NOCHEBUENA EN EL PALMERAL
Chisporrotea la leña desde hace horas en el hogar del salón que da entrada a la masía del “Palmeral”. Una mesa grande ha sido adornada para la cena de Navidad. Este año, además de los amigos de siempre, hay invitados muy queridos, ha venido del altiplano la Alcaldesa Rosario María de las Flores y su sobrino Emeterio, que estuvo un par de años aquí, meditando si se ordenaba sacerdote. Había platos de jamón, quesos de diversas clases y sobrasada y paté para untar en el pan recién cocido en el horno de la masía. Sacaron ensalada, con aguacate, piña, papaya y mango, cubierta de langostinos. Carabineros envueltos en angulas y gambas de Denia. Según Juan son lo mejor de la cena, porque cuando arranca la cabeza de la gamba y la muerde, todos sus jugos inundan la boca y suben por los senos y por toda clase de conductos hasta la nariz. El sabor y el aroma que producen es una sensación única que envuelve toda la cabeza. Después los “hambrientos” tuvieron perdiz guisada con manzanas. De postre, dos fuentes de frutas cortadas, los lichis en platitos, pasteles de moniato, almendrados, turrones y los flanes de yema y de coco que hace Julia cada año. Una cena animada, porque después de las cervezas muy frías, se pasó a un blanco de Bodega Mayo y a un tinto de la Ribera del Duero. Con los postres champagne francés. A la hora del café y las infusiones, triunfó el carajillo de Destilerias Segarra de Chert, una delicia.
Emeterio miraba el Belén que había junto a la chimenea. “Paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad. En realidad sólo fue el primer mensaje. El Niño del Nacimiento creció y dijo más cosas, anunció que volverá a juzgar a todos los hombres. Pero no debemos pensar en un Juez como los que conocemos. No tendrá nada que ver aquel juicio con los de la tierra. No nos preguntarán qué hemos hecho o que hemos dejado de hacer, porque lo que había que hacer, lo hizo Él, muriendo en la Cruz por todos nosotros. Solamente nos preguntarán si le hemos querido, aunque sea un poco; y para que los que le hayan amado, sea un poco, sea mucho, habrá el mismo premio para todos. La primera fila de la eterna contemplación de Dios”.
Roberto, el sociata, le interrumpió: “La Religión es asunto exclusivamente privado y sus cuestiones no son para debatirlas en una sobremesa de amigos”. Bernardino, el sabio, levantó los brazos y exclamó: “¡Que barbaridad!...”. Al mismo tiempo Antonio, el médico, arqueó las cejas presintiendo la que se iba a armar. Muy oportunos los anfitriones se acercaron al grupo, Lola traía una bandeja con vasos y una cubitera con hielo. Juan una botella: “Whisky de veinte años y otros dieciocho que lo he guardado esperando una buena ocasión. Nos ayudará a relajarnos hasta la hora de la Misa del Gallo que celebrará Emeterio, bendecirá e inaugurará la Capilla del “Palmeral”, que hemos reconstruido. El altar está contra la pared de fondo de la chimenea, no pasaremos frío”. Había escanciado en los vasos el licor sobre cubitos de hielo: “Brindemos, Feliz Navidad”.
La alcaldesa de Valdeflores enseñó fotos del monumento erigido a Juan de Dios, el periodista torturado por la guerrilla porque no renunció, ni con las manos cortadas, ni con la lengua arrancada, a expresarse con libertad hasta que lo mataron. También enseñó fotos de los hijos de Lucía de los Amores, la que casó en secreto con un sobrino y de los niños de María Candelaria. A ésta la conocieron en el viaje a Valdeflores, la noche que la nombraron Reina de la Fiesta de las Flores. La cingara de la feria adivinó su porvenir y, en pago de la tirada del tarot, Bernardino le dio su sortija con un rubí. Rosario María de las Flores alabó la cena y Lola y Mariana le aclararon que había sido más económica que otros años por la crisis, pero sabiendo descongelar productos de primera calidad se puede lograr efectos extraordinarios.
12 de Enero de 2010, Diario "Mediterráneo".