Stephen Hawking Vs. Ramón Sampedro

     Esparta entera era un ejército. Los niños, al nacer, quedaban en propiedad del Estado. De los 7 a los 20 años los sometían a una severa educación para formar su carácter; luego, hasta los 30 vivían en cuarteles; y después hasta los 60 iban al comedor público. Tras su nacimiento, la Comisión de Ancianos examinaba a los bebés desnudos: los débiles, deformes o cortos de talla, no aprobaban porque no servían para el ejército y eran despeñados desde lo alto del Monte Taigeto. Hitler autorizó dar muerte a un joven inválido y un año después, por Ley, autorizó la eutanasia. En su libro “Mi lucha”, éxito actual de ventas en Madrid, declaró sus intenciones, que puso en práctica con el exterminio de judíos, gitanos y todos los que no pertenecían a la “pura raza aria, elegida para conquistar el mundo”.

     La eutanasia es el tema de moda, tras la película Mar Adentro, basada en la historia de Ramón Sampedro, tetrapléjico, solo con movimientos limitados de su cabeza, pero con capacidad intelectual plena y voluntad decidida, como demostró en su tenaz lucha por conseguir autorización judicial para matarse, que con toda justicia se le negó. Hay miles de tetrapléjicos que quieren vivir. El Gobierno debe favorecerles, pero no exterminarlos. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha declarado que no existe el derecho a morir. El hombre no es una autonomía en el Universo, está enraizado en la sociedad, desde que nace hasta después de muerto, pues ella conserva su memoria y la huella de su paso por el mundo. La vida es de Dios dicen los cristianos y así lo creo, en cualquier caso, es un eslabón en la evolución. Toda nueva planta, animal o niño, es un nuevo proyecto de la naturaleza en la evolución, eliminarlo al nacer o después es un crimen contra la sociedad y contra el Universo. Gracias a los constantes proyectos de la naturaleza se ha llegado al hombre actual, porque la evolución está siempre en marcha.

     Stephen Hawking se doctoró en Trinity Hall de Cambridge, 1.966. A principios de esa década tuvo los primeros síntomas de la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) o enfermedad de Lou Gehrig. Paraliza progresivamente todos los miembros hasta que ahoga y mata. Es incurable, no tiene tratamiento, ni se conoce su origen, pero el intelecto no queda afectado. Hawking, esquelético, está postrado en una silla de ruedas y solo puede expresarse pulsando un botón a través de un complicado ordenador. Ha formulado diversas teorías sobre el Universo, el Big Bag, la explosión original del Cosmos y los agujeros negros. Ha sido catedrático en Cambridge, miembro de la Royal Society y recibió, entre otros, los Premios Albert Einstein y Príncipe de Asturias 1.989. Es uno de los científicos más prestigiosos y más leídos del mundo. Vive con dignidad su incómoda y limitadísima existencia, pero estudia y teoriza para enseñar a los demás. Algunos de sus libros, “Historia del tiempo”, “El Universo es una cáscara de nuez”, “A hombros de gigantes”, son los más leídos sobre estos temas.

     Si el esfuerzo titánico de Ramón Sampedro en conseguir una autorización para morir, lo hubiera empleado en algo útil para la sociedad, tras su muerte, todos honrarían su memoria. En cambio, como ocurre siempre  con los manipuladores, estamos hablando de eutanasia, un tema que nos conduce a las cavernas, a Esparta y a la Alemania nazi. Hace días la vicepresidenta Fernández de la “Vogue” –en pocos años, de la sobria pana cortijera de Felipe han posado con modelitos y algunos ademanes lascivos- negaba que el Gobierno pensara legalizar la eutanasia. Pero el miércoles último, la Secretaria de Bienestar Social del PSOE, Matilde Valentín, creía necesaria una Comisión Parlamentaria para tratar el tema. Este es el “girigall” de los “progres”. No se entienden en esto, ni en la definición de las autonomías. En cuanto abren el pico, a la mayoría de los “progres” se le nota que lo suyo es avanzar hacía atrás. Romper la sociedad y romper España. ¡No les dejaremos!

12 de septiembre de 2.004, Diario "El Mediterraneo".