jueves
oct062011

DISCURSO DEL MANTENEDOR DE LA MUSA DE ONDA

Buenas noches Marta.

 

            Señoras y Señores.

 

            Marta, me he visto agradablemente obligado a venir aquí, esta noche en que tu reinas, obligado a decirte unas cuantas cosas. Tú estás dedicada a la Música y me gustaría traerte, como homenaje, algo relacionado con la Música. Por supuesto, no voy a traer un piano. Abulta demasiado. Voy a intentar explicarte lo importante que, para mí, ha sido toda clase Música, a lo largo de mi vida.

 

            Recuerdo que, en Londres, un día se abrieron las ventanas y llovieron monedas. Ya sabes, allí en Leicester, en aquella plaza llena de cines, donde se hacen tantos estrenos mundiales de famosas películas, como en otros muchos puntos de Londres, la gente no pide limosna. Sencillamente actúa, canta, baila, hace mímica, toca la música y recoge unas monedas. Allí empezó Charlot, el genial Charles Chaplin, a hacer sus cosas. Un día iba caminando, salíamos de clase por Charlotte Street, y oímos una canción maravillosa. Iban tres mendigos: uno tocaba la trompeta, otro una guitarra y el tercero, un hombre alto, más bien moreno, muy delgado, con una enorme bocina, un megáfono sin pilas de los uqe antes se usaban, cantaba una canción, que luego dio la vuelta al mundo y se hizo famosa. Era la canción de la  película que se acababa de estrenar, precisamente en un cine de Leicester, “El amor es algo maravilloso”. Me impresionó, no es que tuviera un momento tonto, fue un momento importante, ya te digo, todas las ventanas de la calle se iban abriendo al paso de aquel hombre al oír la canción por su megáfono y arrojaban monedas. La canción, como el amor, era algo maravilloso.

 

            Antes, cuando yo era estudiante, las películas no se promocionaban como ahora. Ahora, antes de estrenar una película importante hemos oído su música, hemos visto algunas escenas en televisión. Antes, en los periódicos salían unos pasquines o anuncios de la película, tal vez se hablaba de que se iba a estrenar cierta película, pero que ignoraban todas sus escenas y su música. Por eso fue una impresión asombrosa acudir a un estreno, era en Bilbao, de Charles Chaplin, y oir desde la butaca, por primera vez, “Candilejas”. Música de Charlot, sencilla, sentimental, bellísima. Otra canción que todavía da la vuelta al mundo.

 

            Los directores de orquesta, tu lo aprenderas pronto, cuando con tu piano acompañes a una orquesta sinfónica, los directores de la orquesta sinfónica tienen el genio más largo que la batuta. Recuerdo a Has Von Benda, un alemán recalado después de la Guerra Mundial en Valencia, que dirigía muy discretamente la Orquesta Municipal. En el primer concierto que le oí inició los compases del primer movimiento y cuando a su final tenían que intervenir los timbales, dirigió su batuta a ellos, miró, el timbalero no estaba, y con trazo seco en el airte de su batuta paró el concierto, se volvió al público y dijo no puedo continuar sin timbalero. Y se metió entre cortinas, allí dentro. Se rumoreaba por la sala que ya anteriormente había dado otros conciertos en Valencia donde tuvo tal bronca con el timbalero que había entonces que éste murió poco después de un infarto. El nuevo timbalero, hijo del anterior, por lo visto le había hecho un plante a Has Von Benda. En aquella época no habían huelgas, como ahora, pero siempre ha habido gente con dignidad.

 

            Pues bien, aquella Orquesta Municipal, poco después, acometió el estreno mundial de una importante sinfonía. Aquella noche la gente bien de Valencia acudió con tiros largos, los estudiantes acudimos con nuestro traje azul, que era lo obligado para los domingos y días de fiesta, ese traje de los domingos que antes tenía todo el mundo, y el escenario se llenó de músicos. La orquesta fue reforzada en cuerdas, en viento, en percusión, en todos sus sectores. Los coros no cabían en el escenario y por el foro se adivinaba que tras los telones del escenario aún había más cantores, algunos entraban y salían. Aquello fue impresionante. Se acaba de estrenar, acabábamos de oír por primera vez, entonces los discos no circulaban como ahora, acabamos de oír por primera vez la Cuarta Sinfonía de Maler. Maravillosa, impresionante. La gente al salir solamente podía mostrar su asombro, nadiera capaz de hacer una crítica para bien o para mal. Maler pudo con todos nosotros.

 

            Otra clase de música la fuímos descubriendo en las tertulias de las librerías, en las rebóticas. Siendo universitario, durante los primeros años de Universidad, en un viaje a Madrid –en Autored- entablé conversación con unas chicas francesas. Ellas recitaban, aunque no sabían casi castellano, perfectamente a García Lorca. Allí oí por primera vez algunas cosas del Romancero Gitano. Luego, con una osadía que parecía imposible, Aguilar publicó su tomo de Obras Completas de García Lorca. Hasta entonces había estado prohibido, no es que no se leyera en las escuelas, es que sus libros no existían, las nuevas generaciones no conocían a aquel poeta, ni sus versos. Había sido doblemente asesinado en su cuerpo y en su obra. Entonces empezamos a oír que alguna persona mayor recordaba como tararear el “Café de Chinitas” o “Los Cuatro Muleros”. Que impresión, un poeta músico que si era importante por sus versos, más importante era y más grande cuando se sentaba al piano y tocaba y recitaba para sus amigos, mientras “la luna vino a la fragua con un polisón de nardos”.

 

            Ya he dicho antes que cuando yo era joven los discos eran prácticamente un artículo de superlujo que no existía y desde luego los que se publican en España, aparte Marchín, poco tenían que ver con lo que circulaba por el extranjero. Acordaros de aquellas fronteras cerradas, donde para salir de ellas unos simples estudiantes, como nosotros, al acabar la carrera tuvimos que comisionarnos dos compañeros, todo un mes para tramitar, para cumplimentar los largos trámites del pasaporte de los pocos estudiantes del curso. Total ibámos a Roma, que era a donde se solía ir. Una anécdota muy curiosa, en los formularios para rellenar, había una casilla que preguntaba qué hacía Ud. durante la guerra; y, claro, mi compañero y yo sencillamente pusimos, mamar, posiblemente todos o estábamos mamando, durante la guerra o andando a gatas.

 

            Por aquella época recuerdo como un verano, estando en mi habitación de un balneario, durmiento la siesta, en medio de apacibles sueños, me despertó una música dulce, armoniosa, extraordinaria. Acababa de descubrir a los Platters, Only you, Frayer, … Era el disco de un veraneante, que lo había traído de Suiza. Fue una impresión aún hoy inolvidable.

 

            Mucho más tarde, he descubierto que el Génesis de la Biblia es un libro de leyendas. Resulta que lo de Adán y Eva no tiene nada que ver con los primates, los monos y todos esos animalotes de los cuales desciende el hombre. Lo he descubierto muy tarde, por que aunque estudié un año biología en Madrid, el libro de biología, por supuesto en francés, estaba prohibido y había que comprarlo de segunda mano. Allí se hablaba algo de evolución, pero no era una doctrina aceptable en aquel momento histórico. Esa misma evolución, como tantos otros conocimientos han venido luego, posteriormente, a aclararse. La historia de Adán y Eva parece ser que no pasa de una simple leyenda, ni la creación del mundo se hizo en seis días.

 

            Por lo que dicen los sabios, alguien le pegó una patada a una bola de fuego y empezó a desarrollarse el universo, en una progresión aún no terminada. Has visto en el cielo como cruzan a veces estrellas, eso que decimos se ha caido una estrella. De siglo en siglo casi hemos oído que senoa acerca el Cometa Halley. Has empezado a oir hablar de agujeros negros, algo así como si fuera concebible la nada o el vacío. Todas esas explicaciones, ahora tan de moda, parece ser que son las que la ciencia admite comunmente. Resulta que no fue Dios quien dispuso de palabra o de pensamiento que se creara el mar, la tierra y los cielos, los animales, los peces, … Ha sido de otra manera. Por medio de aquella patada, o dicho más científicamente, por medio de aquella gran explosión, el Big Bag, se produjo la creación del universo. Ahora resulta que fue con una magnífica nota musical. Con un do brillante, producido por el más espectacular instrumento de percusión. Con aquella música se creó el universo.

 

            Podría recordar un Convento donde unas monjas vascas, bueno, el monasterio era vasco, las monjas algunas o muchas serían de allí, tras las celosías de la clausura se cantaba el mejor gregoriano que he oído en mi vida. Que impresión, que estritularidad, que ejecución más exacta y pura.

 

            Podría contar lo impresionante que fue descubrir en la televisión y luego seguirlo año tras año, todos los días 1 de enero, por la mañana, el concierto en música desde Viena, el famoso concierto de primero de año. Todo Valses.

 

            He visto en Venecia evolucionar cuatro enormes góndolas, con sus gondoleros vestidos a la antigua usanza, llenos de turistas y entonando canciones italianas. No casaría muy bien lo de la góndola con la canción napolitana, pero el espectaculo resultaba simpático, alegre, divertido y emotivo. Maniobraban las góndolas, con en un baile, por debajo del puente de Rialto. Era magnífico.

 

            Podría pasarme horas contándote momentos en que una música me ha impresionado. Me he limitado únicamente a entresacar algunos de los que de alguna manera especial me impresionaron muchísimo y al mismo tiempo me descubrían algo nuevo. Ni que decir tiene que he oído muchas veces interpretar las sinfonías de Bethoven o los conciertos de Mozart o las operas de Verdi o de Wagner. Pero no me ha producido una impresión sorpresa, como las que te he contado hasta ahora. Hay otra que no quiero dejar olvidada.

 

            Cuando no existían discos de alta fidelidad, cuando a los discos se les llamaba placas y las agujas de los gramófonos, luego se llamaron picouts, había que cambiarlas cada dos o tres piezas, empecé con un amigo a coleccionar estas placas. La primera la trajó él y descubrí a Grye. El. Per Gyn. La impresión fue maravillosa, yo ya había leído Pande Nut Hansum, pero aquella música era mucho más ilustrativa, más descriptiva de las leyendas del Norte. Nada comparable con “la mañana” del Per Gyn.

 

            Yo quiero, Marta, traerte ese obsequio, que tras esta noche en que tu reinas, todas tus mañanas sean como la mañana del Per Gyn, suaves, dulces, luminosas, armónicas y felices.

 

            Buenas noches.


 

 

jueves
oct062011

PACO PASTOR

Señores y Señoras,

En mi casa nos gusta mucho esos espectáculos de “Hollywood”, que vemos por televisión, donde se conceden premios de las distintas academias. El patio de butacas de los locales donde se celebran esas fiestas, está lleno de las caras más conocidas del cine y la televisión. Los presentados son los actores y estrellas más renombrados. Los premiados, cada año, son unos cuantos de ellos.

Nos reimos mucho, porque les vemos a todos muy contentos, muy felices, muy amigos. Siempre con esa sonrisa en los labios, dispuestos a querer a todo el mundo. Todos se quieren. Nosotros llamamos a esas fiestas “hoy por ti, mañana por mí”. Es decir, hoy acudimos todos para darle un premio a fulano, con la esperanza de que todos vuelvan mañana para ofrecerme un premio a mi.             

Por muy bonito que sea, todo aquello forma parte de un tinglado. De una estructura, de una promoción. En el fondo es una industria, la maravillosa industria cinematográfica, la moderna fábrica de sueños. 

Con las presentaciones de libros ocurre igual. Sin embargo, yo no he venido aquí, como ocurre en otras presentaciones de libros, con la esperanza de que ésta sea la fiesta de Francisco Pastor y “mañana por mí”. 

Yo, como vosotros, hemos venido aquí, unos cuantos amigos, a festejar a Paco Pastor, porque nos ha salido, no solamente, el hombre maravilloso que ya conocíamos, el verdadero amigo. Nos ha salido, además, un gran escritor. 

Lo conoceis de sobra. Es un leridano enraizado, como una roca en Peñíscola. Como esa misma roca que rodea el mar, coronada por el Castillo y la mitra del Papa Luna. 

¿Cómo es posible, de la noche a la mañana, que Paco, aunque ligado toda la vida al entorno de la literatura, aún habiendo hecho sus honestos pinitos de principiante en la juventud, ahora, en la madurez, ya jubilado, se haya dedicado a escribir esos cuentos maravillosos; en algo distinto, en algo que en todas partes le premian, que están en las librerías arrebatados por todo el mundo. 

Es muy sencillo. Los cuentos de Paco Pastor son míticos. Solamente lo mítico es grande. Sólo los genios llegan a escribir obras míticas. 

Os acordáis de esos maravillosos actores eternos segundones, aunque lo hacen maravillosamente. Nunca alcanzan la fama. En ellos hay un auténtico profesional, son la perfección del saber hacer. Pero, las estrellas, los que pasan más allá de los años y se recuerdan siempre, como Charlot, Gary Grant o Marlon Brando, por hablar de hombres, ó esas maravillosas mujeres, que parece que nos han dado más ternura, más sexo, más amor y más carácter que nadie, cuando solamente, como Marylin, se levantaron las faldas, sin enseñar las piernas (la recordáis allí, sobre la reja de ventilación del metro por donde salía el aire con fuerza) o Rita Haywort, que parecía se desnudase en escena y solamente se había quitado un guante negro, que le cubría por encima del codo.

Qué tienen esas figuras que no tienen los demás. No son más bellas, ni más guapas, ni más inteligentes, ni trabajan mejor. Además de todo eso, aportan algo que los hace entrar en el reino de la mítica. Se apoyan con un gesto y, no solo alcanzan la perfección, la traspasan. Se convierten en mito. 

El mito se describe en el diccionario como “fábula alegórica”. Míticio es algo irreal que se ha convertido en real, porque lo hemos aprehendido así. No es sino un maravilloso invento de los hombres. La creación del mundo, esa magnífica historia del big bang que no tiene ninguna base cierta, es un mito apasionante para todos. Que son los ángeles, todas las historias de religión, todos esos maravillosos libros que nos llevan más allá de la realidad y que, trascendiendo la verdadera esencia de la realidad, creando otra mucho más sugerente, convierten la acción de un hombre en mito. Los libros verdaderamente geniales, aquéllos que perduran a través de los siglos, solamente tienen un secreto, son míticos. 

La maestría en el escribir el dominio de la escritura, la belleza de una frase o de un verso, no tiene nada que ver con el haber creado una obra mítica. No hay que confundir el que las historias que nos cuentan en los libros puedan ser verdaderos o no. Cualquier novela, cualquier relato, normalmente está inventado por el escritor, pero, no por inventado es mítico. Es una historia inventada, pero parecida a la que nos puede mostrar la realidad. Cuando esa historia entra en el mundo de lo que posiblemente es real, cuenta cosas que en la realidad no se pueden dar y, sin embargo, llegamos a creer que son reales, o que, al menos, existen. Cuando hay serias dudas de lo que pueden ser, entonces entran en el reino de lo mítico. 

Todos los relatos de mitología grecorromana, esos dioses que aún perduran en las constelaciones del cielo, invento de los griegos y luego recreación de los romanos, la Diana Cazadora, el Rapto de Europa, todo eso es mito. Muchas veces dudamos si realmente han existido o no. En realidad, esas historias forman parte de nuestra cultura y son tan reales como los números, tan reales como las ecuaciones, tan vigentes como los árboles que van adornando nuestro paseo. 

Cuando hablamos del pueblo gitano, de su cultura, de lo que tiene de extraña y rara puede que nos apasione o nos lleve al racismo, a decir ellos en su sitio, aparte. Pero, cuando uno de sus artistas se levanta en un tablao y sus brazos surcan el aire con una cadencia y un hacer solamente comparable al lance de ese torero que para, manda y templa y nos hace vibrar con un auténtico ¡Olé! (porque esas cosas no es necesario aprenderlas, ni filosofarlas, se sienten) es porque han transpuesto lo real y entrado en lo mítico. Lo trata de explicar en “La teoría y juego del duende” Federico García Lorca, donde nos narra como Manuel Torres le decía a uno que cantaba “tu tienes voz, tu sabes los estilos, pero no triunfarás porque tu no tienes duende”. Es algo que está más allá de la perfección, o que, tal vez, no es más perfecto que lo que hacen los demás, ni más profesional, ni más exacto, ni más verdadero. Pero ha entrado en lo mítico. 

Cuando se entra en lo mítico no hace falta contar toda la historia, porue ésta nos pertenece y está arraigada entre la gente. Cuando se oye: “He aquí el tinglado de la antigua farsa”, se nos encienden las candilejas del teatro y estamos dispuestos a ver levantarse el telón. No hace falt hablar de Caperucita cuando se habla del lobo. Se recuerda toda la historia. Qué tiene ese cuento de apasionante. Pues, que es mítico. Todos nos identificamos o con la abuelita, o con el lobo, o con Caperucita. Podrá parecer infantil, pero ese cuento es auténticamente mítico, forma parte de nuestra cultura, es universalmente conocido y querido por todos. 

Los mitos, al fin y al cabo, solo están traduciendo las auténticas pasiones de los hombres. Cuando se oye el monólogo de Hamlet, la duda de ser o no ser, de existir, es mítico porque es la duda que todo hombre siente, es la eterna dualidad de la vida, en la que uno parece que es feliz y, tal vez, no lo sea. O parece, que es desgraciado y, tal vez, tenga motivos para ser feliz, por el solo hecho de estar vivo. 

Cuando se ha logrado el mito, empieza uno a pensar que esa persona, ese libro, esa historia, es grande y está más allá. Para siempre, en el Olimpo. 

¿Habéis pensado en Don Quijote, al que casi nadie ha leído?. Que sería de Don Quijote si no hubiera atacado son su lanza a los molinos. Acaso no dudamos todos desde hace 500 años si los molinos eran gigantes disfrazados y Don Quijote no estaba loco. Libros de Caballería en aquella época, como en todas, hay muchos. El caballero que rescata el Santo Cáliz es el que hoy rescata a la chica. Da lo mismo que actúe con armadura de caballero o con colt a la cintura. Siempre es una lucha en defensa del débil. Pero no todos son mitos. Don Quijote si. 

El único secreto del Príncipe Azul, no es el de ser príncipe, el de ser guapo, el de ser joven, el de estar dispuesto a casarse con la Bella Durmiente. Esa Bella Durmiente que todas las mujeres, cualquiera que sea su edad, llevan  en el fondo de su corazón, lo único que anhela es la esperanza. Por eso, el Príncipe Azul nunca es vuestro marido, ni vuestro novio, sino solamente un sueño, un mito. 

La pirueta final en las fábulas es sólo una moraleja, pero cuando la pirueta final es trascender la realidad y crear una fantasía capaz de poblar nuestro sueño, entonces es un mito. No todos los mitos han de ser como el de la Bella Durmiente, también puede ser el sueño de Don Quijote, o puede ser esa maravillosa historia de “Cien Años de Soledad”, donde a Petra Cotes le ponen hasta los pollos, donde Melquíades conduce la trama como si fuera, no un director del circo, sino auténtico dios de toda la historia. Donde los buenos suben al cielo, como subió mientras cosía en la galería, de puro buena, Sofía. 

Qué sería la Biblia si no estuviera plagada de mitos. De cosas que nos parecen reales como esas sillas que ocupáis. Las serpientes se enroscaban en los árboles ofreciendo una manzana en la boca. Los mares se abrían de par en par y los judíos pasaban, para que se volvieran a cerrar las aguas sobre el ejército del Faraón. La mujer curiosa se tornaba estatua de sal. El precio de la odalisca, perdidos sus siete velos, era la cabeza del Bautista. Puede que no sea historia, pero evidentemente es real. Como Zeus, una pura invención, tal vez, de los hombres o, tal vez, del mismo Dios, que nos ha inventado a nosotros. 

Y volviendo a los libros de Paco, a esos míticos cuentos que ha creado, hay que decir que traspasa la realidad, que sus personajes son siempre de una escalofriante plasticidad, auténticamente mítica. Como el ferroviario poeta que en la pizarra donde debía anotar los atrasos de los trenes, escribe sus poemas. 

De todas maneras, he de confesar sinceramente, antes de terminar, que lo que he dicho, tal vez, no sea así. Tal vez, esto no sea más que una fantasía, que por desgracia para mi, no tiene nada de mítica. Lo importante es que Paco ha escrito dos libros maravillosos y yo he venido a decirlo, porque es mi amigo. 

VINAROZ, 10.11.90

 

viernes
oct162009

DISCURSO COMO MANTENEDOR DE ANA VALBUENA I ROIG - 50 VIOLANT D´HUNGRÍA

Señoras y señores, amics tots, permitidme que agradezca su presencia a las Excelentísimas autoridades que nos acompañan. 

Que salude al Prohom del Cavallers de la Conquesta, a su secretario, aquí conmigo, y a la representación de todos aquellos caballeros, que, con otros muchos, hicieron posible la conquista de Ares y Morella, de Burriana, Cervera, Vilafamés, Castellón en su antiguo emplazamiento, Borriol, Alcalatén y Peñíscola, luego Chivert y poco antes de Valencia, Almenara y Vall de Uxó. 

Saludo a las bellas damas de compañía, Na Dolça, Na Ermengarda, Na Eva, Na Margarida, Na Provençala y Na Rama. Y sobre todo, de una manera muy especial, a Ana, Na Violant, joven y bellísima, como lo era aquella Princesa húngara, que ha tenido la gentileza de elegirme para que esta noche hable  en su proclamación. No tengo ningún mérito para ello, salvo la amistad con su familia desde hace años, ya con su entrañable abuelo, Miguel Roig; y por tradición familiar y por sentirlo profundamente, por ser un forofo de las señas de identidad de Castellón y de todo lo de nuestra tierra. 

El tema impuesto al mantenedor es hablar de patria, fe y amor, pero hay un concepto más importante que ninguno de ellos. El otro día me preguntaron qué pedía a los Reyes Magos para todos los españoles. Libertad, contesté, mucha libertad, porque sin libertad no se puede ser feliz, no se puede tener patria, ni fe, ni amor. Por la libertad podemos dar la vida, sin pensarlo dos veces. 

En estos tiempos de lucha en defensa de nuestras señas de identidad, nos detenemos y celebramos, como una importantísima seña, las Fiestas de la Magdalena. Días de llenar nuestras calles de flores, de canciones, de mujeres preciosas. De señalar la hermosura de vuestras damas y de una manera especial vuestra gran belleza, Na Violant; vuestro porte distinguido, vuestra silueta sin parar, vuestra elegancia y lo que representáis en esta tierra y en nuestra historia. Hablaré esta noche de cómo Don Jaime luchó por su libertad y cómo para gozar de libertad creó un Reino distinto a los que había heredado, libre de ataduras; y de cómo, por eso, nosotros somos como somos y lo que somos. 

Una corriente intelectual dice que el objetivo de la historia no son las culturas, ni los imperios, ni los estados, ni las razas, ni las clases sociales, que la historia es la historia de la libertad. Mientras Juan Sin Tierra de Inglaterra, se vió forzado a firmar la Carta Magna en 1.215, cediendo gran parte de sus privilegios reales, documento considerado importantísimo en la historia de las libertades de los pueblos, Don Jaime tiene siete años y medio,  es un niño huérfano que sufre y está aprendiendo a hacerse un hombre, en su particular lucha por la libertad. 

Don Jaime nació providencialmente. Su padre, Don Pedro, hacía años que había abandonado el lecho de su mujer y se entretenía en otras sábanas. Un día, sus nobles le anunciaron que habían preparado una bella dama para que pasara la noche con ella. Don Pedro ¡como no! accedió. Pero cuando se metió en la cama, se encontró a su mujer, Doña María de Montpellier, nieta del Emperador de Bizancio. Era tan aficionado al menester que no le hizo ascos, con tan buena suerte, que de aquella extraña y única conjunción nació un niño, Jaime, en enero de 1.208.

A poco de cumplir cinco años, su padre murió en la batalla de Munat, a manos del cruzado Simón de Monfort, que custodiaba al niño como rehén de cierto pacto. Ese mismo año había muerto su madre, por lo que el Papa ordenó que lo custodiaran los Templarios en el inexpugnable Castillo de Monzón, preservándolo del Conde Sans y de su tío el Infante Don Ferrán, que querían arrebatarle el reino de Aragón y los condados catalanes y transpirenaicos. El Papa lo tomó bajo su protección a los 11 años y propició su boda con Doña Leonor, cuñada del Rey de Castilla, en la confianza de que éste protegiera a Jaime aún de tierna edad, sólo tenía 13 años. Tuvo que esperar a los 14 para consumar el matrimonio, como exigía el tabú de aquellos tiempos. 

Doña Leonor y Don Jaime, cuando él aún no tenía 16 años, fueron secuestrados por los nobles aragoneses en Zaragoza, que, desde pequeño, constantemente, le hacían valer y jurar sus derechos feudales. Durante veinte días, a los pies de la cama de Doña Leonor y Don Jaime, todas las noches dos caballeros armados vigilaban a los esposos. Al año siguiente Don Jaime cedió a las exigencias de los nobles. Doña Leonor no soportó tanta humillación y, en cuanto pudo, retornó a Castilla. Concedido el divorcio, cuando tenía 27 años, Don Jaime se casó con Doña Violant, preciosa princesa de 16 años, hija del Rey de Hungría y de Yolanda, hija del Emperador de Constantinopla.  

Para entonces ya había conquistado Mallorca en empresa donde destacaron los nobles catalanes. Los nobles aragoneses, para no ser menos y aumentar su poder, pensaron conquistar Valencia, pero Don Jaime se opuso, estaba harto de sufrir humillaciones de unos y de otros. Escribió en su Crónica: “Yo os haré ver quien soy y lo que valgo” y emprendió la conquista de Valencia con nobles de menor rango, los caballeros monjes de las órdenes militares y las huestes de varios obispos; porque quiso hacer del Reino de Valencia un reino distinto a los que había heredado de su padre, Aragón y los Condados de Cataluña. Quiso hacer un reino suyo, propio, donde no hubiera nobles feudales, aquellos que le habían amargado desde los cinco años. Por fin conquistaría estas tierras para la cristiandad y la libertad para él. 

Se empeñó en la toma de Burriana. Una vez la aseguró, hizo venir a Doña Violant, para que los nobles supieran su propósito de conquistar Valencia y los moros de la ciudad también lo supieran. Poco después, cuando toma El Puig de Santa María y establece allí el campamento para la definitiva conquista de la ciudad de Valencia, también lleva a Doña Violant a su campamento. Ella vive entre las mesnadas, ayudando, aconsejando y amando a Don Jaime. Desde que se vieron en Barcelona por primera vez, Don Jaime se enamoró de aquella jovencísima princesa de cabellos rubios, suave y elegante, que al poco demostró su gran honestidad, su equilibro emocional y se convirtió en la madre de seis de sus hijos y en su primera consejera.     

Convoca una Cruzada para la conquista de Valencia en 1.237 cuando ya son suyas muchas plazas de esta tierra. Al Norte, Ares, Morella, Todolella, Burriana, Cervera, Castellón, Borriol, Alcalatén, Peñíscola, Chivert; en 1.238 conquista Almenara y Vall d’Uxó, así como otras muchas plazas del Reino.  El día de San Miguel de 1.238 firma en Ruzafa la capitulación de Valencia con el Rey Zayyán. El 9 de octubre entraron Don Jaime y Na Violant solemnemente en la ciudad. 

Al poco de la conquista otorga la “Costum” de carácter municipal y luego els Furs, que extiende a todo el Reino. Els Furs fueron jurados por él y ordenó que los jurasen sus sucesores. No tienen nada que ver con los Usatges catalanes de carácter feudal, ni con los fueros aristocráticos y nobiliarios de Aragón, están extraídos de leyes musulmanas e islámicas entre otras, pero sobre todo del Código de Justiniano y del Código Canónico; redactados por el propio Don Jaime, que fue un magnífico legislador. 

Se inspiró en Aristóteles: En el estado bien gobernado la clase media debe ser más poderosa que las otros dos reunidas, el clero y la nobleza. Ordenó que los Magistrados actuarán por tiempo limitado; al menos dos, nunca uno solo; y no podían ser reelegidos hasta que rindieran cuentas del cargo anterior y fueran aprobadas. Creó moneda propia. Su organización del Reino impulsó la vida municipal y el comercio. El Llibre del Consulat del Mar fue el primer código de derecho mercantil. El pueblo llano formó parte de las Cortes de Valencia. En todo resalta el amor de Don Jaime por la libertad; por ello garantiza que nadie abusará del poder, como abusaron los nobles aragoneses y catalanes de él, en su niñez y en su más tierna juventud. Por eso hizo libres a las gentes de este Reino. Cien años después, cuando Francesc de Vinatea, por la donación de Castellón y otros pueblos, reclama al Rey Alfonso II de Valencia haber desmembrado el Reino y violado Els Furs, ante la sorpresa de su mujer Elionor, hermana del rey castellano, le dice: “Nuestro pueblo es libre, no está sojuzgado como el de Castilla, me tienen como a su señor; y nos a ellos como buenos vasallos y compañeros”. 

En aquella época las leyes se escribían en latín, pero en 1.261, las hizo traducir al valenciano, a la lengua que aquí “hablan mis súbitos”. Tanto en las leyes de Don Jaime, como en el boom de la literatura valenciana de los siglos siguientes, se dice claramente que escriben en valenciano. Don Jaime quería un reino distinto a los heredados, con legislación, organización, moneda e idioma distintos. Como hizo con las leyes, no trajo el idioma castellano que hablan los aragoneses, ni la lengua del Oc que hablaban los catalanes. Tradujo sus leyes del latín al valenciano que hablan sus súbditos. 

Preguntad a vuestros abuelos, a vuestros padres, qué hablaban cuando eran pequeños. Os contestarán: valenciano. Preguntad en las masías del interior qué hablaban sus padres, sus abuelos, os dirán: siempre han hablado valenciano. Hace unos años, han aparecido unos listos, apesebrados en el Instituto de Estudios Catalanes, que sueñan con esclavizar este Reino a Barcelona, y crear eso que llaman els Paisos Catalans, que nunca han existido. Esos supuestos sabios han decidido que catalán y valenciano son lo mismo. Habrá que explicárselo a vuestros abuelos, a mi mismo, a ver si logró entenderlo. En más de 750 años, de Don Jaime aquí, no nos habíamos enterado que hablábamos catalán, pero ¡milagro!, han venido los traidores catalanizados, que sueñan con arrancarnos de España y crear los Países Catalanes y han decidido que ambas lenguas son iguales. Esa colonización que no hizo, ni consintió Don Jaime, se ha inventado en el siglo XX, creando un catalán de laboratorio, en base a lo que se hablaba en 1.905 en la ciudad de Barcelona, no en toda Cataluña. 

Hace un año asistí a la presentación de la reedición del “Els valencians de secá” de Gaetá Huguet, un castellonense conspicuo, cuya Fundación es muy conocida. El libro evidencia que Don Gaetá, hablaba y escribía valenciano, porque el “catalanista” que dirigió la segunda edición, ha tenido la osadía, para educarnos, de poner al final del libro un diccionario traduciendo la mayoría de las palabras que usaba Don Gaetá, por las que él y el Instituto de Estudios Catalanes consideran correctas. Don Gaetá no las escribió mal, es que las han traducido al catalán fabricado hace ahora un siglo. El autor del libro las escribió en el valenciano que hablamos en Castellón. 

Somos diferentes de los catalanes porque Don Jaime sufrió desde pequeño a aquellos nobles feudales, aragoneses y catalanes. Estaba hasta la corona de ellos. Le hicieron la vida imposible, exigiendo supuestos derechos, que jurase privilegios para ellos; y cuando encontró la oportunidad de hacer un reino suyo, en Valencia, se dijo: no, aquí no habrá nobleza feudal, me apoyaré para la conquista en la baja nobleza, en las huestes de los obispos, en las órdenes religiosas y en todo aquel caballero que quiera ayudar en la Cruzada contra los moros; y haré un reino a mi manera, donde se hablará la lengua que se habla aquí, no la que se habla en Aragón, ni la que se habla en Cataluña, y lo dotaré con leyes nuevas, distintas de las demás. Un Reino exclusivamente mío, donde yo sea el Rey y esos nobles no puedan entrar en mi alcoba y secuestrarme mientras duermo con la Reina. Donde el pueblo llano sea libre y tenga sus derechos, que yo juraré, y tenga asiento en las Cortes de Valencia. 

Ese era Don Jaime y en esa labor le ayudó, de manera especial, con gran equilibrio, dándole amor y consejo, vigilando sus intereses, procurándole muchos hijos, Na Violant de Hungría, preciosa mujer, inteligentísima mujer, de la cual se prendó, nada más verla en Barcelona; y ella de él, porque Don Jaime  ha sido descrito como: “el hombre más guapo del mundo, le llevaba un palmo a todos los demás”, bien proporcionado, rubio y de cara rosada, guerrero famoso, conquistador de tierras y magnífico organizador y legislador. Na Violant dio seis hijos a Don Jaime. El primogénito, es quien, en los últimos años, ayuda a su padre a sofocar otra rebelión de los nobles aragoneses y catalanes, por última vez. Aunque encabezaba la revuelta Fernando Sánchez, Barón de Castro, hijo bastardo de rey, cuando lo apresó, lo ajustició ahogándolo en las aguas del río Cinca. Entonces comprendieron los nobles feudales que no habría piedad para los que se levantaban contra su legítimo rey. Aquel primogénito fue Pedro I de Valencia,  conocido en la historia como Pedro el Grande. 

Termino deseándoos unas fiestas muy felices, que vuestro reinado Ana, acompañada de tus damas, Belén, Pilar, Lidón, Tamara, Carla y Lledó, aunque solo por un año, sea muy feliz. Luego veréis que se es Na Violant durante toda la vida, que en la calle os reconocerán año tras año, que otras Na Violant os tendrán por su predecesora, como tu tienes a las que ya lo han sido, y que todas formaréis un equipo de bellas mujeres, siempre dispuestas a velar por las señas de identidad de Castellón, las Fiestas de la Magdalena, la Virgen de Lidón, el valenciano y todas nuestras tradiciones, desde los Cavallers de la Conquesta al mítico Tombatosal, desde el Fadrí y la Catedral a este maravilloso Auditorio, siempre en compañía de la magnífica partida que hizo posible la Cruzada de Valencia dirigida por el Rey Don Jaume, els Cavallers de la Conquesta, para que nosotros seamos lo que somos, hombres y mujeres libres, españoles valencianos, de Castellón.

PRONUNCIADO EN EL AUDITORIO DE CASTELLÓN, EL DÍA      2005 

miércoles
oct072009

ASI HABLAN LOS HOMBRES LIBRES

No tengo ningún título para estar aquí, para hablaros de Don Jaime, ni del valenciano, ni ningún otro tema. Pero me he dedicado a la abogacía más de cuarenta años y estoy acostumbrado a recibir a la gente, a oír lo que me cuenta, que nunca es lo realmente sucedido, sino lo que creen que ha sucedido; por eso, suelo poner los documentos que narran los hechos uno junto a otro, por orden cronológico, y deducir qué es lo que ha pasado. Eso me da una visión bastante exacta de paisaje en que se han desarrollado esos hechos y así pueden entenderse adecuadamente. Siempre cuento que cuando se habla de una mujer semidesnuda y al lado a un hombre frotándose las manos, suele pensarse en una estampa erótica, en dos amantes, una merienda junto al río, un paraje idílico, dispuestos a hacer el amor, porque a la descripción que nos han dado, hemos puesto un paisaje a nuestro antojo. La verdad es que si el paisaje real es un fondo de azulejos, un gran foco sobre una mesa, encima la mujer semidesnuda y un médico acabando de lavarse las manos, nos acabarían de describir a una mujer que están preparando para una operación, tal vez grave, algo completamente distinto a lo que habíamos imaginado. Es necesario conocer el paisaje para saber lo que ha pasado.

 Un día, vino a verme Ana Valbuena Roig con su madre y a comunicarme que la habían nombrado Na Violant d´Ongria. Tenía que elegir mantenedor para el Acto de su Proclamación y había pensado en mí. Me sentí muy alagado, comprometido. No podía negarme a esa familia, a quien aprecio desde hace tres generaciones, ni a la belleza de Ana. Entonces traté de estudiar quién era Na Violant, algo más de lo que normalmente todos sabemos, que era la mujer, en realidad, la segunda mujer del Rey Don Jaime, pero hay poco escrito sobre Na Violant, solo la biografía, magnífica, de Roberto Pérez de Heredia. Busqué en los tochos grandes sobre la vida de Don Jaime y en los estudios sobre la creación del Reino de Valencia; y poniendo los hechos de su vida uno tras otro, sabiendo lo que le pasó, comprendí, como persona amante que soy de la libertad, lo mejor que puede tener un hombre, lo único imprescindible, que Don Jaime había hecho un Reino distinto, el de Valencia, con una características también distintas a sus otros reinos, por una sola razón, porque gracias a ese nuevo Reino, él pudo ser un hombre libre, pues, a pesar de ser Rey, no lo había sido hasta después de la conquista de Valencia.

 Eso es lo que trato de contar, lo que trataré de explicar hoy. Por qué los valencianos somos como somos, con un alto sentido de la libertad y por qué hablamos un idioma distinto del que hablan los catalanes; y no basándome en razones filológicas, que las hay, sino en razones históricas, en la firme determinación de un hombre que quiso hacer un Reino diferente de los que ya tenía para ser libre.

 Tal vez, nosotros, somos los verdaderos culpables de lo que nos pasa. O no ponemos el suficiente empeño o nos dejamos llevar o no somos capaces de rebelarnos, de perseguir nuestro ideal con ilusión y con tesón. Un hombre puede labrar su destino, incluso modificarlo y si tiene suerte y está en el momento propicio, puede también modificar el destino de un país. Lo único que necesita es ser libre, el individuo que no es libre no podrá realizar ninguno de sus deseos, ninguna de sus ideas. Muchas veces nos llaman fachas, fascistas o cosas por el estilo, sencillamente porque somos defensores de la libertad, porque creemos en ella, porque la exigimos y porque la ejercitamos. Los que no creen en la libertad, le tienen verdadero horror, la miran con recelo, porque el hombre libre es quien les dice que están equivocados y señala sus errores.

 Pensadores modernos, como Francis Fukuyama y Nathan Sharansky, son defensores a ultranza de la libertad, que hace posible la democracia libre, único modo de prosperar y de enfrentar el destino. Los demás modelos de estado no sirven, solo hay que ver cómo han fracasado estrepitosamente las naciones no democráticas. Cayó el muro de Berlín y todo el sistema marxista, como están cayendo los regímenes totalitarios islámicos en Afganistán y en Iraq.

 Estamos instalados en un sistema donde hay muchos doblepensadores, como los llama Nathan Sharansky, ruso, prisionero en el gulac durante muchos años, luego emigrante a Israel, donde ha llegado a ser Ministro de la Ciudad de Jerusalén. Llama dobles-pensadores a aquellos que tenían un pensamiento, pero ante las autoridades rusas, ante los comunistas, se expresaban de otra manera porque no había más remedio. Eso mismo ocurría aquí con la dictadura y, siguiendo esa vieja mala costumbre, ocurre también ahora. Hay cosas que nuestros políticos no dicen, aunque las piensan, porque no se pueden decir. Son políticamente incorrectas. Esto es una barbaridad muy gorda, el hombre libre siempre puede decir lo que piensa y debe esperar que los demás lo acepten sin enfadarse por ello, porque los demás también tienen derecho a expresar su parecer, sin que nosotros nos enfademos. El hombre libre, no solamente ejerce su libertad, sino que debe manifestarla. Yo soy libre y pienso lo que pienso y lo digo, porque lo contrario, se llame como se llame, es mentira y mentir es lo último que se puede hacer.

 Gracias a que un conocido catalanista se levantó y se fue, pensaron que mi discurso como Mantenedor de Na Violant de Ongria, versaba, primordialmente, sobre el valenciano, cuando versaba sobre la libertad. Porque el valenciano que nosotros hablamos, el auténtico, el que ya hablaban aquí los súbditos de Don Jaime, es consecuencia de la lucha de Don Jaime por la libertad. Aunque era Rey en plena Edad Media, no por eso podía hacer lo que quería, los doce rico-hombres aragoneses y los condes catalanes, lo tenían bien agarrado.

 Don Jaime, siendo un niño fue entregado en prenda de los compromisos de su padre al Cruzado Simón de Monfort, que lo tenía como rehén en Montpellier. A los cinco años murió su madre en Roma y su padre, el mismo año, luchando contra el propio Simón de Monfort en la Batalla de Munat. El Papa que tutelaba los estados, que hoy llamaríamos europeos, decidió intervenir y nombrar un tutor para Don Jaime, cargo que cayó en su tío, el Infante Ferrán, dispuesto a arrebatarle sus reinos, por eso al niño Rey lo entregó, para su custodia, a los Caballeros Templarios del inexpugnable Castillo de Monzón.

 Los grandes nobles exigían juramentos, reparaciones, constantemente a aquel tierno niño, por lo que el Papa, cuando tenía 12 años decidió casarlo con Doña Leonor, cuñada del Rey de Castilla, pensando que un rey fuerte protegería a su cuñado. Don Jaime y Doña Leonor hasta los 14 años, que aún no tenían, no podían hacer uso del matrimonio, según las creencias de la época. Cuando apenas tenía dieciséis años, Rey y Reina fueron secuestrados en Zaragoza y por las noches dos guerreros armados, los custodiaban al pie de la cama. Cuando, por fin, cedió aquel joven Rey a las exigencias de los nobles aragoneses, los rico-hombres, y pudo ser liberado, Doña Leonor marchó a Castilla y no volvió.

 Las humillaciones y las exigencias de aquellos nobles feudales, no terminaban nunca. "Yo os haré ver quien soy yo y lo que valgo", escribe en su crónica. La conquista de Mallorca se hizo al amparo de los dineros de los catalanes y con la ayuda de éstos; así que los nobles aragoneses pensaron que era momento de conquistar el Reino de Valencia y hacerse con sus ricas tierras y bienes. El primero que realizó una incursión definitiva fue Don Blasco de Alagón, tomando Ares y Morella, pero Don Jaime le detuvo y si bien le cedió tierras, Morella revirtió al Rey rápidamente. No estaba dispuesto a que el nuevo Reino, que iba a conquistar, estuviera también sojuzgado por aquellos nobles, así que hizo la conquista, declarada Cruzada por el Papa, principalmente, con la ayuda de ciertos obispos y de nobles de segundo rango.

 Ya en Valencia a todas las reuniones y Cortes da entrada al pueblo llano, los plebeyos, que, por una parte, equilibraba el poder de los estamentos nobiliario y clero y, por otra parte, contribuía a que los hombres de Valencia tuvieran libertades.

 Podía haber incorporado Don Jaime estas tierras a la Corona de Aragón o a los Condados Catalanes, seríamos aragoneses o catalanes; pero no quiso. Tras la conquista de la ciudad de Valencia, se encuentra que la situación se asienta en tres pilares: a) Su voluntad de hacer un reino nuevo, distinto a los que había heredado y también distinto al de Mallorca. b) Los intereses de los grandes nobles aragoneses y catalanes que quieren mantener sus privilegios y extender sus riquezas a costa de las nuevas tierras, yendo siempre contra los intereses del monarca, al que se han opuesto desde que era pequeño; él lo vivió en su propia carne y lo recuerda. Y c) El tercer pilar con que cuenta son sus nuevos súbditos, los valencianos, un pueblo nuevo compuesto por musulmanes y judíos que estaban allí, por los cristianos establecidos tras la conquista, aragoneses, catalanes, navarros, francos, húngaros, castellanos, etc., y con la población primitiva, descendiente de los primeros pobladores, del tiempo de los romanos y de la época visigótica, ahora más o menos islamizados.

 Siguió el principio aristotélico de que el pueblo llano ha de tener tanta fuerza como el estamento eclesiástico y el de nobleza o al menos tanta como cada uno de éstos por separado; y, por eso, desde el principio, cuando tiene que reunir a nobles y a obispos que le han ayudado en la conquista, hace también participar a los hombres llanos, a la burguesía y a la plebe de Valencia. Cuando instituye els furs, que los extiende a todo el reino paulativamente, están ya allí presentes los representantes de otras villas. Castellón, Vilafamés, Onda, Liria, Corbera, Cullera y Gandia, estaban presentes en 1.261 en las Cortes Valencianas que aprobaron la reforma dels Furs y el compromiso de su juramento por el sucesor de la corona. Don Jaime también los juró.

 Tras la conquista, en 1.238, estableció la Curia, sobre justicia municipal. En 1.240 la Costum, fuero municipal que va modificando y reformando hasta convertirla en els Furs en 1.261.

 Los Furs están inspirados por un sabio doble principio, la autoridad y la libertad, bajo el sagrado sistema de que todo Rey y todo el pueblo deben someterse a la Ley; por eso los monarcas valencianos, antes de ser coronados, debían jurar los fueros.

 Los Furs no se basan en el derecho nobiliario aragonés, ni en los usatges catalanes. Se valió principalmente del derecho justinianeo y del código canónico, así como de leyes musulmanas, derecho judío y derechos de los repobladores. No solo da una legislación definida, también limita el territorio en las primeras cortes valencianas. Lo configura según los pactos que han establecido sus predecesores, y viene a ser exactamente el que hoy ocupa el antiguo Reino de Valencia, teniendo en cuenta que la zona del sur de Alicante se incorporó en 1.304 y que en el siglo XIX se añadió Requena, Villena y Sax, a cambio de Caudete, que pasó a Albacete.

 Muy hábilmente Don Jaime se deshizo de aquellos señores feudales, ricos-hombres de Aragón y los condes catalanes. Para el repartimiento de tierras designó a dos nobles, Asalit de Gudar y Gimeno Pérez de Tarazona, caballeros de mesnada, pero no pertenecientes al exclusivo grupo de los doce ricos-hombres, que lo eran por derecho propio de Aragón. Protestan los ricos- hombres. Ante la protesta, Don Jaime, les encarga el repartimiento. Antes de la conquista, se habían prometido más tierras de las que había, por lo que hubo de ordenar la reducción proporcional de todo lo otorgado anteriormente. Esperó que la dificultad del repartimiento les hiciera fracasar y así ocurrió, por lo que, al renunciar los rico-hombres, volvió a nombrar a Gudar y a Tarazona. De todas maneras, se entregó a aquellos señores feudales los castros, lugares fortificados, altos y con pocas tierras y, al ver que tenían poca ganancia, se volvieron a sus tierras. Siguiendo la teoría de las partidas, Don Jaime creó una nueva nobleza, las de quienes tienen linaje y tienen bondad, son fieles al Rey, cuando los tradicionales ricos-hombres, solamente exhibían su linaje.

 Habría sido muy fácil al Rey hacer circular en el Reino de Valencia la moneda aragonesa o la catalana. Se hacían transacción de la moneda jaquesa de Aragón o en la mazmudina musulmana y también en otras monedas, hasta que en 1.246 el Rey ordena acuñar los Reals, con el signo de la cruz entre flores, y el lema "Reino de Valencia". Como señaló en la Costum quería disponer de una moneda propia y la creó, estableció las normas de su implantación y el plazo para el cambio de la moneda circulante por la nueva, igual que se ha hecho con los euros y las pesetas, cambios que se hacían en la "taula", que dictaba las equivalencias entre las distintas monedas. Cada doce reales equivalían a un "sou", y 20 "sous", es decir, 240 reales a una "lliura".

 Ese empeño en hacer un reino propio, distinto de los que había heredado y el conquistado de Mallorca, con leyes distintas, organización distinta, composición de las Cortes distinta, moneda distinta, le lleva también a mantener una lengua distinta. Habría podido imponer la lengua de los catalanes o la lengua que se hablaba en Aragón, pero no lo hizo. Por eso las leyes que primeramente se redactaron en latín, ordena que se traduzcan al romance valencià, a "la lengua que aquí hablan mis súbditos". Es fácil comprender que en poco más de veinte años, nadie pudo introducir una lengua distinta de la que se hablaba, como pretenden los catalanistas.

 Luis Fullana i Martí, franciscano, fundador del Convento de San Lorenzo, provincial de Valencia, confesor de la Reina María Cristina, hijo predilecto de Benimarfull y adoptivo de Cocentaina y Valencia, pasaba las vacaciones de verano en Bañeres, en la finca El Cosi, de Don Benito Martí de la Cavada, oriundo de Morella. En sus últimos años, m. 1948, vivía modestamente en Madrid con su sobrina, de sus pocos estipendios como académico y las misas. Le oí decir: "cómo no va a ser el valenciano un idioma si fue la lengua de un Reino".

 En su discurso de ingreso en la Real Academia de la Lengua Española, distingue el latín clásico, usado por literatos y magistrados, fijo y estable, del latín vulgar que llevaban los soldados y los colonos por todo el imperio. Los hispanovisigodos lo transformaron de forma natural y lógica, en cada zona, según la condición, carácter y costumbre de sus habitantes, no todos por igual, sino dando lugar a las lenguas romances españolas, el gallego, el castellano, el catalán, el mallorquín y el valenciano, que no es un dialecto, porque tiene vida independiente, literatura propia y puede formar su historia morfológica desde que se emancipó del latín vulgar. Quien mantiene que el valenciano es catalán, no ha leído a nuestros clásicos de los siglos XIV, XV, XVI y XVII.

 En la Carta Pobla de Uxó, 1.250, el Rey Don Jaume dice que sus súbditos hablan valenciano; y en las Corts de 1.261, ordena la traducción general de Els Furs del latín al valenciano.

 El canónigo de la Catedral de Mallorca, Gregorio Genovar, se quejaba porque la famosa novela Blanquerma del mallorquín Ramón Llull "no ha sido traducida a la más culta de las lenguas romances de la España oriental, es decir, al valenciano" y encargó a Juan Bonbalij de origen catalán su traducción, 1.552, quien reconoce que "soy muy limitado en dicho idioma, por serme peregrino y extranjero"; sabía muy bien que el catalán no era igual al valenciano.

 Otros lo han dicho también: Joanot Martorell, autor de Tirant Lo Blanc: "lo escribo en mi lengua, el valenciano". Bonifaci Ferrer tradujo la Biblia del latín al valenciano en 1.478. Pig i Margall, catalán federalista: "en España hay muchos idiomas, el castellano o español, el gallego, el bable, el vasco, el catalán, el mallorquín y el valenciano". Cervantes: "el valenciano es graciosa lengua, dulce y agradable". Martín de Riquer, en 1.877: "polida, dulce y muy linda, formada del lemosín, la hebrea, la griega y la latina". Menéndez Vidal: "es la lengua valenciana, la primera lengua romance literaria de Europa, de cuyos clásicos no solo aprendieron catalanes, sino incluso castellanos". Un Real Decreto de 26 de noviembre de 1.926, reconoce las lenguas castellana, catalana, valenciana, mallorquina, gallega y vascuence.

 Los estudios lingüísticos podrían ser debatidos siempre que sus autores, no estuvieran alimentando causas políticas. No cabe ninguna duda que el valenciano se parece a todas las lenguas románicas, y ¡como no! a las más próximas también, pero hay que tener mucho cuidado, porque una vez nos quiten y destruyan el valenciano, nos quitarán también todas las demás señas de identidad de este pueblo, nos convertiremos en catalanes del sur, en ciudadanos catalanes de segunda clase, tratados con la misma indeferencia con que están tratando, en la actualidad, a los catalanes del barrio del Carmelo de Barcelona, también ciudadanos de segunda clase, castellanoparlantes.

 Hay gente, muchos amigos míos, que piensan que la actual inmersión política, enseñando en las escuelas el valenciano catalanizado, pueda hacer desaparecer, poco a poco, a través de dos ó tres generaciones, el valenciano auténtico. No lo creo así, creo que hay mucha esperanza, porque la lengua nos la enseñan nuestras madres, la aprendemos en la calle y hay mucha gente que está dispuesta a defender estas señas de identidad.

 Si ahora puede ser difícil defender al valenciano, tal vez lo era mucho más al principio de los años de la democracia, en donde la influencia catalanista era decisiva, porque iba envuelta en la aureola de que ellos eran contrarios a Franco, que es lo que estaba de moda. Todo lo que era contrario a Franco era bueno y, por lo tanto, ser catalanista era bueno. Ya he contado que no es así. Tenemos hoy aquí a Mercedes y a María José, gemelas, que cuando estudiaban en la Escuela Marqués de Benicarló, siendo muy jovencitas, apenas 10 ó 12 años, un concejal llamado Don Tomás, les predicaba, que nuestra bandera era la cuatribarrada, que lo que hablábamos era catalán, que éramos catalanes. Se rebelaron, plantaron cara a Don Tomás, manifestaron que esa no era su lengua, que su lengua era el valenciano, que esa no era su bandera y cuando le oyeron decir que, al fin y al cabo, esto era como un brazo del cual la mano era Valencia, le contestaron que se la cortaran. Lo han pasado mal, lo pasaron mal en la escuela y lo pasaron mal en la universidad por defender estos criterios, pero, cuando sus sufrimientos se han hecho ahora públicos, han recibido un montón de parabienes, de felicitaciones y de apoyos.

 Es un hecho insólito que en la primera mitad del siglo XIII, un reino concediera derechos a sus súbditos, y que los reyes estuvieran obligados, no a respetar derechos feudales, sino respetar las leyes de un reino, igual que también debían respetarlas todos sus súbditos. Esto fue posible porque Don Jaime desde pequeño se vio oprimido, maniatado, prisionero, secuestrado; y poco a poco conquistó su libertad, que se hizo plena tras la conquista de Valencia. Lo que nosotros recibimos de Don Jaime y lo que aún tenemos hoy, nuestra lengua, nuestro sentido de la libertad, se lo debemos a que él luchó toda su vida por ser libre, y para serlo inventó un nuevo Reino, distinto de los demás, un reino, como dijo a su mujer Alfonso II, a la presencia de Guillem de Vinatea, donde "nuestro pueblo es libre".

 Ocurrió así: Francesc De Vinatea, nació en Morella en 1.273. Su padre, Pedro, forma parte, siendo muy joven, del ejército de Don Jaime en la conquista de tierras valencianas. Estaba casado con Na Carbona, hija del señor de la Todolella y a quien pilló con su escudero de confianza en la cama. Francesc, hombre de honor, los mató a los dos y marchó a Valencia, donde se entregó a la justicia. Él había estudiado en dicha ciudad leyes y luego se había establecido en Morella como comerciante. En Valencia, el Rey Jaime II, le perdonó cualquier pena, pues matar a la esposa infiel y al amante, hasta hace muy pocos años, no estaba penado tampoco por el Código Español. Durante muchos años se entendía que el honor de una familia estaba en la entrepierna de las mujeres, como todavía lo creen los musulmanes.

 Retornó a Morella, arregló sus cosas, transfirió el señorio de Todolella a su hija Francisqueta, y volvió a Valencia donde se casó de nuevo con Doña Jaumeta Castella, siendo elegido, en mayo de 1.333, jurado de la ciudad. Fue entonces cuando ocurrieron los hechos que hicieron famoso para siempre a Frances de Vinatea. Alfonso II de Valencia, estaba casado en segundas nupcias con Leonor de Castilla que pide para sus hijos una serie de donaciones, pues el hijo del primer matrimonio, Pedro, iba a ser el heredero de los reinos de Don Alfonso. El Rey dona las villas de Alicante, Elche, los Valles de Elda, Novelda, Orihuela, Guardamar, Játiva, Alzira, Morbedre, Morella, Burriana y Castellón y los representantes de estas villas acuden a Valencia para pedir justicia. Los jurados de la ciudad, entre los que, por la demarcación de Morella, estaba Frances de Vinatea, se reúnen y piden una audiencia al Rey. Aunque el Jurat en Cap era Giner de Rabasa, se elige a Vinatea como portavoz ante el Monarca, éste consciente de la gravedad de lo que estaba ocurriendo, de la posible sublevación que podía tener lugar y de que, tras su demanda ante el Rey, éste podía ordenar su muerte, hizo testamento, confesó y comulgó. Vinatea era un hombre íntegro y valiente, conocedor de la Ley y tenía la confianza del pueblo, de las villas que habían sido donadas y de los demás jurados que habían delegado en él.

 Así lo cuenta en su Crónica, Pedro II el Ceremonioso, aunque le llama Guillem de Vinatea, sin embargo, por los hechos, se refieren a la misma persona. He sido un admirador, desde siempre, de la figura de Vinatea, tanto es así que en muchas ocasiones he firmado artículos y presentaciones de pintores con el seudónimo de Guillem de Vinatea.

 Nos narra la Crónica de Pedro el Ceremonioso, que Vinatea dice a los demás jurados: "yo me aventuraré a plantear la cuestión ante el Rey y no rogaré por mi vida y si me mata el Rey, moriré por lealtad, por lo que si yo me aventuro, vosotros, los demás jurados, bien podéis acompañarme".

 Imaginaos ante el Rey, en 1.333, a su lado la Reina Leonor, que le había arrancado las donaciones a favor de su hijo, a los demás jurados, a los consejeros del Rey y a Vinatea que le dice: "me maravillo del señor Rey y de todo su Consejo, de las donaciones que ha consentido, cuando no podía separar dichas villas del Reino de Valencia, si lo hacía Valencia no sería nada; pero ellos no consentirían dichas donaciones, las contradirían y que se maravillaba de él y de su Consejo y los llamaba traidores". Hay que tener en cuenta que los fueros tenían establecido que no se podía desmembrar el Reino de Valencia, la idea central de Don Jaime. Continua Vinatea: "no cambiaremos de opinión, aunque me separe la cabeza del cuello, o nos mate a todos, y os prometo señor que si nos morimos no escapará alguno de estos que son aquí, todos morirán a espada y vos señor y la reina y el Infante Don Fernando".

 El Rey miró a la Reina y le dijo: "esto queríais oír". Ella airada, llorando, le dijo: "señor, esto no consentiría el Rey Alfonso de Castilla, nuestro hermano, porque él los degollaría a todos". Alfonso II le contestó: "reina, reina, nuestro pueblo es libre, y no está sojuzgado como el pueblo de Castilla, porque ellos me tienen a mí como a Señor y nosotros a ellos como buenos vasallos y compañeros".

 El Rey revocó las donaciones, fue fiel als Furs y a la idea de Don Jaime de conservar íntegro el Reino de Valencia, ese Reino distinto de los demás, donde, porque lo quiso Don Jaime, no se habla ni como en Aragón, ni como en Cataluña, se habla valenciano.

 Un hecho de gravísima trascendencia ha tenido lugar en las últimas horas, el Presidente del Consejo de Estado, el socialista, Francisco Rubio Llorente, cree que debe incluirse en el artículo 2º de la Constitución, el término Comunidad Nacional, dice que la Comunidad Nacional Vasca, como dice el Plan Ibarretxe, abarca territorios de dos Estados, y que la Comunidad Catalana, al menos alcanza tres autonomías.

 El actual problema del valenciano, de si es o no catalán, de si es un dialecto del catalán o de si un idioma distinto, como yo creo, no tiene nada que ver con la filología. La filología es la argumentación, que se ha sacado falsamente, para tapar otros intereses. Es la misma actitud que durante años hemos visto al Sr. Arzalluz, aparentando ser un corderito que quería muchas transferencias, en realidad solamente quería la independencia total de España.

 Aquí ocurre lo mismo, al tiempo que se crea el Instituto de Estudios Catalanes y al poco se establecen las Normas de Pompeu, aparece con el nacionalismo la idea de los Países Catalanes, que significa unir Mallorca, Valencia y Cataluña e incluso soñar con los dos territorios franceses de habla occitana. La idea es muy oportuna en la época franquista, porque es oponerse a Franco. El General era centralista y esto significaba romper con el centralismo. Hablaba de la Unidad Española, "España Una, Grande y Libre", y esto significaba desmembrarla, crear unos nuevos países, con suficiente población y territorio para presentarse ante el Estado Español y la Comunidad Internacional.

 Recuerdo cuando el Sr. Zaplana fue nombrado por primera vez Presidente de la Comunidad Valenciana, en la Televisión Catalana, en TV3, un profesor decía, temeroso de que se determinase al valenciano como completamente distinto del catalán: "es que si el valenciano no es catalán, nunca haremos els Paisos Catalans". A ellos no les importa lo que digan los filólogos, ellos lo que quieren es que, como sea, se hable de una sola lengua, aunque luego en su casa cada uno hable como quiera, porque lo que han de mostrar ante el mundo, ante el Gobierno español, es poder decir somos tantos millones de catalanes, aunque no todos hablan catalán, como hemos visto en el Carmelo, y podemos formar una importante nación con amplio territorio. Para eso necesitan un solo idioma, porque creen que con eso cohesionarán.

 Es lo mismo que hacen los vascos, yo estudié la carrera en Bilbao, en Deusto, y allí, excepto los niños que bajaban de los Caserios a servir, a cambio de que les educasen, les llamaban pildus no se por qué, los demás nadie sabía vascuence, la gente de Bilbao sabía tres ó cuatro palabras o dos versos de una canción, decir "Maitechu mia" y cosas así. En un momento determinado se unieron el centenar de dialectos que se hablaba en cada parte del país vasco y crearon el vasconce, como hicieron con el barceloní, a principio del siglo pasado. Luego viene la inmersión, el que no sabe catalán no puede medrar y el que no sabe vasconce tampoco en aquellos territorios, donde en la actualidad hay profesores en huelga, por decir que no saben suficiente vasco, cuando lo que ellos enseñan no tiene nada que ver con los idiomas, enseñan matemáticas o geografía. Es lo mismo que ocurre en Barcelona, en la Univerdad Pompeu Fabra, un catedrático invitado hablaba en español y fue duramente abucheado hasta el punto de que no le dejaron continuar. ¡No pasó nada!

 Cuando dicen que el valenciano es catalán, olvidándose de lo que hablan nuestros padres, olvidándose de lo que habla el pastor de la sierra, olvidándose de lo que habla el labrador, olvidándose de lo que hablan en los pueblos, no de lo que hablan aquí ciertos profesores de escuelas catalanizados, nos encontramos que lo que se está haciendo es un inmenso esfuerzo para que todos dejemos de hablar valenciano y hablemos catalán, y luego poder presentar, bajo la denominación de Comunidad Nacional, compuesta por tres autonomías, una unidad superior a las autonomías y, en definitiva, aspirar a separarnos de España bajo la bandera catalana.

 Está en manos de cada uno de nosotros, tomar la libre determinación de decirles a la cara: "antes muerto que catalán" y luchar por eso.

PRONUNCIADO EN EL CASINO ANTIGUO, ORGANIZADO POR LA "ASOCIACIÓN CULTURAL CARDONA VIVES", EL DIA DE       2005.

domingo
abr082007

ESQUEMA PARA LA CONFERENCIA "LA DECORACIÓN Y LA VIDA"

Lo mejor, que os envíe una flor, una sola pero con el tallo muy largo.

No una casa para las amigas, sino para la familia.

Lo importante es comprender como se deben hacer las cosas.

Utilizar lo que hay.

Desterrar lo malo.

Respetar los recuerdos.

Adornar, no es disfrazar.

Limpieza y naturalidad (cuento).

Lo importante es la limpieza, no la escoba.

Ridículo encontrar el felpudo limpio.

Cuando el hombre cambió de sitio su piedra empezó a decorar. Aprovechó los alientes de la pared, para pintar, …

Hoy la medida de las cosas es lo humano.

El amor es el primer elemento de una decoración esencial.

Este amor necesita un estuche que es la casa. Por tanto, ésta debe ser apropiada.

Santa Isabel de Hungría.

Chimenea con amor, no con perro.

El estilo funcional. Cualquier estilo es bueno. Solo hay cosas buenas y malas.

El funcional: limpio. Adecuado al momento, caro, lujoso y cómodo. Armonía, equilibrio es lo único que importa, no lo original, ni lo caro, ni lo que tiene una amiga.

Utilizar, lo útil que haya en casa, sino lo acogedor. Hacer fiesta de un día simple.

Luz. Importa la luz no la lámpara. Nadie decora el sol. Importa la mesa, no las tablas.

Importa la comodidad no los almohadones.

Organización de armarios.

Que el armario este donde deben estar las toallas, no que haya un armario para ellas.

Los hijos que lo tengan todo en su cuarto.

Cocina junto al comedor.

Cocina moderna.

No colores modernos solo. Sino organización y concepción moderna. Apropiada al momento, a las necesidades.

Colores y colorines.

Paredes de diversos colores.

Zaragoza, 10 de abril de 1959.