situación. O debo decir hasta la barretina.

     Confío en usted, Sr. Camps, tan hábil con la oposición y con los zaplanistas, ha llegado la hora de que limpie la Comunidad de catalanistas alimentados con el dinero de los valencianos. ¿Podrá con los invasores, con los comandos catalanistas? Si lo consigue, que Dios se lo premie. Si no, que se lo demande, como se lo demandarán los valencianos.

28 de marzo del 2006, Diario "El Mediterráneo".

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