Libertad, La idea más sublime del hombre

      Hoy ha muerto la florentina Oriana Fallaci en su ciudad natal a la edad de 76 años. A base de becas logró empezar Medicina, su padre era un simple albañil, pero su deseo era escribir. En sus crónicas, entrevistas y libros resplandece un estilo muy personal, directo, siempre provocador y polémico. Antifacista, se unió a la guerrilla partisana con 14 o 15 años cuando los nazis ocuparon la Toscana. Su único compañero fue el resistente a la dictadura griega Alekos Panagulis al que conoció en 1973, pero tres años después fué asesinado en una calle de la capital griega. En los primeros  años noventa anunció que dejaba de escribir y comenzó su lucha con el cáncer de mama que hoy la ha vencido. Vivía en Nueva York cerca de las Torres Gemelas y tras el 11 S escribió  La Rabia y el Orgullo y  La Fuerza de la Razóon, denunciando el islamismo. El momento en el que abandonas tus principios y tus valores estás muerto; tu civilización está muerta, tu sociedad está muerta. Y punto. Se consideraba una revolucionaria por que hago lo que los conservadores europeos no hacen; y es que no acepto ser tratada como una delincuente.

     Aunque atea, ha declarado sentirse menos sola con las obras del cardenal Ratzinger, Benedicto XVI. Defendía con coraje los valores de la civilización occidental. Fue la conciencia de Europa en estos años, cuando nuestros melífluos políticos se alían con cualquiera y respetan las ideas ajenas aunque las exponga un criminal. Denunciaba que nuestros enemigos se amparan en los derechos humanos, que no nos reconocen, para atacarnos impunemente. Fue una incansable luchadora por la libertad, frente los nazis, frente al comunismo y frente al islamismo, una tiranía adormilada que nuestra sed de petróleo ha despertado y quiere, ahora que es rica porque se nutre del dinero occidental, reducirnos a la esclavitud si nos sometemos y caso contrario matarnos, como ordena el Corán.

Harley-Davidson, estilo de vida

     La primera Guerra Mundial acabó con el Armisticio de Versalles, al día siguiente Roy Holtz, montado en una Harley-Davidson, fue el primer soldado norteamericano que entró en Alemania. El ejercito norteamericano había comprado 20.000 durante la contienda. Entre 1941 y 1945 -II Guerra Mundial- adquirió 90.000.

     En 1903 dos jovencísimos veiteañeros, William Harvey y Arthur Davidson, en el garage de éste, construyeron la primera motocicleta. En los años sesenta las marcas japonesas inundaron Norteamérica de magníficas Honda, Yamaha y Kawasaki. La venta de las Harleys decrecieron y la empresa entró en crisis. Un nuevo grupo de empresarios en 1981, entre ellos William Davidson, nieto de uno de los fundadores, la reflotaron con mejores diseños, p`rimerísima calidad de los componentes y la fidelización de sus clientes. Quien tiene una Harley-Davidson no tiene una motocicleta, vive de otra manera.

Ni ama ni respeta a Lorca

     Que se metan a España en el puto culo, a ver si les explota dentro y les quedan los huevos colgando del campanario. Que se vayan a tomar por el culo estos españoles, ojalá les exploten los cojones y vayan al cielo sus cojones, se vaya a la mierda la puta España. El provocador ahora trata de excusarse y se adhiere a la España democrática, constitucional y de progreso, que en aquellos vómitos y excrementos se refería a la que mató a Lorca. Pepe Rubianes Alegret,  charnego nacido en Villagarcía de Arosa hace casi 60 años, necesita ensuciar su boca para parecer un catalán de origen, pero se público es tan escaso, que se ve obligado a llevar sus mimos y monólogos al resto de España y para excusar, lo que no tiene excusa ni perdón, se esconde tras la muerte de Federico García Lorca. Lo mataron los que, en una u otra orilla, ahondaban un surco profundo dividiendo con odio a los españoles, como hace ahora Rubianes.

     Quién usa así a Lorca, no solo le falta al respeto, demuestra no conocerle, ni amar la poesía de uno de los más excelsos poetas españoles. Federico era republicano, pero no antiespañol, ni mucho menos progre, estaba tan lejos de comunismo como su jinete de Córdoba, lejana y sola.

     Cuando los progres se embarcaron en la entusiasta guerra de anular nuestra civilización occidental, destruyendo todos los conceptos que la componen, trataron de sustituir el arte por la provocación, que a veces sorprende, pero nunca eleva el alma y el sentimiento a las regiones donde el espíritu contempla la belleza.

     Federico sí entendía el arte y sabía lo que era la belleza, toda su obra la rezuma. Para acercarse al pueblo no les llevó monólogos zafios, cuajados de ordinarieces, creó un teatro ambulante, La Barraca, y enfundado en un mono azul de trabajo, en una camioneta recorría los pueblos donde interpretaban el teatro de nuestros clásicos. Lo cuenta Dámaso Alonso: A todo atiende Federico, al tono de la voz, a la posición en escena,al efecto de conjunto. En la plaza de un pueblo, a poco de comenzar la representación a cielo abierto, se pone a llover implacablemente, bien cernido y menudo. Los actores se calan sobre las tablas, las mujeres del pueblo se echan las sayas por la cabeza, los hombres se encogen y hacen compactos: el agua resbala, la representación sigue; nadie se ha movido.

     Hoy recoge la prensa su acusación al Ayuntamiento de Madrid de violar la libertad de expresión y de sentirse como en el pais de los talibanes. Intenta desdibujar la realidad. La libertad de expresión tiene límites en las leyes y en las normas de urbanidad. El rufián no es bienvenido a la mesa de quien insultó. El Teatro Español es del Ayuntamiento de la capital de España y no caben quienes la insultan.

¡A mí la legión!

     De nuestro escaso y profesional Ejército tenemos unos 3000 militares defendiendo la paz en distintas partes del mundo, mientras más de 15000 subsajarianos han invadido -sin armas y sin papeles ¿o es lo mismo?-  las Islas Canarias en sus cayucos, que no cesan de llegar. Y no digamos nada de los que entran por las otras fronteras.A esos no los cuentan, paso libre, sin control. Cuando lleva varios días quemándose el 10% de Galicia sacan unos días al Ejército para ayudar.

     Dice Rodríguez Zapatero que el PP no distingue entre la guerra y la paz, con esa maldad  tan suya de disfrazar el significado de las palabras. Se defiende la libertad, la familia, la patria, los valores de nuestra civilización, y para ello, a veces, es necesario hacer la guerra. La paz o está consentida por todos y no necesita defenderse, o es la paz de los cementerios, o la paz de las dictaduras. Sin duda, si nuestros militares defendieran nuestra fronteras, sin necesidad de disparar como en las misiones a que se les envía, estarían cumpliendo un deber que tanto reclaman los españoles.

Cucharada y media para Elena Salgado

     La Ministra de Sanidad está muy enfadada, su Ley Antitabaco es niguneada por ciertas Comunidades Autónomas, en especial de PP, no comprenden porque no cumplen la ley. A Elena Salgado le están dando de la misma medicina que a todos los españoles da el Gobierno del que forma parte. No puedfen cambiar la Constitución o la Ley de Partidos, pues se la saltan y ya está. No hay más que ver que hacen con Batasuna, con ETA y con su compadre Rafael Vera. Nos están acostumbrando a no cumplir la ley, es lo que predican con su ejemplo. Poco a poco estamos dejando de ser un Estado de Derecho.