SITEL, EL GRAN HERMANO

George Orwell escribió una de las novelas más conocidas y de mayor éxito en ventas del siglo pasado. Es una ficción política de futuro y el editor, ya que se publicaba en 1.948, acabada de escribir, jugó con los dos últimos dígitos del año y la tituló “1.984”.

El Gran Hermano, el Timonel que tiránicamente gobierna a todos sus súbditos a los que, según sus reglas económicas, mantiene al borde de la miseria y los tiene permanentemente vigilados por la policía. Los documentos históricos se vuelven a redactar totalmente manipulados. El lenguaje se modifica, de tal manera, que al desaparecer las palabras habituales y crear otras nuevas, solamente es posible pensar con ellas y por ese medio domina también el pensamiento de los individuos. Este Comandante en Jefe, Dios Pagano y Juez Supremo es la encarnación del Partido Único y nadie está por encima de él y de sus caprichos, ni tan siquiera la familia. El protagonista Winston y su compañera, tratan de luchar contra el sistema, pero es tan cerrado y poderoso que acaban aceptando que solamente es verdad lo que dice el Partido. Lo que él piensa o puede conocer por sus sentidos no cuenta,  lo evidente es lo que dice el Gran Hermano. Se trata de una tiranía absoluta, donde lo primero que se elimina es la libertad de expresión, luego acaban con la libertad de pensar. 

La poderosa mafia tiene prohibido delatar a un compañero o los oscuros negocios de la “familia”. La “ley de la omertá”, es decir, quebrantar el silencio. El chivatazo se castiga con la muerte, sin excusa, en todos los casos. Es el argumento de la película de Elia Kazan “La Ley del Silencio”, premiada con 8 Oscar. El protagonista, Marlon Brando, se conciencia de lo que ha hecho el Sindicato Portuario al hermano de su novia y los delata. En consecuencia, recibe el severo castigo de aquella mafia.

El Gobierno de Aznar en el año 2000 encargó a la empresa Ericsson el aparato del Sistema Integrado de Interceptación de las Comunicaciones Electrónicas, conocido por SITEL, que graba y almacena todas las conversaciones telefónicas y los SMS. Representaba violar el art. 18.3 de la Constitución, que garantiza el secreto de las comunicaciones de todas clases, incluso las telefónicas, por lo que se pidieron informes jurídicos y todos fueron negativos. Aznar respetuoso con los derechos constitucionales no puso en marcha el aparato.

Llegó Zapatero, tiró los informes jurídicos a la basura y puso en marcha SITEL. En cualquier momento se puede saber, gracias a su teléfono, quién es Ud., a qué hora está llamado, dónde vive y otra serie de datos personales, protegidos por Ley, que no pueden hacerse públicos. Sin embargo, el Gobierno los oye y los almacena. Escuchan a los etarras, a los traficantes de droga, a la oposición política y a cualquier sujeto que piensan que es digno de espiar. De hecho en el aparato están guardados todos sus datos, porque Ud. alguna vez habrá hablado por teléfono o enviando un SMS, así que el día que quieran saber algo de Ud., buscan en el almacenaje de SITEL y encuentran todos sus datos y conversaciones. Y a ver quién es el guapo que hablando en privado no ha dicho una palabra más alta que otra sobre el gobierno, sobre un ministro, incluso sobre un amigo o sobre un amigo o sobre un familiar. Entonces es cuando acuden al Juez, le piden permiso porque alegan tener sospechas de ciertos hechos. Hechos que han conocido a través de SITEL, y se realiza el espionaje con autorización judicial, que emana de un acto nulo, porque los datos han sido obtenidos antes de la autorización. ZP, el Gran Timonel, nos tiene controlados a todos. Es el Presidente de una tiranía. 

27 de Octubre de 2009, Diario "Mediterráneo".