CARTA A MI MADRE EN LA DISTANCIA
Esta mañana buscando unos papeles he encontrado un sobre de luto, blanco con el reborde negro, tamaño mediano, que dejó mi madre al morir para mí. Entre las fotos de carnet de mi padre, de ella y una mía cuando tenía unos diez años y varios papelitos, había un papel muy doblado que le envíe hace 58 años con una poesía. Nunca he olvidado lo que dice. La transcribo aquí y doblo el papel manuscrito y lo meto en el sobre con todo lo demás. Y lo guardo como un tesoro.
Madre:
tu sabes la soledad de los amores,
la caricia del deseo,
el lamento
del momento.
¡No llores!
En tus tristezas escondes el sollozo.
Alejado y también sólo,
recuerdo, contemplo el gozo
hundido, en la distancia entre nosotros.
Lloras, ya lo se, mucho.
Y mucho porque sabes que te quiero
mucho. Estando cerca, mucho, mucho,
serías más feliz, y más,
mucho más.
Te privas:
de tenerme, de mirarme,
de traerme, de llevarme,
de quererme y de quererme
más y más.
¡No llores,
madre¡
Escribiré con sangre,
en el zenit de la gloria,
Tu nombre en las memoria
de los soles,
de los astros,
de los astros
y los soles.
Bilbao, 4 diciembre 1951,
En la Fiesta de la Madre, a la mía,
con todo el amor de su hijo.
¡Felicidades!
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