LECCIONES DE JUAN VELARDE FUERTES


Cumplirá el día 26 próximo 81 años. Economista español de gran prestigio, catedrático emérito de la Universidad Complutense, Premio Príncipe de Asturias. Habla de economía con ejemplos de fácil comprensión. En su prólogo al libro de Thomas E. Woods “Por qué el Estado sí es el problema” cuenta que fue a asesorar a una Comisión de la Conferencia Episcopal y el Obispo que presida le dijo: “Va siendo hora que se cambien esas leyes económicas que tanto daño hacen a esta medida (se refería a la proposición planteada), en pro del bienestar de los obreros”. “Antes hay que cambiar otra ley más mortífera y perjudicial para los obreros”. El Prelado de atajó: “De qué ley habla usted”. “De la ley de la gravedad” que causa muchos muertos en la construcción y en la industria. El Obispo le contestó que era una ley física y no se podía cambiar. Don Juan Velarde le aclaró: “Es una ley implacable, pero no menos que las que actúan en el ámbito económico”.
Las leyes económicas no dependen de los criterios economicistas ni políticos. Son fijas y desconocerlas sólo nos lleva caer en el vacío, a veces desde lo alto de una torre. Dirigir la economía por conveniencia política o electoral conduce a la ruina de los ciudadanos y del Estado. Ya conocían estos principios económicos a mediados del siglo XVI en la Universidad de Salamanca, Francisco de Vitoria, Domingo de Soto Martín de Azpilcueta y otros, como Cristóbal de Villalón, Juan de Medina y Tomás de Mercado, ahora conocidos como la Escuela de Salamanca, a quienes la actual Escuela de Viena les considera sus predecesores y han visitado sus tumbas para rendirles homenaje.
En un periódico de difusión nacional , hace pocos días, publicó “La fabula del rabo de la lagartija”. Cuenta como un niño encuentra unarabo de lagartija recién cortado, ve que se mueve y piensa que estáivo. Pasan los días y aun se mueve, un poco menos pero se mueve y piensa que sigue vivo. Hasta que un día deja de moverse. En realidad desde que fue cortado dejó de tener la posibilidad de vivir. Sólo iba hacia su paralización mortal. Es el mismo caso de la política del Gobierno cuando llegó al poder hace cuatro años y pico, la economía crecía, daba síntomas de estar viva, pero era sólo el rabo de lagartija que marchaba inexorablemente hacia una rofunda crisis, no se diagnosticó lo que venía y a los que avisabanse les llamaba antipatriotas. Pero las palabras vacías de los discursos, el obviar la palabra crisis, hacer trampas con las cifras que da el Gobierno, hacer comparaciones con magnitudes distintas a las de otros Estados europeos, no ha impedido a los ciudadanos ver la crisis en los supermercados desabastecidos, a pescadores, agricultores y camioneros en la calle, en huelga y desesperados, porque ellos también han de dar de comer a sus hijos. El petróleo y los alimentos, cada vez, son más caros. El paro aumenta. Oímos durante la pasada campaña electoral que esto se arreglaría en primavera, pero la primavera ya pasó y nada de nada. Sólo han creado desconfianza. Ahora se oye que será cuestión de un par de años. Prometen que el año que viene nos perdonarán, pero no lo eliminarán, el Impuesto del Patrimonio y que se van a dar prisa en las devoluciones del IVA a las empresas. No es eso. Convenga o no a la política de Zapatero, hay que reducir de gasto público y bajar los impuestos ya. Eso dicen las leyes económicas. Así lo hizo Rato en 1996 y funcionó. Por eso el abo de lagartija que se encontró el Presidente hace cuatro años, aun se movía hasta las pasadas elecciones. Ya no se mueve y se está descomponiendo. Atufa a cadaverina.
1de julio de 2008, Diario Mediterráneo".
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