miércoles
mar142007

MARÍA CINTA

Señoras y señores.

En esta noche inolvidable para ti, María Cinta, que toda tu vida recordarás como uno de los días más felices, como uno de los días que te setiste más hermosa y admirada. En esta noche, yo quiero contarte un cuento, como se cuenta a las niñas pequeñas para que se duerman o como se cuenta a las enamoradas mientras se las acaricia. Al fin y al cbo, los cuentos solamente sirven para entretener. Para entretener a los niños mientras se duermen o para entretener a los enamorados mientras se arrullan.

Este pequeño cuento narra lo que para mi ha sido las fallas. Yo no tengo conocimientos de historia, pero, desde los diez a los dieciocho años, he estudiado en Valencia. Como estudiante, bueno o malo, la llegada de un momento, tan importante como las fiestas, era un alborozo. Entonces no había grandes altavoces, ni música ambiental. La fiesta de las Fallas se hacía anunciar por los organilleros. Llegaban con su pianola, con su organillo cargado sobre un pequeño carro, tirado por un burrito. Desde las aulas o desde los patios de juego, se oía a través de la tapia, el pasodoble fallero. Era el primer anuncio de que San José y sus fallas estaban ya a las puertas. Se aproximaba una fiesta importante. Luego, el olor a pólvora de las tracas, de las mascletás. Los juegos de artificio , con sus enormes palmeras de todos los colores, llenaban las noches de ilusion y de alegría. La Platá. Y, por fin, culminándolo todo, se quemaban las fallas.

En la boca nos queda el regusto de la resaca de la fiesta. Al día siguiente, según la tradición, mientras nos quitábamos el sueño como podíamos, porque había que volver a clase, los falleros se reunían de nuevo para hablar de las fallas del año siguiente. La fiesta, como la vida, para los falleros siempre continúa.

Antigualmente, los gremios celebraban sus fiestas y los carpinteros, para San José, según la leyenda, limpiaban sus talleres, sacaban los trastos viejos a la calle y los quemaban. De ese culto milenario, ancestral, por el fuego, surgía la fiesta; como surgía por San Juan con sus hogueras; o en la Santantoná en Morella. Como en tantos otros momentos, según la vivencia y tradición de cada pueblo, surgían las fiestas del fuego.

Para mí, lo interesante es que la falla no es nada más que un andamio de madera, revestido de un barroco cartón piedra, con unas historias más o menos jocosas, que hacen la delicia de quienes las contemplan y que protagonizan los ninots. Entre todos los que se plantaban cada año, uno era el ninot indultat. Esos se conservan en un museo todavía. Posiblemente, sufren el castigo de permanecer eternamente en la cárcel de ese museo, mientras el polvo de los años y las cicatrices, que el tiempo deja en su cartónpiedra, los va destruyendo, como se destruye la materia en un vertedero. No llegan, nunca, a su verdadero destino, que es el fuego.

Yo veía arder los ninots y, siempre, me preguntaba si su pequeña alma de cartónpiedra se escapa de la quemá, entre las llamas; porque, cuando al filo de la madrugada, en el suelo solamente quedaban cenizas y restos calcinados del andamio de madera, el espíritu de los ninots parecía que estaba todavía en el aire oscurecido, que se acumulaba sobre la ciudad. Con el estallido de las últimas carcasas y de las últimas palmeras de los castillos de fuego, como estrellas, que en lugar de caer, se fueran hacía el infinito, se escapaba el alma de cada ninot. A dónde iban esas almas. Esas almas iban a su reino celestial, donde esperaban casi un año, para que los artistas falleros volvieran a traerlos el año próximo, para San José. Al fin y al cabo, son como pequeños cómicos descendidos desde lo más alto, que año tras año se posan un momento, sobre aquel barroco andamiaje de la falla, para contarnos su historia, para contarnos, cada año, un cuento distinto. Para hacernos un chiste cada vez actual y vuelven, con los últimos cohetes, nuevamente, a su reino, para retornar otra vez, transformados, al año siguiente. Un ninot es siempre el mismo con un disfraz diferente.

Tu, María-Cinta, que no olvidarás esta noche y que siempre te sentirás Fallera Mayor de la Falla del Campanar, como otras que te han precedido y todas las demás que vendrán en el futuro, tienes que aprender que, día a día, hora a hora, se puede conseguir, entre trabajo y trabajo, la felicida, que está compuesta de esos pequeños ratos, en que se habla con los amigos, se disfruta de una buena comida, se lee un libro, se baila, se oye música, o se pasea. De ese bello momento en que, quieta, miras el mar, o de ese dulce abrazo cuando estás enamorada. Todas esas cosas, hechas sin prisas, sin dejar que te empuje el momento siguiente, que viene a ocupar tu vida, forman, al cabo del día, al cabo de la vida, el conjunto de momentos felices que pueden hacerte decir: he sido feliz toda mi vida.

Tu has sido elegida Fallera de una fiesta sin igual, porque es una fiesta lúdica, mítica y mágica. Es una fiesta de juegos, donde el principal juego es reconvertir, en risas, los sinsabores de los ratos amargos del año. Es volver a traer los ritos del sagrado fuego. Dios de la antigüedad y único descubrimiento importante del universo. Y celebrarlo entre músicas y risas. El fuego, tal vez, fue el primer fruto que el hombre arrancó de la tierra, acercándose hasta su volcán; o el primer invento que descubrió, frotando dos palos o dos piedras, al conseguir la primera chispa. Conservar el fuego ha sido, siempre, el primer trabajo organizado de la humanidad. Hoy, que tantos inventos hay, al fin y al cabo, toda la energía, todo el amor y toda la vida, nace, se disfruta y se vive, gracias al fuego. Sin el dulce sabor que nos da el fuego, no es posible que nuestros padres nos trajeran al mundo, no es posible desarrollar la vida y no es posible, sin un fuego auténtico, disfrutar de estas fallas. La más importante fiesta de tu vida.

Recorriendo otras tierras, nos damos cuenta de que solo algunos saben que son por San José, pero todo el mundo sabe que existen las Fallas. Pocos sabemos en que consiste este inmenso misterio, que se celebra, año a año, con un verdadero ritual. Por eso, cuando han pasado a la categoría de las cosas que no tienen historia, sino leyenda; cuando han pasado al capítulo de las cosas, en que no es importante los datos exactos sobre ellas; podemos decir haber conseguido que una cosa tan material, como la madera y el cartónpiedra de la falla, se ha convertido en un mito, en algo que está más allá de la realidad, en algo que está en la leyenda, en algo que pertenece al reino de lo mítico. Con esos dioses griegos, que solamente eran mármol o solamente eran unas rayas esculpidas en una piedra y se han convertido en el símbolo de la Poesía, de la Tragedia, de la Comedia, de la Ciencia, de la Familia, de la Guerra y del Amor.

Sobre todo, ésta es una fiesta mágica, es una aquellarre de personas buenas, es una fiesta de amores brujos, donde, a pesar de la preparación de cada año, a pesar de los sacrificios y luchas que, día a día, viene manteniendo la magnífica Comisión que ha hecho posible que subsista una falla, como la del Campanar, cuando llega el día de la plantá, la falla surge ante nosotros, como un hecho mágico. Como sale de la chistera el ramo de flores, o como de la manga del prestigitador aparece una paloma blanca, o un pañuelo multicolor. Esa magia, que se ve rodeada por el mágico fuego en su momento último, es la que hace que los espíritus de los ninots vagen por el firmamento, durante casi un año, escondidos tras las estrellas. Con las primeras notas del fallero, con las primeras tracas, que nos llaman, vuelven a aparecer al año siguiente incorporándose al andamiaje barroco de la nueva falla, con su nuevo cuento, para narrar la historia de un nuevo año, que presidirá otra mujer, hermosa, como tú.

Que tu vida sea, como la de los ninots. Que en los momentos amargos sepas esconderte en las estrellas, para volver a reinar en el siguiente momento. Así, sumando todos esos momentos felices, tendrás, como las fallas, una larga vida, una vida alegre. Una vida lúdica, una vida mítica, una vida mágica.

Buenas noches.

Marzo de 1992, MANTENEDOR DE LA FALLERA MAYOR DE LA FALLA "EL CAMPANAR" DE BENICARLÓ.

miércoles
mar142007

RICARDO CARRERAS

FAMILIA DE MI MADRE.jpg

     Su viuda, la abuela, y su hija soltera Emilia, la persona con más inteligencia y capacidad de ternura que he conocido, desde los años de la preguerra vivían con mis padres. Ya pequeños, mi hermana y yo sentíamos un profundo respeto por cuanto decían del abuelo. La primera imagen fue la de un hombre inteligente, amable, despistado.

     Venía un día de la masía, junto con la abuela, a pasar el fin de semana a Castellón y al entrar en la ciudad, en el fielato, donde entonces se cobraban tasas por las mercancías que venían de fuera, le preguntaron los carabineros si tenía algo que declarar y Don Ricardo, tal despistado como siempre, dijo que no. Al ver la cara de la abuela, fue registrado el carruaje y encontraron dos pollos peladosy demás viandas a medio preparar que traía ella para pasar el fin de semana en su casa de la calle Enmedio. Al día siguiente, en uno de los periódicos de la ciudad, aparecieron las aves desplumadas en un dibujo sarcástico y gozoso, bajo el título: “Los pollos de Don Ricardo”.

     En otra ocasión, fue a dar el pésame por la muerte de un amigo y encontró tan desconsolada a la viuda que quiso ofrecerle un pañuelo que llevaba en el bolsillo para que secara las lágrimas, pero, descuidadamente, había cogido el pañal de uno de sus hijos de encima de la mesa y fue el pañal lo que ofreció a la viuda, en medio del duelo.

     El abuelo era, para nosotros, un hombre despistado para ciertas cosas, tierno con su familia, charlatán por los codos, siempre de tertulia con los amigos, impulsor de tantas cosas (fiestas y política), dibujante y escritor empedernido. Dedicó toda su vida, todo su afán, a defender las raíces de todo lo auténtico que había en Castellón y su provincia, a defender los valores tradicionales, y especialmente a la cultura y, a través de ella, al progreso. Esa lucha agotó su vida y su patrimonio. A pesar de que ciertos triunfos políticos ocasionaron el apedreo de los cristales de su casa y las de sus correlegionarios, siempre llevó la cara levantada y se entendió con todo el mundo, con los de su partido y con los del otro.

     Por encima de todo, para él, estaba el progreso en la cultura de Castellón. Igual le preparaba las oposiciones a un amigo, que fue Notario, tomándole los temas, como empujaba a su amigo Pepot, como él le llamaba, para que terminase “Tombatosals” y le ayudaba a transcribirlo en correcto valenciano. Así se lo agradeció públicamente, cuando escribió valenciano. Así se lo agradeció públicamente, cuando escribió Pascual y Tirado “jo soc conegut en el mon lliterari per Don Ricardo i, como soc ben naixcut, vull ofrenar-li des d’aquestes págines, per ell, tal estimades, lo meu agraiment grandíssim”.

     No solo escribió “Doña Abulia”, no solo se desvivió recorriendo los pueblos de Castellón. Aún conservo fotografías de sus excursiones en aquellos coches que obligaban a vestir sobre la ropa un guardapolvo, por el estado de las carreteras y lo primitivo de aquellos automóviles, recorriendo Peñíscola, Catí, Benasal, San Pablo de Abocacer, Culla y tantos otros lugares. A Catí dedicó un bellísimo libro cuya prosa no tiene nada que envidiar, en fuerza y elegancia descriptiva, a los más ilustres viajeros de este siglo. “Este es para nosotros el caso de Catí, la vieja aldea morellana, la villa recoleta en un rincón aromado de nuestra alta montaña; dorado caserío en la severidad grisácea de las eminencias circundantes, sobrias de vegetación, escuetas de arbolado: sonrisa del espíritu levantino en la faz adusta de una naturaleza dura”.

     Fue director de periódicos y revistas, dibujante, novelista premiado. Nunca hemos tenido en casa la sensación de que el abuelo nos hubiera defraudado. Es el hombre más brillante de la familia. En contra del consejo que me dio un conocido comerciante de esta ciudad, “no es lo mismo que al final de la vida pongan tu nombre a una calle de Castellón, que el que todas las casas de la calle sean tuyas”, nuestra familia ha sentido el orgullo de que aunque el abuelo perdiera tantas casas como tuvo en Castellón, su nombre permanezca roturando una de sus calles.

     En la lucha a favor de la cultura, los que no comprendían lo que esto significaba para el progreso de un pueblo, a los creadores de la “Sociedad de Cultura Castellonense”, la más prestigiosa entidad cultural del Reino de Valencia, a cuya cabeza estaba el abuelo, Don Ricardo, en cuya casa de la calle En medio nació dicha Sociedad y allí se confeccionaron los primeros Boletines, allá arriba en la buhardilla, que ellos llamaban, con una palabra argentina, el Bochinche, la gente que no entendía que se podía “malgastar” el dinero en la cultura, en lugar de atesorarlo, llamaban a aquellos hombres, despectivamente, “Els Sabuts”. Para nosotros, para su familia, continúa siendo un título de honor, inapreciable honor, que el abuelo haya sido uno de los primeros “Sabuts” de Castellón.

     Quiero brindar al Excelentísimo Ayuntamiento de Castellón, especialmente a la iniciativa del su Excelentísimo Sr. Alcalde, la idea de que se cree una Orden Cultural consagrando el título de “Sabut” y que este título sea otorgado no solo a los que ya lo llevaron desde hace años a sus espaldas, para unos como una cruz y para ellos como un preciado título de honor. Que con el título de “Sabut” sean premiados los que dedican desinteresadamente su vida y sus obras al progreso cultural de Castellón, porque, al fín y al cabo, solamente los que saben impregnar de un estilo, de una ética y de una cultura a un pueblo, son los que realmente trabajan por hacerlo grande y próspero. Lo demás, lo material, viene luego. Nunca ha progresado nadie, sin que primero se haya alzado la voz de los cultos, la voz de los poetas.

 23 de Abril de 1994. LEIDO EN LA GRAN FIESTA CULTURAL -DÍA DEL LIBRO- CELEBRADA EN EL TESTRO PRINCIPAL, PRESENTANDO LA SEGUNDA EDICIÓN DE DOÑA ABULIA A CARGO DEL EXCMO. AYUNTAMIENTO DE CASTELLÓN.

miércoles
mar142007

PALABRAS EN EL HOMENAJE A VICENTE FALIMIR

Con la venia. Señoras y Señores. Vicente:

Esa Cruz de Honor resplandece tanto por sí, como si quisiera deslucir tus brillos.

He venido a proclamar que no solo festejamos tu incorporación a la honrosa familia de San Raimundo, tal jurista como inquisidor, tan santo como predicador de la Cruzada para la Conquista de Mallorca.

Festejamos sobre todo la luz que aportas a dicha Orden. Tu pensamiento prudente y claro, tu corazón generoso, tu ánimo sereno y firme. Has quedado ligado a un honroso pasado jurídico y, por solidaridad con la Historia, tu único compromiso es con el futuro, con esa Justicia que se está empezando a dibujar hoy, y ha de ser el orgullo del año 2.000.

Han venido a honrarte los más altos Magistrados, gran número de Decanos de Ilustres Colegios, compañeros, familiares, amigos. Te ha impuesto ese magnífico collar nada menos que nuestro SuperDecano el Excmo. Pedrol Rius. Un catalán capaz de vender obediencia a los rebeldes del Campamento.

Cuando recuerdes este maravilloso momento, que no falte en tu memoria que me levanté solo como amigo. Como sincero, devoto y entrañable amigo. Apenas pase este momento volveremos a reemprender la lucha, no especialmente a favor de nuestra profesión, lo que sería solo gremialismo, sino en favor de la Justicia, esa que emana del pueblo como reconoce nuestra Constitución, para que la tenga como propia, no como alquimía extraña. Para que no haya que suplicarla, como si fuese la concesión de un privilegio o de una gracia emanada del Señor de vidas y haciendas. Para que sea dada naturalmente, como un derecho a exigir por cualquier ciudadano, rápida y eficazmente. Una Justicia acompasada con la vida para que deje de ser un arcano ininteligible para el ciudadano. Una Justicia que deje de ser temida, que el pueblo tenga puesta en ella su esperanza.

Es una lucha dura, pero con porvenir. Por eso, antes de acabar quiero recordar la despedida del Capitán. Nos cuenta el último Nobel Chileno, cómo e Capitán abandona dulces menesteres y le escribe a su amada sin tristeza, pues parte para reemprender la lucha:

Están firmes mis pies sobre la tierra,

mi mano escribe esta carta en el camino,

y en medio de la vida estaré

siempre

junto al amigo.

Enhorabuena, por este honor que recibes y reciben, en este alto en el camino.

Castellón, 25.06.83

miércoles
mar142007

DISCURSO PARA MUSA DE ONDA, 198¿

Buenas noches Marta.

Señoras y Señores.

Marta, me he visto agradablemente obligado a venir aquí, esta noche en que tu reinas, obligado a decirte unas cuantas cosas. Tú estás dedicada a la Música y me gustaría traerte, como homenaje, algo relacionado con la Música. Por supuesto, no voy a traer un piano. Abulta demasiado. Voy a intentar explicarte lo importante que, para mí, ha sido toda clase Música, a lo largo de mi vida.

Recuerdo que, en Londres, un día se abrieron las ventanas y llovieron monedas. Ya sabes, allí en Leicester, en aquella plaza llena de cines, donde se hacen tantos estrenos mundiales de famosas películas, como en otros muchos puntos de Londres, la gente no pide limosna. Sencillamente actúa, canta, baila, hace mímica, toca la música y recoge unas monedas. Allí empezó Charlot, el genial Charles Chaplin, a hacer sus cosas. Un día iba caminando, salíamos de clase por Charlotte Street, y oímos una canción maravillosa. Iban tres mendigos: uno tocaba la trompeta, otro una guitarra y el tercero, un hombre alto, más bien moreno, muy delgado, con una enorme bocina, un megáfono sin pilas de los uqe antes se usaban, cantaba una canción, que luego dio la vuelta al mundo y se hizo famosa. Era la canción de la película que se acababa de estrenar, precisamente en un cine de Leicester, “El amor es algo maravilloso”. Me impresionó, no es que tuviera un momento tonto, fue un momento importante, ya te digo, todas las ventanas de la calle se iban abriendo al paso de aquel hombre al oír la canción por su megáfono y arrojaban monedas. La canción, como el amor, era algo maravilloso.

Antes, cuando yo era estudiante, las películas no se promocionaban como ahora. Ahora, antes de estrenar una película importante hemos oído su música, hemos visto algunas escenas en televisión. Antes, en los periódicos salían unos pasquines o anuncios de la película, tal vez se hablaba de que se iba a estrenar cierta película, pero que ignoraban todas sus escenas y su música. Por eso fue una impresión asombrosa acudir a un estreno, era en Bilbao, de Charles Chaplin, y oir desde la butaca, por primera vez, “Candilejas”. Música de Charlot, sencilla, sentimental, bellísima. Otra canción que todavía da la vuelta al mundo.

Los directores de orquesta, tu lo aprenderas pronto, cuando con tu piano acompañes a una orquesta sinfónica, los directores de la orquesta sinfónica tienen el genio más largo que la batuta. Recuerdo a Has Von Benda, un alemán recalado después de la Guerra Mundial en Valencia, que dirigía muy discretamente la Orquesta Municipal. En el primer concierto que le oí inició los compases del primer movimiento y cuando a su final tenían que intervenir los timbales, dirigió su batuta a ellos, miró, el timbalero no estaba, y con trazo seco en el airte de su batuta paró el concierto, se volvió al público y dijo no puedo continuar sin timbalero. Y se metió entre cortinas, allí dentro. Se rumoreaba por la sala que ya anteriormente había dado otros conciertos en Valencia donde tuvo tal bronca con el timbalero que había entonces que éste murió poco después de un infarto. El nuevo timbalero, hijo del anterior, por lo visto le había hecho un plante a Has Von Benda. En aquella época no habían huelgas, como ahora, pero siempre ha habido gente con dignidad.

Pues bien, aquella Orquesta Municipal, poco después, acometió el estreno mundial de una importante sinfonía. Aquella noche la gente bien de Valencia acudió con tiros largos, los estudiantes acudimos con nuestro traje azul, que era lo obligado para los domingos y días de fiesta, ese traje de los domingos que antes tenía todo el mundo, y el escenario se llenó de músicos. La orquesta fue reforzada en cuerdas, en viento, en percusión, en todos sus sectores. Los coros no cabían en el escenario y por el foro se adivinaba que tras los telones del escenario aún había más cantores, algunos entraban y salían. Aquello fue impresionante. Se acaba de estrenar, acabábamos de oír por primera vez, entonces los discos no circulaban como ahora, acabamos de oír por primera vez la Cuarta Sinfonía de Maler. Maravillosa, impresionante. La gente al salir solamente podía mostrar su asombro, nadiera capaz de hacer una crítica para bien o para mal. Maler pudo con todos nosotros.

Otra clase de música la fuímos descubriendo en las tertulias de las librerías, en las rebóticas. Siendo universitario, durante los primeros años de Universidad, en un viaje a Madrid –en Autored- entablé conversación con unas chicas francesas. Ellas recitaban, aunque no sabían casi castellano, perfectamente a García Lorca. Allí oí por primera vez algunas cosas del Romancero Gitano. Luego, con una osadía que parecía imposible, Aguilar publicó su tomo de Obras Completas de García Lorca. Hasta entonces había estado prohibido, no es que no se leyera en las escuelas, es que sus libros no existían, las nuevas generaciones no conocían a aquel poeta, ni sus versos. Había sido doblemente asesinado en su cuerpo y en su obra. Entonces empezamos a oír que alguna persona mayor recordaba como tararear el “Café de Chinitas” o “Los Cuatro Muleros”. Que impresión, un poeta músico que si era importante por sus versos, más importante era y más grande cuando se sentaba al piano y tocaba y recitaba para sus amigos, mientras “la luna vino a la fragua con un polisón de nardos”.

Ya he dicho antes que cuando yo era joven los discos eran prácticamente un artículo de superlujo que no existía y desde luego los que se publican en España, aparte Marchín, poco tenían que ver con lo que circulaba por el extranjero. Acordaros de aquellas fronteras cerradas, donde para salir de ellas unos simples estudiantes, como nosotros, al acabar la carrera tuvimos que comisionarnos dos compañeros, todo un mes para tramitar, para cumplimentar los largos trámites del pasaporte de los pocos estudiantes del curso. Total ibámos a Roma, que era a donde se solía ir. Una anécdota muy curiosa, en los formularios para rellenar, había una casilla que preguntaba qué hacía Ud. durante la guerra; y, claro, mi compañero y yo sencillamente pusimos, mamar, posiblemente todos o estábamos mamando, durante la guerra o andando a gatas.

Por aquella época recuerdo como un verano, estando en mi habitación de un balneario, durmiento la siesta, en medio de apacibles sueños, me despertó una música dulce, armoniosa, extraordinaria. Acababa de descubrir a los Platters, Only you, Frayer, … Era el disco de un veraneante, que lo había traído de Suiza. Fue una impresión aún hoy inolvidable.

Mucho más tarde, he descubierto que el Génesis de la Biblia es un libro de leyendas. Resulta que lo de Adán y Eva no tiene nada que ver con los primates, los monos y todos esos animalotes de los cuales desciende el hombre. Lo he descubierto muy tarde, por que aunque estudié un año biología en Madrid, el libro de biología, por supuesto en francés, estaba prohibido y había que comprarlo de segunda mano. Allí se hablaba algo de evolución, pero no era una doctrina aceptable en aquel momento histórico. Esa misma evolución, como tantos otros conocimientos han venido luego, posteriormente, a aclararse. La historia de Adán y Eva parece ser que no pasa de una simple leyenda, ni la creación del mundo se hizo en seis días.

Por lo que dicen los sabios, alguien le pegó una patada a una bola de fuego y empezó a desarrollarse el universo, en una progresión aún no terminada. Has visto en el cielo como cruzan a veces estrellas, eso que decimos se ha caido una estrella. De siglo en siglo casi hemos oído que senoa acerca el Cometa Halley. Has empezado a oir hablar de agujeros negros, algo así como si fuera concebible la nada o el vacío. Todas esas explicaciones, ahora tan de moda, parece ser que son las que la ciencia admite comunmente. Resulta que no fue Dios quien dispuso de palabra o de pensamiento que se creara el mar, la tierra y los cielos, los animales, los peces, … Ha sido de otra manera. Por medio de aquella patada, o dicho más científicamente, por medio de aquella gran explosión, el Big Bag, se produjo la creación del universo. Ahora resulta que fue con una magnífica nota musical. Con un do brillante, producido por el más espectacular instrumento de percusión. Con aquella música se creó el universo.

Podría recordar un Convento donde unas monjas vascas, bueno, el monasterio era vasco, las monjas algunas o muchas serían de allí, tras las celosías de la clausura se cantaba el mejor gregoriano que he oído en mi vida. Que impresión, que estritularidad, que ejecución más exacta y pura.

Podría contar lo impresionante que fue descubrir en la televisión y luego seguirlo año tras año, todos los días 1 de enero, por la mañana, el concierto en música desde Viena, el famoso concierto de primero de año. Todo Valses.

He visto en Venecia evolucionar cuatro enormes góndolas, con sus gondoleros vestidos a la antigua usanza, llenos de turistas y entonando canciones italianas. No casaría muy bien lo de la góndola con la canción napolitana, pero el espectaculo resultaba simpático, alegre, divertido y emotivo. Maniobraban las góndolas, con en un baile, por debajo del puente de Rialto. Era magnífico.

Podría pasarme horas contándote momentos en que una música me ha impresionado. Me he limitado únicamente a entresacar algunos de los que de alguna manera especial me impresionaron muchísimo y al mismo tiempo me descubrían algo nuevo. Ni que decir tiene que he oído muchas veces interpretar las sinfonías de Bethoven o los conciertos de Mozart o las operas de Verdi o de Wagner. Pero no me ha producido una impresión sorpresa, como las que te he contado hasta ahora. Hay otra que no quiero dejar olvidada.

Cuando no existían discos de alta fidelidad, cuando a los discos se les llamaba placas y las agujas de los gramófonos, luego se llamaron picouts, había que cambiarlas cada dos o tres piezas, empecé con un amigo a coleccionar estas placas. La primera la trajó él y descubrí a Grye. El. Per Gyn. La impresión fue maravillosa, yo ya había leído Pande Nut Hansum, pero aquella música era mucho más ilustrativa, más descriptiva de las leyendas del Norte. Nada comparable con “la mañana” del Per Gyn.

Yo quiero, Marta, traerte ese obsequio, que tras esta noche en que tu reinas, todas tus mañanas sean como la mañana del Per Gyn, suaves, dulces, luminosas, armónicas y felices.

Buenas noches.

miércoles
mar142007

POESÍA EN MANGAS DE CAMISA y EL BELÉN DE UN POETA

Señoras y señores:

Vino el arcángel poeta, el arcángel San Gabriel y me dijo:

- Tú que quieres ser?

Todavía era noche entera para mí.

- Si he de ser español ...

Y en vista de que las circunstancias me habrían de impedir ser torero, para vestir de todas maneras un traje “mar y oro”, contesté:

- Seré poeta.

No dije, como muchos me reprocharán:

- Da lo mismo, seré como todos.

Hay un hombre que dice:

“Lo más característico del momento es que el alma vulgar, sabiéndose vulgar, tiene el demuedo de afirmar el derecho a la vulgaridad y lo impone donde quiera. Como se dice en Norteamérica: ser diferente es indecente. La masa arrolla todo lo diferente, egregio, individual, calificado y selecto. Quien no es como todo el mundo, quien no piense como todo el mundo, corre el riesgo de ser eliminado. Y claro está que “todo el mundo” no es “todo el mundo”. “Todo el mundo” era, normalmente, la unidad compleja de masa y minorías discrepantes, especiales. Ahora todo el mundo es solo la masa.

Esto dice D. José Ortega.

No soy todo el mundo, ni como todo el mundo, ni mejor que todo el mundo, ni peor. Ni de aquí, ni de allá. Ni esto, ni lo otro. Solo soy yo.

Y soy poeta.

Es que nadie es igual a su semejante, a ninguno de ellos.

La democracia, tal como se viene entendiendo, es el “slogan” más estúpido y denigrante que el mundo ha producido en los últimos tiempos, desde la borrachera de Noé a aquí.

Cada uno es distinto de los demás. Y tiene el derecho y la obligación de sentirse distinto. Cada uno en su sitio, el que le está encomendado desde toda la eternidad para que lo ocupe en este mundo.

Luego vendrá el discutir. ¿Qué es más digno ser concejal o barrendero?. Para mi es igual de digna una cosa que otra. La dignidad reside en el individuo y más digno será el buen concejal que el mal barrendero, y más digno el buen barrendero que el mal concejal. Los sitios, que nos pueden corresponder ocupar en la vida, no son una cosa, ni otra. La que puede ser, o no, digna es la persona.

La misión del poeta en la vida no se debe juzgar por ciertos desmelenados, como la de los gobernantes no la medimos por ciertos sátrapas de la antigua Mesopotamia.

Lo importante es ser lo que se deba ser, y lo que nunca podremos ser es todos iguales.

Dice un amigo mio con visión plástica de la cuestión, que, mientra él tenga nariz y otros sean chatos, el pretender que todos somos iguales es una tontería.

Si Dios no se ocupó de hacer al hombre igual, no debemos ser nosotros los que tratemos de igualarlo. Si la Vírgen fue una privilegiada aún antes de nacer y San Juan Bautista un niño mimado ya en el vientre de su madre, si esto solo nos hace ver que no somos todos iguales en la gracia ¡como vamos a serlo en dotes mucho menos importantes!.

Los que han ido reduciendo su espíritu hasta considerar que todos son iguales, han eliminado del mundo todos aquellos puestos que requieren una vocación específica, auténtica, y, más aún, tratan de suprimir los que requieren, ante todo, unas cualidades innatas.

Y se encuentran todos ellos, entre sí, iguales porque lo que ellos hacen lo puede hacer cualquiera. No son más que artesanos. A veces, muy buenos, pero al fin y a la postre artesanos, gente que conoce, más o menos, un oficio. Y no es que yo tenga nada con el que trabaja, con el artesano; lo que no está bien, es que aquellos, que no han sido dotados para más, quieran pasar por artistas cuando se necesitan condiciones que el individuo se trae ya a este mundo como regalo de la Providencia. Ellos se encuentran con que pueden adquirir la técnica, que necesita un artista para efectuar su obra. En casos, algunos adquieren una técnica mejor que el mejor de los artistas y quieren, valiéndose de esta técnica, de su pequeño sentimentalismo y de su mucha sensibleria, pasar por artistas. Y esto no se puede aguantar.

Es que don Fulano escribe muy bien, se oye decir. De acuerdo. Es un tío estupendo escribiendo, es un estilista maravilloso, nadie ha escrito como él. Describe a la perfección. Se merece el sillón de académico. Y es, yo lo afirmo, un inmortal de la lengua. Pero, un artista no.

Que le den el diploma de destreza en el oficio, pero que deje al Olimpo y a sus dioses tranquilos, que, allí, no le conocen.

Y claro, son gente que no entiende, que hay ciertas cosas que no las capta. Que a veces han oido decir que tal cosa es buena y por quedar bien la aplauden. Pero generalmente, allá dentro y muchas, muchas veces por fuera, dicen:

-Esto no lo entiendo, pues, no es bueno, no tiene valor.

En realidad ellos no tienen toda la culpa. La providencia sabrá porque no hizo a todos poetas. Se ve que no debía convenir, el que abundasen.

Por todo eso yo no vengo a demostrar. Ni a convencer.

Solo a exponer las cosas, la poesía, tan a las claras, que el que no quiera convencerse es porque no puede.

Vengo a convencer a los que están a punto de comprender por sí solos todo esto que voy a decirles. Y no me hago el ánimo de leer versos a una minoría de mal llamados artistas. No.

Mi poesía no es para minorías artísticas, pero lo que quiero decir es que tampoco es para sudorosas masas de hinchas de un equipo de futbol.

Más claro. Lo que voy a leer no es para eruditos, ni delicadísimos falsos poetas; pero tampoco es, por partes y razones iguales, para aquellos que vivan la vida sin autenticidad, sin fuerza, sin amor.

Yo espero que muchos analfabetos pueden oir mis versos y comprenderlos, sentir mi poesía, que los canten las viejas mujeres de todos los rabales, sentadas en su “cadireta” a todos los niños del mundo que aprenden a satiguarse, en castellano, en la puerta de su casa. Espero que los niños puedan cantar mis versos y disfrutarlos. Pero me consolaría que los especialistas de tantas y tantas cosas como hay hoy en día, sin apearse de sus trece, los entendieran y los pudieran saborear.

Y todo esto, porque poesía no es un conjunto de versos, uno bajo de otro. Como un ladrillo sobre otro, solo podrá ser una pared, un edificio; para que sea una obra de arte, de arquitectura, se ncesita que esté bien hecha por mano de un artista. Versos, uno bajo de otro, es literatura. Y mala por regla general. Manzanas, liebres, caras de niños, y zapatos, podrán formar por separado o por conjunto un cuadro; pero pintura, arte, no. Para que haya arte, para que haya poesía se necesita fuerza, algo que decir, autenticidad, genio y mucho amor.

Tantas y tantas cosas que se nos presentan como obras de arte, no son sino obras de artesanía.

Artesanos, malos o buenos, son los que copian mal o bien; los que carecen de genio creador; los que no tienen el coraje suficiente para ser valientes y serlo también en sus obras, llenándolas de fuerza; los que nunca tienen nada que decir; los que no hacen obras auténticas y más aún los que no son auténticos ellos mismos. Y no son nada los que no ponen, o no tienen, amor, los que en su sensibilidad, cuando tienen alguna, se conforman con un caprichoso enamoramiento que será incapaz de llegar a ser amor.

El poeta, el artista, es el que a través de él, son poesía, arte, las cosas que le rodean. Por eso a través de él es poesía, arte: El niño y el soldado muerto, el ángel caído y la adultera, la rosa y el lobo, el toro y el nido. La fuente y lo gris. El mar. La herida del aire. El alba y la noche. Besar y no hacerlo. Querer a Dios y no poder dejar de amarlo.

Todo lo que a un artista llegue su autenticidad, con fuerza y con amor, en cualquiera de sus formas, a través de él, si sabe hacer el gesto de la expresión creadora, es arte.


POESÍA EN MANGAS DE CAMISA

Poeta español.

Podeís comprender mi herencia.

Desde el Romancero hasta las canciones de corro.

Y con este regusto sano y fuerte, como la leche de la montaña, lleno de poesía y de amor, joven y poeta, español a la española, orgulloso como la tierra y fuerte como el mar, aquí estoy.

Voy a leer poesía en mangas de camisa.

Vosotras, señoras, en un teatro, cargadas de faldas largas, de alhajas y de escotes; y vosotros, caballeros, con el uniforme de la pajarita en el cuello de la camisa, no podríais saborear el arte, la poesía, como podeís aquí, se quereís y vuestros asuntos os lo permiten, puestos en mangas de camisa.

Es decir, sin miramientos. Tal como andaís por casa. Sin nada que presione sobre vosotros. Sin nada que os haga pensar que asistís a un espectáculo, sino todo lo contrario.Yo asisto al espectáculo de hasta que punto os pueden hacer vibrar mis versos, hasta que punto podreís predisponeros a sentir, a andar por el mundo, como por vuestro corazón, en mangas de camisa, con sinceridad.

Esto tampoco es un salón de conferencias. No quise leer versos, hablar, hacerle el amor al aire, en ningún salón.

Por eso me he venido a la vieja casa solariega de mis mayores en el saber, en el arte.

He bajado de los salones falsos a la entrada de mi casa a recibiros. Aquí estaís en el lugar menos afectado. Tan desnundo estaba que ha tenido que traer unas cartelas pintadas por mí.

Dentro del traje de primera comunión, vestidos de marineros, empiezan los niños a ser jóvenes. Solo un poco. Todavía son niños.

No sé porque el traje de nuestra despedida de la niñez es el marinero. ¡Pero es estupendo!.

Parece como si la vida empezase a llevarnos ya al mar. Ese mar que hay que amar, porque es el morir.

Es el

MAR, AMOR

Empiezan mis primeros recuerdos en la playa de los veranos. Y empieza luego mi amor al mar, cada ver más intensamente.

Al mar, mi amigo.

A la mar, mi amante.

Me metí en las aguas azules, una noche clara, y ciñéndose ella a mi cuerpo, me preguntaron quien era el que despertaba su sueño. Mirando ese cielo nuestro, martir de estrellas, les canté: yo soy de

LA FAMILIA DEL MAR.

Sobre este mar azul mediterráneo, nuestro, que no es éste sino ésta, porque es femenino, me gusta salir a ver como hace su entrada por el mar, en las primeras horas del alba, la primavera. Por allí viene la

PRIMAVERA EN EL MAR.

Por todo esto, por todo el amor que tengo al mar, cuando llega la hora de partir, de alerjame de él, los adioses resultan tristes.

Y son así mis

ADIOSES


LA NANAS

MI NIÑA COME PAPILLAS.

Mi niña come papillas.

El Rey se come un león.

La Reina come tortilla.

Papillas come mi sol.

El Rey se ha ido de caza.

La Reina se fué con él.

Mi niña juega en casa

al aire de un cascabel.

El Rey cazó dos leopardos.

Y un tigre también cazó.

No come carne mi niña,

papillas come mi sol.

La Reina ha dicho papillas.

Papillas y más papillas.

Papillas que le hago yo.

REY MAGO.

Mañana tendrás juguetes.

Mi niña ¡no llores más!.

Mañana tendré dinero

cuando vuelva de alta-mar.

Estoy pintando tres peces

en las velas de mi barca.

El primero color verde.

El segundo color plata.

Y el tercero va de azul,

color azul de mar clara.

Cuando llegue al alta mar,

voy a tirar mis dos redes

para ponerme a pescar.

Ya verás como mis redes

se van a llenar de peces.

Y cuando se ponga el sol

venderemos en el puerto

mi carta al mejor postor.

Mañana tendrás juguetes.

Mi niña ¡no llores más!

Mañana tendré dinero

cuando vuelva de alta-mar.

DECIAN PORQUE NO DUERMAS

Decían porque no duermas,

que la luna estaba muerta.

Qué lloraban las estrellas,

decían porque no duermas.

Duérmete mi nana-nana,

que hay bandidos en el cielo,

que enamoran a las niñas

disparándoles luceros.

Duérmete que es tarde ya,

que la luna está saliendo

y sonríen las estrellas

porque han visto un bandolero.

Duérmete que tira, tira,

con sus pistolas luceros

y una bala puede entrarse

por tus ojitos pequeños.

Decían porque no duermas,

que mataron a la luna.

Que las estrellas lloraban,

decían porque no duermas.


MI NIÑA, ESCRIBE CON TINTA.

LAS NIÑAS: El sol tenía una mancha,

el sol tenía un manchón.

Mi niña escribe en la escuela

y le ha caído un borrón.

EL PROFESOR: Niña no tires la tinta

encima de tu papel.

Por cada borrón que tengas

vas de cara a la pared.

LAS NIÑAS: Mi niña escribe con tinta

a los Magos del Oriente.

Quiere que traigan muñecas

de trapo a toda la gente.

Mi niña escribe a los Reyes

con tinta, y cayó un borrón.

No pases pena, mi niña,

que el sol tenía un manchón.

Igual fueron los colores

que el sol a las flores dió.

Igual serán las muñecas

si hay en tu carta un borrón.

EL PROFESOR: Mi niña no tires la tinta

encima de tu papel.

Por ese borrón que veo,

ve de cara a la pared.

LAS NIÑAS: Los tres Reyes nos trajeron

a todo el mundo muñecas.

Y le hacemos mil carazas

al profesor en la escuela.

El sol tenía una mancha,

el sol tenía un manchón.

Mi niña, escribe a los Reyes

aunque te caiga un borrón.


PAISAJE DONDE FUI NIÑO

1

Paisaje donde fuí niño.

Cipreses del primer miedo.

Ermitas de la niñez.

Cantares, coplas de viejo

y nanas-nanas lejanas,

que en mi oído no recuerdo.

Amores que ya no existen.

Amores que yo aun quiero.

En mi sueño ese paisaje.

Paisaje en mi vista lejos.

Pintores de ese paisaje

Pintarme a mí en su requiebro.

2

No se distingue la plaza,

plaza mayor de mis juegos.

¡Ay, caños del agua clara!

¡Ay, agua que ya no bebo!

Desde aquí no se ve nada.

Apenas distingo el pueblo.

Pero si te ve mi sueño,

tal como fuimos entonces:

yo tan niño, tu tan viejo.

3

Todos se van a las eras.

A la era.

Y los niños en la paja

corren y juegan.

A la era.

Todos se van a las eras.

Y los trilladores trillan

todo el oro de la siega.

A la era.

Que vienen los pajarillos

y en el grano picotean.

Vámonos ya hacía las eras.

Y haremos con esos granos

hostias blancas como cera.

A la era.

4

¡Ay! piedra, aluvión de río.

¡Ay! río que se quedó,

por irse tanto a la mar,

rambla.

Se quedó sin río.

Piedra blanca,

blanca flor,

de la rambla.

5

Niño, corre por el puente,

que es tarde, que son las nueve.

Corre que ya es tarde y llueve.

Se está quedando la calle

vacía.

Se está quedando la plaza

sin la algaraza,

que se termina.

Corre que se las pela,

por todo el puente,

que son las nueve,

que está la cena.

Corre que ya es tarde y llueve.

6

La luna se puso roja

porque la vieron besarse

detrás de unas verdes hojas.

Es que una hojita cayó

y se vió como a la luna

la besaba un guapo sol.

Me lo contó una estrellita

pequeñita, pequeñita,

que lo vió.

La luna se puso roja,

mucho más roja que el sol.

7

Adios felices paisajes,

locuras para el recuerdo.

Me voy dejando mil huellas

en la hoja blanda del viento.

Adiós felices paisajes

del libro fiel del recuerdo.

Calor del pino de sombra.

Cadencia y lluvia del fuego.

Palabras sobre la hierba.

Silencios mirando el cielo.

El banco oscuro en la sombra.

El árbol que tapa el beso.

Diez noches llenas de luna.

Diez noches llenas de negro.

Y diez y diez alternando.

Y siempre noches silencios.

Y siempre tardes cadencias.

Y siempre días sangrientos.

Adiós felices paisajes,

locuras para el recuerdo.

Me voy, dejando mis labios

sangrar por los cuatro vientos.

Adiós amores del alma.

O en vez de adiós, hasta luego.


CARTA A LOS SEÑORES REYES MAGOS DE ORIENTE.

Mis Señores Reyes Magos:

Dios os guarde muchos años.

Esta vez han de traerme

un paisaje todo verde.

Quiero un paisaje oriental

con un oasis de cristal.

Con una uvas muy negras

y muchas altas palmeras.

La luna toda de plata

y el cielo todo de estrellas

de hojadelata.

Así se podrán oir

cuando los aires las muevan

y hagan chin-chín.

En el aire han de poner

un suspiro de mujer.

Este año fui muy bueno.

Sr. Gaspar,

Sr. Melchor,

Sr. Baltasar,

Gracias por todo. Hasta luego

Wenley, el sentimental.

Post Data:

En el balcón de mi amada,

en los zapatos un beso.

No tienen que decir nada.


CANCIÓN DE LA MUJER CIEGA

Amor mío,

yo no he visto

ni los campos,

ni los trigos,

ni las sierras.

Ni esas flores,

tan bonitas,

que tu dices,

que se llaman

azucenas.

Tú las traerás cuando vuelvas.

Amor mío,

y si no volvieras ...

Me quedaré sin saber

de que color son las flores,

que tu dices,

que se llaman

violetas,

alhelíes,

azucenas.

Me quedaré sin tener

eso,

que tu llamas

primavera.


TRES FIGURAS DE LA ACUARELA,

ACUARELISTA Y YO.

YO: ¿Donde va la mayorala?

ACUARELISTA: A la fuente.

EL VIEJO: Ni bebe el agua,

ni tienen cántara,

ni libertad, ...

¿A la fuente

porque y a que va?

LA MAYORALA: Yo voy por ver al yeguero,

que con sus dos mulas pardas

se acerca al abrevadero.

EL VIEJO: A eso va la mayorala,

tan blanca como un clavel.

EL YEGUERO: Vete, mayorala, vete, ...

que se mojará en la fuente,

tu piel.


PRIMAVERA EN EL MAR.

Marinera ¿sabes ¡ay! marinera

que vendrá mañana la primavera?

Dejaré de par en par,

abierta,

mi puerta

para que pueda pasar.

Por las calles de mi puerto

vendrá saltando.

Y mientras tanto,

tú, marinera, durmiendo.

La voy a esperar despierto,

que la piendo ver llegar

empujada por el viento

sobre las velas del mar.

Marinera, marinera,

¿sabes que vendrá mañana

saltando la primavera?


MAR, AMOR.

Con camisa manera

me enseñaron a rezar.

Mis ojos con la marea

empezaron a soñar.

Me llevaban las sirenas

en su cola a pasear.

Y mis manos a jugar

aprendieron con la arena.

Así empecé yo a quererte,

mar.


LA FAMILIA DEL MAR.

Mi madre fue una sirena.

Mi padre un lobo de mar.

Mis hermanas las estrellas

y fue mi cuna un cantar.

Yo soy, por ley, marinero.

Y de oficio; solador.

Trovador, porque te quiero.

Y para tí, todo amor.


MAR COQUETA.

Y que le importa a la playa

las olas que se le van.

¿No es siempre igual en el mar

con ola distinta al agua?

Y que le importa a la playa

si está coqueta la mar.


MARIONETAS DE DIOS.

Cielo. Y al fondo todo el cielo.

Y Dios con su mano de nubes,

cielo y mar, sobre los azules,

moviendo el hilo del jilguero,

lanzando al mar sus golondrinas,

navegando en los veleros.

Gaviotas por los cuatro vientos.


AMOR, SI PASAS EL RIO.

Si pasas el río

no viertas en él,

amor, tus suspiros.

Luego son todo burbujas

y no se quiere mirar

redonda y blanca la luna.

Amor, deja

los suspiros en la mar.


SI YO

¡Oh, si yo palmera fuera!

hasta el mar me inclinaría

y besaría,

mar, tus conchas marineras.

Y si yo fuera escollera

a mi novia le diría:

¡ay, novia mía!

¿quieres ser, tú, mi sirena?


EL FARO

Cuando paso

me ve el faro.

Y al pasar

guiña el ojo.

Viejo lobo

de la mar.


BARCA SOÑADORA

Barca blanca de mi mar.

Siempre está atada en la cala

porque dicen que se va.

Que quiere irse a jugar

con los patos de ala blanca.

En la albufera de plata

juegan a barcos del mar.


DESEO MARINO.

Yo quiero besar las olas

y robarle caracolas

a la mar.

Bañarme desnudo a solas

a la luz de las farolas,

estelar.

Yo quiero cantarte mar.

Que bonitas

las palmeras

y las olas,

tus estrellas

y tú,

qué bonito, mar.

Yo quiero besar las olas

de la mar.


LA MONJA DE LA MAR.

En el rincón de una playa

un viejo torreón de antaño

con una pequeña campana,

sueña con ser campanario.

Dicen que en él vive sola

una monja castellana.

Vino un día a ver la mar

y se quedó en su compaña.

Hoy es monja de la mar.

Dicen que vive ella sola,

muy sola en el campanario.

No muy sola. Con las olas,

con la mar, con su rosario.

De ella dicen, que en el cielo

Dios le ha puesto una bandera

brillante como un lucero.

Dicen, que es bella escollera

de los buenos marineros.

Que es ella la campanera

que encauza los derroteros.

Y que es estrella en la tierra

porque su luz es de cielo.

Desde que vive en la playa

no naufragan los veleros.

Y ahora los marineros

no tienen miedo a las aguas.

Ella canta por las velas.

Han dicho todos los peces

que solamente por verla

se metieron en las redes.

Si yo fuera trovador,

si fuera yo medieval

estaría enamorado

de la monja de la mar.

Todas las tardes repica

la monja ¡ay! su campana

para que cien mil luceros

se enciendan sobre la playa.

Todas las noches repica

la monja ¡ay! su campana

para que los marineros

no se duerman en el agua.

Repica y toca, repica

el ángelus cuando el alba

para que sobre los cielos

se despierte la mañana.

Si yo fuera trovador,

si fuera yo medieval

estaría enamorado

de la monja de la mar.


ADIOSES

1 (al mar)

¡Adiós al mar!

Como te diría adiós

si yo me quiero quedar.

Adiós le diré a la playa

y al palmera.

Adiós le diré al olivo

y al limonar.

Pero sin nada me quedo

diciéndole adiós al mar.

Como te diría adiós

si yo me quiero quedar.

2 (…y a ti)

Al mar y a ti

os quiero decir

que voy a partir.

Si me voy del mar

y me voy de ti.

Por eso marinera mía

me quiero quedar aquí.

Acordaos de mí

y llamarme acá

tú y el mar.

Que yo vendré de allá

de allá,

con dos regalos que ví.

Flores de alhelí

y flores de azahar.

Esas para ti

y aquellas para el mar.

3 (deseo)

Quien se pudiera olvidar,

ya que me tengo que ir,

del color azul del mar.

Quien se pudiera olvidar

los besos que yo te dí

entre la tierra y el mar.

Quien se pudiera dejar

en tus labios siempre un beso

sin tenerte que besar.

Quien se pudiera dejar

este querer tan retonto

para que se ahogue en el mar.

Quien se pudiera quedar

contigo, siempre, en el mar.

Quien se pudiera quedar

quien, como quien no lo quiere,

siempre a vivir en el mar.

Contigo, siempre.

Siempre, siempre, siempre, siempre.


NADA ES YA AZUL

Nada es ya azul.

Ni el mar, ni el aire.

Ni el monte, ni el otero.

Solo queda azul tu recuerdo.

Aquí no hay mar,

ni marineras.

Ni el aire lleva adentro

las velas.

Ni el oscurecer es azul

la tierra.

Solo tu recuerdo y tú

estáis de azul,

mi marinera.

Tenía azul el alma,

de tantos besos que tenía.

Tenía azul el cuerpo.

¿Te acuerdas, tú, que lo tenía?

Ya nada tengo azul,

marinera mía.

Ni el mar, ni el aire.

Ni el monte, ni el otero.

Solo tú,

en mí,

eres azul.

Y azul también es tu recuerdo.


MUERTO DE AMOR

Cuando vuelva yo a la mar,

te volveré a besar.

Me voy a quedar dormido,

muero de amor,

molido.

Muerto.

Tanto te voy a besar.

Muerto de amor

me voy a quedar.

Cuando vuelva yo a la mar,

te volveré a abrazar.

Me voy a quedar dormido,

muerto de amor,

molido.

Muerto.

Tanto te voy a abrazar.

Muerto de amor

me voy a quedar.

Cuando vuelva yo a la mar.

Me voy a quedar.

Muerto de amor.


SERENATA DE VERANO

1 (una guitarra viniendo)

Hay dos estrellas arriba

que se acercan en el cielo.

Hay dos estrellas arriba

que en tus ojos yo las veo.

Dos estrellas que enrojecen

cuando en los labios te beso.

Hay dos estrellas arriba

que se acercan cuando quiero

cuando acaricían mis manos

los encantos de tu cuerpo.

2 (otra guitarra a lo lejos)

Cuando van dos caminando,

entre rosas, de la mano,

otros dos van caminando,

sollozando, separados.

Entre rosas y sollozos

todos vamos caminando.

Muchos vamos separados.

Caminando,

todos vamos caminando.

3 (la primera guitarra más cerca)

La gente dice

que está muy feo.

Que yo te abrazo,

que yo te beso,

en los portales,

en plena calle.

Bajo los árboles.

La gente dice

que está muy feo,

pero se callan

que yo te quiero.

La gente dice

(voz de mujer tras una reja)

¿Qué dice eso?

Que diga, diga,

¡que yo te quiero!

4 (la segunda guitarra un poco más cerca)

Cuando doblen las campanas

tu muerte llena de besos,

que se mueran mis sentidos

y mis versos.

Cuando doblen las campanas

por tu muerte,

el alba

que no vuelva ya.

Viviré … ¡qué más me dá!

Que no vuelva el alba

sobre mi ventana.

5 (la primera guitarra agarrada a la reja)

Yo quiero llevarme a casa

tus ojos para guardarlos

cerrados en una caja.

Yo quiero llevarme a casa

tus manos y acariciarme,

entera, toda la cara.

Yo quiero llevarme a casa

tus labios para besarte

cuando a mí me dé la gana.

Yo quiero llevarme a casa

tus pechos y poder ver

como suben, como bajan.

Mujer,

yo quiero llevarte a casa

para tenerte muy cerca

y poder besarte el alma.

Yo quiero llevarte a casa.

6 (guitarras a lo lejos)

Por el cielo caminando

se van solas las estrellas.

Solo yo nunca estoy solo,

que me marcho con mis penas.

Como el mar,

que parece que se queda

y se va.

 

EL BELÉN DE UN POETA puede leerse en el enlace www.wenley.net

Leido en la BIBLIOTECA MUNICIPAL de Castellón, 12 de mayo de 1956.

 

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