YO, TAMBIÉN, SOY DE ERMUA

     Hace cinco semanas que tengo abandonado mi diario no por mi deseo, las obligaciones son primero. Hoy no puedo  callar ante la vileza  del  Ayuntamiento de inquirir al Foro de Ermua, para que no use el nombre de su pueblo. No entienden nada. No estamos hablando de sus calles ni de sus paisajes. Al poco de levantarse el muro de Berlín, ante él, Jonh F. Kennedy pronunció unas malabras mágicas y transcedentales: "yo también soy un berlinés". Todo el mundo lo entendió, acababa de proclamarse defensor de la libertad de todos los hombres. Recuerdo, cuando secuestraron y asesinaron a Miguel Angel Blanco, que todos los españoles, y especialmente los vacos, sintieron un latigazo en sus conciencias y perdieron el miedo a enfrentarse con los asesinos. Recuerdo aquel ertzaina que se arrancó el pasamontañas que les oculta la cabeza para evitar ser reconocido y propiciar las venganzas  de los cobardes etarras. Aquello se conoce y se sigue conociendo como el "Espíritu de Ermua". No es propiedad de ningún Ayuntamiento, ni de los ciudadanos de niguna población. Es propiedad de todos los que ya no tienen miedo y por ello son libres. Si se avergüenzan pueden volver a llamarse Hermua, como hasta hace poco más de doscientos años, procedente del primitivo "ermuas", tierra fronteriza entre Vizcaya y Guipuzcua.

     Dejo aquí el diario y me meto en internet. Buscaré la web del Foro de Ermua y me haré socio.