LA FABRICA DE IGNORANTES

     El avión llegó por la noche a México D.F. La mañana siguiente iniciamos la visita a la ciudad en el Zócalo, el guía nos llevó al palacio de Cortés a ver la escalera decorada con los murales de Diego Rivera. Su esposa, la bisexual Frida Kahlo, fue mejor pintora que él, sus cuadros, apretados de color, expresan todo el dolor y la pasión de su atormentada vida. Los murales predican la cultura indígena y por esa comezón que sentimos los españoles --si la conquista se hizo de una manera adecuada y ayudó a los pueblos nativos-- a la salida compré, en una librería de la misma plaza, una Historia de la conquista de México escrita por un autor mexicano. Me ilustró durante todo el viaje completando los relatos de los guías que nos acompañaron de México capital, pasando por Cuernavaca y Taxco, hasta Acapulco. Luego Mérida y Cancún. Visité el cenote sagrado de Chichen Itza, donde sacrificaban jovencitas vírgenes vivas, en medio de una lluvia de flores, y la grandiosa cancha del juego de pelota. Los vencedores eran sacrificados para que se transformaran en el Sol y la Luna. A Hernán Cortés lo identificaron como Quetzalcóatl, dios del viento, regresando en "pequeñas nubes que flotaban sobre el agua". Sobre los altares incas vio los restos del canibalismo que practicaban con sus enemigos; lo que encontró el conquistador eran civilizaciones poco avanzadas. La colonización española y la predicación de la religión cristiana, introdujeron la esencia de la cultura grecorromana y occidentalizaron a aquellas gentes. A pesar de las atrocidades que se puedan atribuir a los conquistadores, en conjunto la colonización fue beneficiosa para los nativos, al sustituir sus culturas decadentes e infames, por la superior cultura occidental.

     Era el año de gracia de 1492 cuando los Reyes Católicos, que habían unido los reinos de España, remataron una tarea de siete siglos, reconquistando la última tierra usurpada por los extranjeros musulmanes, y alborearon la mayor hazaña de la historia, el descubrimiento de América. Poco después, el emperador Carlos salvó definitivamente a Europa de la invasión islámica por el Este, haciendo levantar, a Solimán, el sitio de Viena; como Carlos Martel lo hizo siglos antes, por el Oeste, en Poitiers; y la Santa Liga al mando de Don Juan de Austria venció por mar a los otomanos. Miguel de Cervantes, conocido como el Manco de Lepanto por las heridas allí recibidas, es el mayor faro literario universal, junto a su coetáneo William Shakespeare.

     Pero los españoles de muchas comunidades no estudiarán las páginas más importantes de nuestras literatura e historia, asignatura que pierde su nombre por el de Cambios en el Tiempo. A esto lleva el Decreto de Enseñanzas Mínimas aprobado por el Ministerio de Deseducación o Fábrica de Ignorantes, que ha cedido a las exigencias nacionalistas y progres. Habrá españoles que desconocerán la historia y la literatura de su patria, que sin duda entusiasmará a otros europeos que hayan tenido la suerte de nacer en Francia, en Inglaterra, en Alemania o en Italia. Si el PP no gana las próximas elecciones autonómicas, nuestros hijos y nietos acabarán sus estudios siendo unos ignorantes. Nos jugamos mucho. Nuestros descendientes gran parte de su futuro.

30 de enero de 2007, Diario "Mediterráneo".