LA BUFA LA GAMBA

No nos dejan olvidar, ni perdonar. La mayoría de los españoles hace tiempo que olvidamos a aquéllos que hicieron el cafre en la guerra civil. Están perdonados, como enseña el Evangelio.
El 29 de agosto de 1936 unos “doscientos hombres armados” sorprendieron y apresaron al capitán del barco “Isla de Menorca”, fondeado en nuestro puerto, y se “incautaron de todos los presos, en número de 58 y llevándoselos los han ejecutado”. Así consta en el telegrama núm. 322 del Gobernador Civil a su Ministro. La noche del 13 de junio de 1.938 el Ejército de la República se retiró vencido de Castellón, dejando los caminos de la huerta sembrados de castellonenses recién fusilados.
Entraban en los conventos y en las iglesias profanándolas. Derribaban y hacían añicos las imágenes de los santos, de la Virgen y de Jesús. Sacerdotes, monjas y frailes, considerados “ordas salvajes” por la Federación Local de Sindicatos Únicos de Castellón, eran fusilados en las tapias de los cementerios. Las persecuciones de los emperadores romanos no martirizaron a tantos cristianos como los pistoleros y chequistas entre 1936 y 1939. Más de 600 religiosos y sacerdotes de esta provincia fueron martirizados durante la guerra. Todos murieron perdonando a sus verdugos.
Debía ser el ambiente. Alemania masacró millones de judíos. Stalin multiplicó por diez esas muertes en el genocidio de su propio pueblo. Los dos bandos españoles no tuvieron miramientos en fusilar todo lo que tenían por delante. Posiblemente, ni Azaña, ni Companys, ni Largo Caballero, ni Negrín, ni Franco, ni sus más próximos camaradas, usaron de sus pistolones en las masacres, pero no cabe duda de que son protagonistas de una página oscurísima de la Historia de España. Ninguno de ellos supo parar el vendaval de la violencia, garantizando la vida de los españoles. Fueron incapaces de sentarse en una mesa y solucionar los problemas reales del país.
Las Cortes han aprobado una Ley de Memoria Troceada. En las hornacinas, de las que apearon las imágenes del culto cristiano, quieren colocarnos a sus “grandes” iconos del pasado. Ni Carrillo, ni Pasionaria, ni Negrín, ni Alcalá Zamora y muchos menos Azaña, evitaron aquellas matanzas. No merecen el respeto de ningún español. Si no podian hacer nada, debieron dimitir y proclamar al mundo entero lo que estaba ocurriendo. No lo hicieron.
Las hipotecas suben, el paro sube. Se ha aparcado todo para atender al comunista Llamazares, ayudado por el experto Carrillo, que ordenó matar, sin juicio previo, a 5000 españoles en Paracuellos. Ambos son miembros del partido comunista, que también masacró a trokistas y anarquistas para hacer de este país lo que hicieron de Rumania, Bulgaria o cualquier otro país sovietizado. Nunca pensaron en luchar por la democracia y por la libertad. Dependían de la URSS y allí la democracia no cabía, sólo la dictadura del proletariado. Su memoria histórica, para la mayoría de los españoles es “la bufa la gamba”. “Se mos en fot”. Estos desvergonzados no saben Historia, ni tienen condiciones para conducir el porvenir. “Mos la bufen”.
29 de Octubre de 2007, Diario "Mediterráneo."
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