LA ABUELA Y EL NIETO

     La abuela era más firme que sus padres, "si no haces los deberes, esta noche no ves la tele". En verano, cuando estuvo en su apartamento, le dijo: "las apruebas todas o por las mañanas estudiarás dos horas y por la tarde otras dos". La plantó: "¿qué dices abuela? si paso de curso con cuatro cates".

     Los manifestantes vascos amenazan con dianas y pistolas. La gente, que no piensa como ellos, ha de ir rodeada de guardaespaldas y mirar debajo de sus coches. En Cataluña algunos retrorrepublicanos hablan de decapitar o degollar al Rey. Hay políticos para los que la cosa carece de importancia. Se trata de libertad de expresión. Los mozos de escuadra están a las órdenes de un conseller comunista. En 900 Ayuntamientos no se iza la bandera de España y no pasa nada. Hay comentaristas políticos en Castellón que les parece muy bien que la parte del león de los presupuestos se la den a Cataluña y las migajas a nuestra Comunidad.

     La abuela recordó aquel chiste que tanta gracia le hacía a su marido, en gloria esté. Uno dice, "en mi pueblo somos todos muy machos". El otro contesta, "pues en el mío, la mitad somos machos y la otra mitad son mujeres y nos lo pasamos de miedo". Luego pensó que ese chiste ahora sería antifeminista y homófobo.

A los chicos de su generación, recordaba la abuela, los educaban para ser muy hombres, enteros, valientes, corteses y responsables. A las chicas también, muchas iban a la universidad. Las cosas han cambiado. Tal y como educan a los niños, no van a hacer de ellos hombres, sino mequetrefes. El que estudia está mal visto por sus compañeros, se le burlan y le acosan. El Gobierno tiene muchísimo interés en que la gente termine los estudios y regala los aprobados. Recuerda cuando bajaron del pueblo, recién casados, él con su flamante título de maestro. Ella hizo el bachiller nocturno y sacó el título de maestra. Los hijos llegaron más tarde, cuando los dos tenían trabajo. No fue fácil sacarles adelante con dos sueldos de maestros. Muy duro fue sacar el título de profesora de inglés, pero valió de mucho, estuvieron unos años en Inglaterra. Ella daba clases particulares, su marido se recicló y llegó a catedrático de instituto.

Ahora los universitarios no salen dispuestos a luchar, el 60% quiere ser funcionario y vegetar. Ya no van a la mili, el pequeño ejército español se nutre de voluntarios y mercenarios extranjeros. Antes, a los mozos el valor se les suponía, ahora nadie presume de valor y a nadie se le supone. Le ha dicho su nieta mayor, "eso es así porque ahora la gente está civilizada". Los hombrecitos y las mujercitas modernos no conocen a Don Pelayo, Séneca, Cervantes, Colón, Pizarro, Lope, Cortés, Guzmán el Bueno, Joanot Martorell, ni al verdadero Don Jaume. No conoce los ríos, ni los cabos de España, ni el valor del deber cumplido, ni el de la palabra dada. No son de roble y de una pieza, la mayoría están reblandecidos. Ella tiene muy claro que eso no es civilización, que eso es construir el país de los panolis. Nadie protesta, nadie se indigna. Los que lo hacen se callan para no ser incómodos, políticamente incorrectos. Todos los días nos avasallan unos pocos y lo encuentran natural. Está de moda ser progre, que viene a ser lo que eran los enemigos de Grecia cuando esta inventó la democracia.

2 de octubre de 2007, Diario "Mediterráneo".