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martes
jun052007

MÉDICOS COMO HOUSE ¡NO!

     House.jpg

     Describió sus síntomas y los tratamientos aplicados sin éxito, al internista Pedro Pons. Le dijo: “vaya y aféitese el bigote”. Al medio año volvió: “el dolor de estómago persistía y un día me afeité el bigote, empecé a mejorar y me curé. ¿Qué tiene que ver el bigote con el estómago?”. “Observé su pelo canoso y el bigote muy negro. Deduje que lo tintaba y todos los tintes tienen arsénico; además, mientras hablaba se chupaba, con el labio inferior, el superior y el bigote. Constantemente estaba tragando arsénico lo que le producía los dolores de estómago. Sin bigote no lo tintaría ni chuparía arsénico”.

     Fue a Juan Navés, traumatólogo cofundador de la Clínica Platón y ex portero del R.C.D. Español. Mientras explicaba el diagnóstico y el tratamiento que le aplicaban, el doctor decía “no es veritat, vull dir, lo que li han dit no es veritat”. Con el dedo gordo de su mano derecha repasó la columna del paciente: “de libro, es de libro. Usted vive en el Mediterráneo, su alimentación es característica y cuando le he preguntado si ese dolor bajaba por el brazo, me ha contestado que si. Los dolores de cervicales no corren, los que corren son los cristales de ácido úrico”. Le recetó una pastilla diaria y un régimen alimenticio. Ordenó dos radiografías y un análisis. Las pruebas confirmaron el diagnóstico. A los 6 meses desapareció el ácido úrico hasta hoy. Ya han pasado 35 años.

     Muy delgada, muy chata y llevaba unas gafas pesadas, enormes, tipo Mortadelo. A punto de pasar por el Tribunal Médico, con propuesta de incapacidad absoluta, pues tenía su columna destrozada, un amigo le preguntó: “¿Quieres una pensión o curarte?” “Curarme ¡soy muy joven!”. “Pues ves a Navés”. El doctor la escuchó, la examinó y repitió sus muletillas: “aixo que li han dit no es veritat”, “su columna es de libro”, y le pidió: “quítese las gafas”. Puso su índice en un punto detrás de la oreja y la paciente dio un grito. “Le duele ¿verdad? Ahí hay un punto que si se aprieta produce un dolor similar al de cervicales. Como usted no tiene puente en la nariz donde apoyar sus pesadas gafas, se las sujeta fuertemente con las patillas y eso le produce el dolor. Vaya al oculista y que le pongan lentillas”.Curada.

   Ya no están entre nosotros, pero me acuerdo tanto de Vicente como de Álvaro. Me enseñaron que un buen médico, ha de estar preparado y saber observar. Primero diagnosticar, después las pruebas sirven para confirmar el diagnóstico. No al revés.

     La serie televisiva House, muy premiada en Norteamérica, la protagoniza un médico que sabe de un montón de enfermedades, pero no examina en profundidad al enfermo, tarea que deja a sus ayudantes, que apuestan distintos diagnósticos y los pelean entre ellos. Someten al paciente a toda clase de pruebas -radiografías, tacs, análisis- y lo operan un par de veces. Al final del episodio encuentran un dato que ni House ni los ayudantes observaron al principio y entonces el diagnóstico es sencillo y la cura rápida. Dios nos libre de caer en manos de un médico así. Disponemos de análisis de todas clases y de un buen número de pruebas hechas con aparatos, que por si solas no dan el diagnóstico, sólo sirven para confirmar el que haya hecho el médico, previo examen directo del paciente, observando sus síntomas y oyendo sus antecedentes. Dios nos libre de caer en manos de alguien como House.

5 de Junio de 2007, Diario "Mediterráneo".

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